La violencia de los piropos

Las declaraciones efectuadas por Ángeles Carmona, presidenta del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), sobre la necesidad de erradicar los piropos ha creado un debate inesperado, cuando en la realidad cotidiana de nuestro país el piropo no está generando alarma alguna.

La cosa está clara. Las declaraciones de Carmona sobre el piropo como una "invasión de la intimidad de las mujeres, incluso cuando es bonito" están relacionadas con una pregunta sobre un vídeo de denuncia ¡realizado en Nueva York! (ver abajo) han sido magnificadas. Parece que hubiera ocurrido, como en otras ocasiones, que la presidenta del Observatorio de la violencia doméstica y de género desviara el foco de atención del tema de la violencia de género, pero no. Indica que se ha recrudecido a lo largo del 2014, incluyendo el cambio de rol de los y las jóvenes con un incremento en los índices de violencia de chicos a chicas como hemos denunciado en varias ocasiones desde cuartopoder.es, o los importantes datos de denuncias falsas. En este punto, Carmona recuerda que “Es un porcentaje tan mínimo que realmente es muy inferior al de falsos testimonios de cualquier otro delito”, señalando a continuación que el de las denuncias falsas es “un mito acreditativo de la resistencia tan grande que todavía existe en la sociedad” para erradicar la violencia de género. Y nada de esto ha sido resaltado. Lo que suscita el interés es el asunto de los “piropos”.

Desde cuartopoder.es hemos conversado con Sara Vicente, coordinadora de programas de prostitución de la Comisión para la Investigación de los Malos Tratos a Mujeres (CIMTM), y Marisa Soleto,  directora de la Fundación Mujeres sobre las declaraciones de Carmona y el significado del piropo.

Para Sara Vicente “No se pueden prohibir legalmente todas las manifestaciones de machismo, no todo se puede atajar usando el Código Penal, pero sí podemos y debemos educarnos en el respeto a la dignidad de las mujeres, en no ser cosificadas, manejadas y usadas”. Sobre el piropo, manifiesta que “lejos de ser un halago, es una manera de infravaloración y de cosificación de las mujeres, y para erradicarlo la clave está en una educación igualitaria y no sexista”. Considera que Ángeles Carmona ha perdido una oportunidad para “hablar de la educación machista recibida como causante de los asesinatos de cientos de mujeres” en estos diez años de vigencia de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género y de hacer hincapié en que “los jueces apliquen la ley, que se está dejando de aplicar cada día más”.

Marisa Soleto, por su parte, señala que “el piropo no existe. El mito del hombre galante que le dice una lisonjería a una señora sólo existe en el cine. Pero hubiera merecido una aclaración por parte de la señora Carmona”. Para Soleto, “las principales damnificadas, que son las mujeres jóvenes, están saliendo a las redes sociales, para decir ‘¡Váyanse ustedes para casa! ¡Déjennos en paz!’”. La directora de la Fundación Mujeres es rotunda al indicar que “irrumpir en la intimidad de las mujeres, decirles 'babosadas', que es lo que se ve en el vídeo, no se puede considerar más que acoso callejero”.

Así pues, el retroceso que vivimos no exige, de momento, que volvamos a llevar alfileres como arma de defensa, al estilo de las abuelas, aunque la falta de educación en valores esté llevando a los jóvenes a parecerse a sus bisabuelos.

 Primicias WTF (Youtube)