Un mundo grande y terrible

  • Análisis de Julio Anguita y Manolo Monereo de la situación actual global y las consecuencias para la clase obrera

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Siete años sin Paco Fernández Buey.

“Lo culturalmente correcto y su primo, lo políticamente correcto, han realizado juntos un desarme unilateral de las ideas antagonistas que han asegurado lo  que se ha llamado con razón y no por casualidad, el orden constituido, el estado actual de las cosas” (Mario Tronti)

Antonio Gramsci calificó como mundo “grande y terrible” al que le tocó vivir y en el que luchó toda su vida contra la explotación y el fascismo. Las cárceles mussolinianas acabaron con su vida de intelectual creador y activo dirigente comunista. Paco Fernández Buey (1943-2012) hizo, en tres trazos magistrales, un resumen de la vida y obra de aquel gigante filósofo y revolucionario. Recordémoslos. Para Gramsci, la “filosofía de la praxis”, no era otra cosa que una herejía de la “religión de la libertad” a la que se oponía con intención de superarla. Y así intuyó, desde su realidad, que en el futuro el filósofo democrático y laico tendría que seguir viéndose las caras con aquella. Es decir, que el pensamiento y la acción transformadora deberían seguir siendo “algo más que liberales”.

La segunda y actualísima aportación gramsciana fue la revalorización de la política en su acepción más noble. Una concepción de la política como ética de lo colectivo. La política, fundamentada en la ética, permite distinguir entre un partido político y una mafia o secta; entre la política (propiamente dicha) y el delito. La tercera aportación de Gramsci fue, y es, el desarrollo de un marxismo especialmente centrado en la dimensión cultural de la lucha de clases, las relaciones reales entre lo público y lo privado y la dialéctica entre el internacionalismo y la persistencia de los sentimientos nacionales.

Hoy estamos también mutatis mutandis ante un mundo “grande y terrible” con problemas radicales que exigen saber interpretarlos buscando las líneas de fractura. El sistema mundo vive hoy un momento fundante que exige una adecuación estratégica a las fuerzas que siguen luchando por la emancipación social. Estamos ante una realidad que se muestra adversa, difícil, conflictiva, inédita en muchos aspectos y de crisis sistémica global; en España, además, de crisis del régimen forjado en la Transición.

El mundo nuevo, diferente y mejor que había prometido la globalización capitalista no ha llegado ni llegará. A las recurrentes crisis financieras se añaden las desigualdades, las guerras comerciales y el retorno (nunca se fue) del proteccionismo. Es más, estamos a la espera de una nueva crisis y lo hacemos como si fuera una ley natural: su llegada es inevitable y no tiene remedio. Nos toca sufrir. Pero, si no proyectamos una acción estratégica contraria, nos tocará también padecer bajo un fascismo administrador de la escasez.

La actitud de la UE y de los países que la integran ante las víctimas de la emigración no sólo evidencia la necesidad de una enmienda a la totalidad de la política europea y occidental sino que, además y cual avestruz, quiere ignorar que a la inmigraciones hijas del hambre y de las guerras (provocadas, casi siempre, por las potencias occidentales como la de Libia) se sucederán las oleadas de gentes desalojadas de sus territorio por el cambio climático y la subida del nivel de los mares. ¿Se piensa en ello?

Un segundo elemento está también delante de nuestros ojos. Vivimos “una gran transición” geopolítica. Vuelve la historia y se pone fin a los sueños de un imperium sin centro y sin potencias hegemónicas. El conflicto entre China y EEUU apenas si está en sus comienzos y marcará un largo ciclo y difícilmente se resolverá sin que actúe la “trampa de Tucídides”, sin la guerra; esta puede adquirir muchas formas. El momento lo podríamos definir así: la política es la continuación de la guerra por otros medios. EEUU, con o sin Trump, sólidamente asentado en el hemisferio occidental, no aceptará la presencia de un Estado que le dispute la hegemonía en el hemisferio oriental (ni en el resto del mundo). Llegarán hasta el final.

