Florentino, Sebastián y las gasolineras del futuro

El presidente del Real Madrid y de la constructora ACS, Florentino Pérez, vivió el 6 de abril un martes de gloria. Después, a lo largo de la semana, recibió peticiones de asiento en el palco para ver el Madrid-Barça hasta de la Casa Real y, por supuesto, de La Moncloa. Dejemos el balompié y vayamos a la política, al martes de gloria de Florentino. Por la mañana, el ministro de Industria, Miguel Sebastián, le abrió las puertas de las gasolineras del futuro en un acto presidido por José Luis Rodríguez Zapatero para presentar los incentivos a la implantación del vehículo eléctrico. Y por la tarde, socialistas y CiU, aprobaron la famosa “enmienda antiblindaje” que le facilitará a dos años vista el salto y asalto a la presidencia de la eléctrica con capital español más importante: Iberdrola. Cierto es que su actual presidente, Ignacio Sánchez Galán, no se quedará quieto.

Del origen de la famosa enmienda que obliga a las sociedades anónimas participadas a modificar sus estatutos, eliminando las cláusulas limitativas del derecho al voto de los accionistas, ya se ha dicho casi todo. Vale recordar como resumen que los legisladores la han llamado “enmienda florentina”. Los diputados socialistas se la encontraron de la noche a la mañana en un cuerpo tan extraño como la reforma de la ley de auditoría. Desconocían la autoría. Sólo sabían que venía del Gobierno, que es de donde suelen venir estas cosas. La vicepresidenta Elena Salgado manifestó su despiste al respecto. Cundió la incertidumbre hasta que Sebastián aclaró que la medida figuraba en el programa electoral socialista y, como sabemos, los programas hay que cumplirlos.

Sobre el segundo motivo de satisfacción de Florentino ese martes de gloria, el coche eléctrico, conviene subrayar la capacidad de anticipación de este hombre. Convencido de que para hacer negocios hay que adelantarse al futuro y sabedor de que, como dijo el gran publicista Eulalio Ferrer, el que bosteza está muerto, Florentino ha movido los hilos (de cobre y de fibra de vidrio en este caso) para beneficiarse de la instalación de millones de puntos de recarga del coche eléctrico en toda España. Serán las gasolineras del futuro. Se instalarán en los aparcamientos públicos urbanos, las grandes superficies y los parkings privados, a razón de uno por cada cuatro vehículos. El plan nace con el cordón umbilical conectado al erario público: 600 millones de euros para echar a andar, y con el compromiso de numerosos ayuntamientos de sustituir el diesel por las baterías en sus flotas de vehículos. El enchufe es el futuro.

Para acometer las nuevas infraestructuras o gasolineras del futuro, Florentino, obsesionado con la presidencia de Iberdrola, ya cuenta con la Sociedad Ibérica de Construcciones Eléctricas (SICE), filial de ACS, a la que Sebastián ha adjudicado, a modo de aperitivo, un contrato de suministro de 6 millones de bombillas de bajo consumo. Eran 9 millones de euros de nada, la mitad del plan de regalo de una lámpara por hogar que, si nos atenemos a lo que dice el  portavoz del PP en la materia de energía, Antonio Erías Rey, sólo han llegado al 20% de las casas. Gran parte de esas lámparas se han comprado en China, en contraste con los sucesivos expedientes de regulación de empleo que sufren los 1.300 trabajadores de la única fábrica española, Cegasa. Pero esa es otra historia. Lo importante ahora es el futuro: el coche eléctrico y los enchufes de Florentino que nos ayudarán a remontar la crisis, dicen Zapatero y Sebastián.