Un tercer elemento tiene que ver con la crisis ecológico social del planeta y sus derivas. Para no olvidar: Manolo Sacristán habló ya de crisis civilizatoria del capitalismo, al menos, desde 1973; él y sus amigos dedicaron a esta cuestión una parte significativa de sus biografías ( Adinolfi, Fernández Buey, Candel, Capella, Ríos, Aubet, Sempere, Doménech, Recio, Riechmann, Grau…) No nacimos ayer y difícilmente encontraremos el camino si no sabemos de donde venimos. La crisis ecológica es hoy incuestionable. Los límites del planeta se han sobrepasado ampliamente y sus consecuencias pueden hacerse irreversibles. La barbarie, en muchos sentidos, ya ha empezado. Ahora, de lo que se trata es de frenarla (si estamos a tiempo) y cambiar sustancialmente de posición.

El cuarto elemento significa una novedad histórica radical. Como decía Aníbal Quijano, el llamado descubrimiento de América significó, a la vez, el triunfo del capitalismo, de la modernidad, y del racismo. Han sido cinco siglos de hegemonía político cultural de occidente; esto hoy está terminando. No sabemos si habrá otras “modernidades”. Lo que parece seguro es que la que hemos conocido mutará radicalmente. El mundo aparecerá en su diversidad y habrá que interpretarlo de otra manera. Nos quedan muchas cosas que ver, que redescubrir. Pronto amanecerá África y sus varios horizontes de sentido.

Se podría ampliar lo dicho, pero nos interesa, por ahora, los trazos gruesos. Llegará el momento del pincel fino y de distinguir las luces de las sombras. Frente a eso, ¿qué aparece? Para nosotros, una etapa que definimos como “momento Polanyi”. Como es conocido, hace referencia a la reacción de los estados y las sociedades al predominio de la mercantilización capitalista del conjunto de las relaciones sociales. Nancy Fraser ha hecho un análisis más complejo de este momento. Por cierto, la conocida marxista norteamericana habló hace muchos años de que estamos en una etapa post socialista. Ahora volvemos a ello.

“Momento Polanyi”, etapa post socialista. Hay tres cuestiones que diferencian esta fase de la anterior: a) la cuestión del ideario o del punto de vista; b) el sujeto y los sujetos de la ruptura y c) el lugar, el Estado-nación. Las cuestiones, como se verá, desbordan los límites de un artículo como este. Nos interesa el debate en serio y que sea lo más accesible para las personas. Las tres están muy relacionadas y tienen que ver con las discusiones en torno a la globalización. La primera cuestión, la del ideario, nos parece la más significativa. Por primera vez, en varios siglos, el socialismo, como sociedad alternativa al modo de producir, vivir y consumir del capitalismo, ha desaparecido del sentido común de las clases trabajadoras. Se pueden discutir límites, geografía y hasta topología, pero lo sustancial, para los comunes y corrientes, es que el capitalismo no tiene alternativa. Esto pesará durante mucho tiempo sobre nuestra cultura política. Volver a situar el socialismo en la agenda no será fácil.

Sobre la clase obrera y sus circunstancias se ha escrito mucho y no siempre bueno. Entre fuerzas políticas alternativas y militantes obreros hay consenso en que las clases trabajadoras han perdido centralidad, han sido desarticuladas internamente y su papel como sujetos del cambio ha perdido relevancia. Pero la clase obrera no ha desaparecido y seguirá siendo un sujeto imprescindible para la transformación social. Nadie duda de las dificultades del sindicalismo de clase, de la acción colectiva y del protagonismo de un actor que ha ido perdiendo peso político y capacidad de hegemonía. Los límites entre voluntad y voluntarismo se han estrechado mucho y se entremezclan con un artefacto mediático cultural que invisibiliza a las trabajadoras y a los trabajadores. Es parte de la cultura dominante. Lo que parece inadecuado es dar a la clase obrera por perdida y no intentar, en serio, echar raíces en las viejas y nuevas figuras que componen el heterogéneo mundo del trabajo.

Las recientes elecciones europeas no despertaron demasiado entusiasmo y la polarización buscada (todos contra los populistas de derechas) dieron escasos resultados. Se trataba de organizar el frente Macron-Tsipras. A final, se repartieron el poder Francia y Alemania y a nosotros nos tocó un consuelo llamado Borrell. Había un consenso fuerte: la Unión Europea es la única alternativa posible y los Estados nación, artefactos históricos sobrepasados y carentes ya de fundamentos histórico sociales. Todo lo demás es secundario; es decir, las asimetría de poder interno, las relaciones centro y periferia, la descarnada hegemonía alemana, la constitucionalización de las políticas neoliberales, las desigualdades sociales y el predominio de la oligarquía financiera, la escandalosa supeditación a la política exterior norteamericana. Lo dicho, secundario y reafirmar, una y mil veces, la hipótesis federalista: los Estados Unidos de Europa como grandioso objetivo.

En la UE se da eso que Danilo Zolo llamó “analogía interna” o “analogía doméstica”. La integración europea se intenta explicar de modo simple y sin contradicciones. Se coge como modelo el Estado nación que, con mediaciones diversas, se trasplanta a la futura construcción europea que será un Estado, pero supranacional; es decir, deberá tener el monopolio de la violencia legítima, un sistema judicial unificado, un sistema fiscal propio, seguridad social y relaciones laborales comunes, los mismos servicios públicos (sanidad, pensiones, educación). Y un sistema monetario único, que ya tenemos en la mayoría, configurado como dispositivo-vanguardia para el disciplinamiento de las economías estatales –especialmente las periféricas- desde los criterios marcados por Alemania y gobernados por la mano férrea de un Banco Central omnipotente y, por lo que se ve, omnisciente. Es curioso que la tecnocracia neoliberal requiera, para imponerse, de una ingeniería política jamás soñada por los planificadores soviéticos. Nada más y nada menos, que desmontar Estados con trayectorias de siglos, desarticular sociedades presuponiendo una homogeneidad cultural y social al servicio de una Unión Europea sin pueblo, sin soberanía y sin poder constituyente.

La llamada estrategia funcionalista de construcción europea ha cumplido holgadamente su papel que no era otro que desposeer a la soberanía popular de los diversos Estados de la Unión de su soberanía económica y monetaria. Los Estados Unidos de Europa es ideología, falsa conciencia. Funciona y agrupa a una élite compacta que la UE organiza y legitima. Son los triunfadores de la llamada globalización que necesitan poner fin a las democracias basadas en el conflicto, la regulación del mercado y del Estado social. Lo que se está construyendo no es un proto Estado sino una forma de dominio al servicio de los poderes económicos gobernada, en último lugar, por Alemania. Se suele citar mucho a Hayeck, pero se olvida una cosa importante: defendió un federalismo económico que le quitara a la soberanía popular el control de la economía, pero se opuso con igual fuerza a un súper Estado europeo. Es necesario subrayar este punto: los Estados de la UE no se van a disolver, se seguirán manteniendo como forma de dominio y de control social. De lo que se ha tratado siempre es de amputar la soberanía de los Estados en aquello que pudiera beneficiar al movimiento obrero organizado, a la ciudadanía desfavorecida y a las políticas alternativas al neoliberalismo.

Hay que volver, de nuevo, a Polanyi y a Fraser. La tradición de los grandes partidos marxistas europeos lo tuvieron claro desde la II Guerra Mundial: la construcción del socialismo en torno a un bloque histórico hegemonizado por las clases trabajadoras; el Estado nación como fundamento y la vía democrática como medio. Se podría decir hoy que es demasiado simple, pero se trató de una estrategia bien fundada y con un gran consenso de masas. La clave era una clase obrera y un bloque de fuerzas políticas y sociales con voluntad de gobierno y de poder en una perspectiva de ruptura con el capitalismo.

La idea de un sujeto político y social europeo alternativo a esto es, a nuestro juicio, un enorme error. A las pruebas nos remitimos: ¿Cuántas huelgas generales ha convocado la Confederación Europea de Sindicatos? ¿Qué prácticas alternativas de masas han organizado las clases trabajadoras más allá de sus países? ¿Por qué una izquierda que pretende hacerse europea es cada vez más débil y los nacionalismos de derecha, de extrema derecha u otros supuestamente emancipadores campan por doquier? ¿No hay relación entre este tipo de integración europea, la degradación de nuestras democracias y la pérdida de peso de las clases trabajadoras y de la sociedad? ¿No es paradójico que, a más integración europea, más dependencia de EEUU y menos capacidad para ser un sujeto autónomo en unas relaciones internacionales que cambian aceleradamente?

Solo con metáforas y con caricaturas de la realidad no se hace política. El Estado nación siempre ha sido necesario y, a la vez, insuficiente; imprescindible y necesitado de una visión internacionalista. Su transformación marcará toda una etapa histórica y estará ligada a una democratización sustancial de las relaciones sociales. Defender el Estado democrático, la soberanía popular y los derechos sociales, no solo no es incompatible, sino que obliga necesariamente a una perspectiva internacionalista; es más, diríamos que europeísta en el sentido que De Gaulle pudo definir como tal; es decir, los Estados nación, la patrias, los pueblos, deben de convertirse en los auténticos sujetos de un proyecto civilizatorio, internacionalista y solidario de una Europa europea –no limitada a la UE actual- que quiere construir un nuevo mundo más justo, democrático y en paz.

Sabemos, con mucha precisión, que una salida socialista a la catástrofe que nos amenaza, necesita de una palanca sólida que, para nosotros, son bloques históricos sociales que construyen pueblo, patria y soberanía. El internacionalismo solo será real si se opone a los nacionalismos excluyentes, a la globalización y defiende unas clases trabajadoras que convergen en una humanidad radicalmente diversa.

Cuesta creer que defender estas cosas pueda ser entendido como una provocación. Hay nostalgia, sin duda. La nostalgia de un siglo XX que puso contra la espada y la pared al capitalismo imperialista. Esta herencia de éxitos y fracasos es la nuestra y, sin ella, nunca edificaremos un futuro de liberación social y nacional. Antes hemos dicho que colocar de nuevo el socialismo en la agenda de nuestras sociedades será una tarea muy larga y costosa, pero necesariamente hay que partir de un dato de la realidad: esta sociedad está avanzando en la barbarie y, o construimos desde abajo una alternativa políticamente viable, o seremos, irremediablemente, derrotados. Seguimos defendiendo una estrategia nacional-popular basada en la construcción de poderes sociales, fortaleciendo la unidad desde abajo que fomente el trabajo voluntario, y la auto organización social. Creemos que la izquierda, junto con todas las fuerzas sociales, políticas y culturales que todavía quieren confrontar con la barbarie actual y la venidera, debería volver los ojos al político sardo y prepararse para organizar una resistencia ofensiva en la que el componente ético y programáticamente alternativo sea inexcusable de su existencia.

Apostamos por el topo que sigue actuando bajo la tierra, sin olvidar lo que Lucio Magri nos decía: no olvidéis que el topo está casi ciego.

18 Comments
  1. John Joni Joni says

    Valorando en mucho el análisis brillante de mis dos admirados autores, creo que por razones de espacio (y quiero pensar que es sólo por eso) en él se ignora el cambio de las clases y sectores que sucederá en 20/30 años cuando la robótica, la AI y la learn machine acabe con el 40% del empleo actual y la sociedad quede reducida a bolsas y gethos de homeless y el grueso de la población sea un clase/sector social de consumidores/subempleados, persistiendo los grandes multimillonarios, accionistas de referencia, en los estados/estado de las corporaciones de la tenología de la información que ya comienzan a gobernar el mundo (Morozov). Militando en la izquierda desde hace muchos años y viendo la evolución de las propuestas y los partidos, me sorprende que este nuevo marco del rol trabajo/consumo sea ignorado sistemáticamente por la izquierda en brillantes análisis que suelen basarse en la situación económica/tecnológica del siglo pasado. Puede parecer una boutade, (o tal vez no), pero creo que el día que la izquierda, previamente al análisis y elaboración de propuesta política, comience a leer a Harari, Dans, Cordeiro, Marta Peirano, Kurzweil, etc. y a los guionistas de Black mirror, Years and Years o los Ssueños eléctricos de Philip K. Dick, quizás llegue a entender dónde estamos y donde vamos y que las recetas de la izquierda de hace 40 años no sirven para la enfermedad de la sociedad actual desde una perspectiva de propuesta liberadora. Por no entender, ni siquiera entendemos que ahora, más que trabajadores, somos básica y fundamentalmente consumidores y -permítaseme el chiste malo- el paso teórico para llegar a los soviets de consumidores y de subempleados con rentas marginales pudo prevenirlo Lenin por razones obvias. Ese es el debate, ese, el cambio paradigmático radical, casi aporía, del sistema de producción/consumo y de todos sus epifenómenos en la información y su control, las transnacionales-estado, el relato y ese largúisimo etc. que sistemáticamente apartamos en nuestros análisis. Desde luego no tengo ninguna propuesta, pero deberíamos comenzar por ahí, por no ignorar todo eso. Un afectuoso saludo. Joan Martí

  2. Farrack says

    La poca vergüenza de los comunistas tiene por límite el infinito.
    Una ideología que cuenta sus «salidas al campo de juego» por fracasos. No ha hecho una gestión decente en ninguno de sus intentos. Todo acaba en ruina, hambrunas, miseria, genocidios, desastres ecológicos…
    Y de vuelta la burra al trigo.
    Es un constructo fracasado. Un gobierno formado por los últimos de la clase.
    Como muy bien apuntó Churchill: «“El socialismo es la filosofía del fracaso, el credo a la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria».
    Aquí, pelín menos académicos también tenemos nuestros aforismos al respecto:
    «Tiempo de rojos, hambre y piojos»

    1. migstor says

      Aquí, pelín menos académicos, también tenemos nuestros aforismos al respecto:

      No hay tonto bueno. Y desde luego no hay tonto reaccionario bueno. La tradición democrática no es la de los últimos de la clase, es la de la ciudadanía y libertad para todos sin tener que pedir permiso para existir y no para una minoría privilegiada y ladrona . Los últimos de la clase sois los paletos de Loden raído con tanta ignorancia como mala baba.
      Estúpidos Monereo y Anguita por pensar que por arrimarse a Salvini van a arrancaros de vuestra indigencia intelectual y moral a miserables sin referencias dignas.

      1. Farrack says

        En buena justicia, en este mundo, el que lleva un Loden o conduce tal o cual modelito de cochazo y todos esos mantras que manejáis los izquierdosos, no suele ser precisamente el último de la clase, ni estudiar en centros rodeados de gentuza navajera. Sino todo lo contrario.Pero ¿tú qué leches vas a saber si donde esta clase estudia, a ti ni te dejan sacar la basura? Y menos si estos centros están en Suiza, USA o Canadá.
        Que te vaya bien con tu hipoteca y en tu barrio. Ten cuidado con los MENAS, que no te roben, violen a tu chavala o te ocupen tu vivienda.

        1. Varan Rosev says

          No, por lo general esos a los que te refieres ya vienen con la fortuna heredada (fortuna forjada mayoritariamente a través del robo) y saben poco de las estrecheces que pasa la gente que no tiene la suerte de nacer en una cuna de oro, esos a los que llamas «gentuza navajera», a los que los derechosos no os queréis acercar, no sea que se os pegue alguna «cosa de pobres», pero a los que paradójicamente necesitáis para seguir manteniendo vuestra infame estructura social de ganadores y perdedores.
          Y mastica bien ese asqueroso clasismo que rezumas, no sea que te atragantes con él.

          1. Farrack says

            No solo por el robo, que también los hay, si no mira a Bono, Iglesias y todo ese lumpen de caninos que ahora viven como rajás en lo mejorcito de Madrid.
            La mayoría, en contra de vuestras mentiras, se han hecho a base de esfuerzo. Y muchos vienen o venimos de abajo o no muy alto.
            Pero claro, los hay que sin subvención no van ni al baño. Y como también muy bien apuntó Thatcher «El socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero… de los demás».
            Y es esa actitud en la gente lo que critico.
            Ahora, por echar horas, a mí no va a venir nadie a contarme nada. quizás por mis propias limitaciones.

          2. Varan Rosev says

            No, amigo, baja de la nube, la mayoría de los ricos no se han hecho con esfuerzo, no desde luego con el esfuerzo propio, la mayoría de las grandes fortunas se hacen mediante el robo o la herencia (del robo), y no me refiero solamente al robo de los que desvían dinero público, sino también a los que pagan sueldos de miseria mientras aumentan sus dividendos. Después están los que por tener una vivienda con aire acondicionado, un coche y un smartphone os creéis que formáis parte del selecto grupo de la élite económica, pero ya veréis cuando venga la próxima recesión y veáis que el colchón es cada vez más pequeño.

            Ahora, en alusión a Bono e Iglesias. No sé en qué aspectos te parecerán iguales Bono e Iglesias, pero el primero tiene de rojo lo que yo de marqués, y a estas alturas tampoco hace falta explicar que tener el carnet del PSOE no te hace ser de izquierdas. Y respecto a Iglesias, yo no sé el problema que tenéis los derechosos con que haya gente de izquierdas que viva bien o relativamente bien, sobre todo teniendo en cuenta que los bienes adquiridos (con hipoteca por cierto) han sido pagados con su salario, de manera totalmente legítima, no haciendo triquiñuelas fiscales ni desviando fondos públicos a través de sociedades «off-shore», ese tipo de prácticas son más del gusto de la derecha. No justifico los lujos innecesarios, pero tenéis grabado a fuego en vuestro ideario que ser de izquierdas (de manera honesta) implica vivir como un pordiosero.

            Y por último, primero Churchill y ahora Thatcher… menudos ejemplos para el mundo. Se nota que eres el típico petulante perdonavidas venido a más que se ha tragado hasta la última coma de esa bomba de humo que dice que cualquiera con esfuerzo puede hacerse rico (y se os olvida mencionar que todos no pueden ser ricos al mismo tiempo, que para que haya ricos tiene que haber pobres que de una forma o de otra los enriquezcan con su trabajo), un tipo que se cree que puede mirar a la gente por encima del hombro porque las cosas le hayan ido medio bien hasta ahora.
            Dice la frase de tu oráculo que el socialismo fracasa cuando se les acaba el dinero de los demás… ya me gustaría a mi ver el triunfo del capitalismo sin la explotación, sin la apropiación del fruto del trabajo ajeno.

        2. migstor says

          No he dicho nada de todo el mundo que lleva un Loden. He hablado de lumpen ignorante y reaccionario de Loden raído. Como tú.

          Tengo la hipoteca ya pagada con mi trabajo, gracias 🙂 y la chavalita es una señora a la que no le llegas ni a los tobillos en dignidad y cultura; que además de clasistas, los paletos fachas como tú vivís en un mundo imaginario con visión de casino de pueblo de los años 30.

          Ayer los judios, hoy los okupas, los negros y los MENAS. A los tarados siempre os engañan con alguna mierda con que creeros mejor que alguien en vuestra pequeña vida indigna.

          1. Farrack says

            Lo que sí que es raído es vuestra ideología. Me alegro de que tu trabajo te haya dado sus buenos frutos. Eso es el capitalismo. Se premia el mérito. Lo contrario es lo que ha desmoronado siempre aquellas naciones donde la izquierda ha gobernado. Y siempre.
            También celebro que tu pareja sea de tan alta dignidad y formación. No sé si de doctorado (de los de antes, no como el Cum Fraude del gandul que ocupa hoy la Moncloa) aunque viniendo de la izquierda, eso de la cultura hay que ponerlo siempre en cuarentena.
            Y mi vida, ya te aseguro, que de indigna no tiene nada. Siempre según los baremos establecidos. Si tú tienes otros. No sé, soviéticos, chavistas, norcoreanos…

          2. Varan Rosev says

            Y dale con la fantasía de la meritocracia… si realmente quien más gana fuera quién más trabaja, ¿cómo es posible que haya gente trabajando 12 horas al día por 800 euros al mes (y la mitad en negro) y que otros ganen miles de euros en solo unas horas, incluso antes de levantarse de la cama?

            ¿Países desmoronados? qué fácil es hablar de países desmoronados como quien habla de una ley natural omitiendo que a ninguno de esos países se les permitió desarrollarse en condiciones normales, sino muy al contrario fueron sometidos constantemente a tido tipo de agresiones (bloqueos, embargos, sabotajes, y hasta invasiones militares). ¿Qué hay de Haití, de Guatemala, de Honduras, de Somalia, de Madagascar, de Níger, de la República Centroafricana (que es un país lleno de riquezas minerales, y su gente es de las más pobres del planeta)? ¿los ha desmoronado el socialismo?
            También hay ejemplos de países con sistemas socialistas o semi-socialistas que fueron desmantelados para implantar economías de mercado, como Afganistán, Yugoslavia, Irak o Libia. ¿Ha llegado ya el maná de la riqueza a sus poblaciones y aún no me he enterado?

          3. Farrack says

            ¿No tuvieron los distintos gobiernos de la URSS libertad total para aplicar la política que más les conveniese, y durante 70 años?
            Sencillamente es que es una ideología fracasada, liderada por burros y seguida por unos aún más cernícalos.
            Es una realidad, y además respaldada no solo por la Historia, sino por estadísticas. Y a lo que no estoy dispuesto es a discutir lo que los números evidencian.
            Bueno, cambio y corto. Entro en este medio digital como el que va al Zoo. A ver especies (e ideas) en extinción.

          4. Varan Rosev says

            Pues no, no tuvieron libertad total durante 70 años, te vendría bien repasar esa historia a la que das patadas como si fuera un balón de playa, repasar su origen, la guerra civil, el bloqueo total, el acoso internacional y las invasiones militares de múltiples ejércitos en distintas épocas que tuvo que soportar.

            Aplicando tu lógica, cualquiera diría que la mayor parte de los países del planeta están liderados por burros y cernícalos, pero es que si nos ponemos a rascar, hasta en el país teóricamente más rico del mundo hay cerca de 50 millones de pobres https://www.elmundo.es/america/2011/09/13/estados_unidos/1315926205.html ¿era esto el éxito del capitalismo? ¿o es que al final todos son burros menos tú?

            Y si realmente quieres ver especies en extinción no tienes que entrar aquí, sino asomarte al Mediterráneo, que es donde se acaba la poca humanidad que os queda a los de tu calaña.

          5. migstor says

            Primero, mi mujer es de licenciatura y master y una trabajadora; que haya podido estudiar no la hace mejor que si fuera frutera; pero lecciones las mínimas. Segundo , el trabajo existía antes del capitalismo, lo mismo que el mercado. Si yo he podido vivir ha sido muy a pesar de las lacras del sistema, no gracias a ellas. Eso se lo cuentas a los que se aprovechan de lo demás . Tercero, como eres tan tonto y tan ignorante no sabes que los valores emancipadores son los de la democracia y la libertad y no tener que pedir permiso a nadie para vivir, valores sin los cuales no tendríamos ninguno ni derechos políticos ni sociales . Tu sigue con tus menas, tus negros y tus ocupas escupiendo odio e ignorancia. Y no tengo que ver con Venezuela, Corea y la URSS (les deseo lo mejor a sus pueblos pero lamento su trayectoria por las grandes esperanzas depositadas en ellos que han sido frustradas por variadas razones) así que esos mantras los dejas para los de tu calaña.

            Paletos de casino de pueblo que no creeis más que necedades… Sí, el sufragio universal, la jornada de 40 horas, el trabajo, la rueda y el aire que respiramos los inventó «el capitalismo». Los trabajadores no son ricos porque son vagos y tontos y la riqueza la crean los poderosos y tú eres uno de ellos. 😀

            Cuando tus amos a los que lames las botas para quienes no eres más que basura nos quiten los derechos que nos quedan vas a ver lo que son las cosas.

            Que tu vida es miserable e indigna… no hay más que leerte.

          6. Farrack says

            Vale chaval.
            Cuando retoméis la iniciativa en las operaciones en ese intento de ganar hoy lo que perdisteis en el 36 (esa soba que os dieron ¿recuerdas?) me avisas.
            Bueno tengo que dedicarme a cosas más útiles que estar departiendo con asnos.

          7. Varan Rosev says

            Ah, que la historia se acabó en el 36… Por fin salió a la superficie la podredumbre, ya decía yo que olía bastante fuerte a naftalina.

            Y si tienes tantas tareas útiles que atender, ¿qué haces aquí un día tras otro vomitando bilis? ¿te has quedado sin mamertos en tu zona a los que meterles con embudo tu catequésis? ¿o simplemente eres un troll de mierda?

    2. Varan Rosev says

      Lo dices como si la alternativa que decís los derechosos que no tiene alternativa se caracterizara por erradicar la hambruna, la miseria, los genocidios o los desastres ecológicos. Y vienes aquí, dándotelas de académico, a intentar convencer al personal de que lo mejor que se puede hacer es aceptar que el mundo sea injusto, que dejemos de dar la murga con eso de la justicia social y que aceptemos que el mundo se divide en ganadores y perdedores.

      Y para ponerle la guinda lo coronas con las frases de un personaje que si por él fuera la mitad del mundo seguiría en régimen colonial. Lecciones de gente como tú las justas.

      1. migstor says

        Que no te engañen las citas. De académicos nada, tipos como éste sólo saben repetir consignas baratas. Y sí, Churchill era un pedazo de hijo de puta.

        Como ha salido el nombre de Antoni Doménech aprovecho para enlazar una maravillosa conferencia donde habla de los valores emancipadores.

        https://www.youtube.com/watch?v=M4A2Kx2Wa7s

  3. migstor says

    Un mundo terrible es este en el cual referentes de la izquierda y en nombre de sus valores juegan al tercerismo pardo coqueteando con los fascistas y usando su lenguaje contra sus críticos. Y Sacristán y Domenech os collejarian por filisteos (en el mejor de los casos) No tengáis el rostro de nombrarles siquiera.

    Por cierto , en una presentación de un libro de Aglietta el gran Toni Doménech, hace ya unos años, hablaba de escenarios posibles –por ponerse en lo peor para estar preparados, decía– «puede pasar que Grecia sea derrotada, Podemos pincha y sus resultados en Andalucía pasan a ser los mejores y a partir de ahí todo se cae , Marine le Pen gana las elecciones, Izquierda Unida desaparece, los verdes se hacen pardos y Die Linke se vuelva caquera (como el KKE) … eso puede pasar.» Es una amenaza terrible, decía ,la tendencia al KKE para la izquierda europea ahora y también para IU ahora que se la come Podemos.

    De su peor escenario posible aún no se ha cumplido lo de Le Pen ni lo de Izquierda Unida desapareciendo, por suerte . Pero resulta que en lo demás acertó un montón y ahí tenemos a estos señores cumpliendo exactamente la tentación parda y KKE que vaticinaba Toni para ese peor escenario posible.
    No me lo invento
    https://youtu.be/WpCU8aFAjBM?t=4494

    ¿Decreto Dignidad? Rojipardos enloquecidos .
    ¿Momento Polanyi? Momento KKE/Dugin/Salvini/Fusaro… el vuestro

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