ETA recauda 2 millones de euros y Batasuna decide sobre 300

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Rubalcaba, durante su entrevista de ayer en La 1. / Efe

La banda terrorista ETA mantiene una estructura que los expertos estiman en medio centenar de “liberados” y aunque no ha conseguido matar en España desde que asesinó en Palma de Mallorca con una bomba-lapa a los guardias civiles Diego Slavá y Carlos Sáenz de Tejada, el 30 de junio de 2009, sus fuentes de aprovisionamiento siguen funcionando y cobrando el impuesto revolucionario a unos 2000 comerciantes y empresarios vascos. El presupuesto de la organización oscila entre dos y tres millones de euros al año.

Por su parte, los activistas de la izquierda abertzale controlada por Batasuna administran 300 millones de euros en los 24 municipios en los que gobiernan. El brazo político y social de ETA no quiere renunciar a su cuota económica y de poder en el País Vasco y espera que los jefes de la organización terrorista amplíen el alto el fuego del que informaron el domingo vía video a la BBC con carácter indefinido.

Este es el contesto económico en el que ETA ha irrumpido en el comienzo del curso político provocando un torrente de tinta y comentarios que no beneficia a los trabajadores que preparan la huelga del día 29 de septiembre contra el hachazo a las conquistas sociales, y que ha dado lugar a todo tipo de especulaciones, incluida la afirmación del ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, de que el Gobierno está detrás de la tregua.

El ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, que ya en julio pidió a Mayor Oreja y a otros dirigentes del PP que no confundan la mediación internacional entre Batasuna y ETA a la que se han prestado algunas personas, entre ellas, el letrado surafricano Brian Currin, encargado de entregar el video a la BBC, con gestión alguna del Gobierno, ha ratificado la decisión del Ejecutivo de no hablar con ETA hasta que emita el comunicado definitivo: su disolución y la entrega de las armas.

El compromiso antiterrorista entre Zapatero y Rajoy es firme, por más que Oreja dude del primero. Otra cosa es que la izquierda abertzale consiga convencer a los jefes de ETA que dejen las armas y opten por la vía política. Pero, puesto que ETA no renuncia a la dirección política, tanto Rubalcaba como Rodolfo Ares y el lehendakari Patxi López entienden que Batasuna tendrá que seguir el camino de Aralar si quieren concurrir a las elecciones.

Los lectores y coleccionistas de los boletines Zutabe de la banda, entre los que se cuenta Rubalcaba desde mucho antes de ser ministro del Interior, saben que los términos “proceso democrático”, pronunciados en euskera por la encapuchada de rostro azafranado y chapela, en vez de “proceso de paz” significan el tránsito del autogobierno vasco actual a “la autodeterminación y la territorialidad” (Número 110 de Zutabe). Y que las palabras “alto el fuego” son un “instrumento político” para utilizar cuando convenga (Zutabe de abril de 2003).

El triple no de Rubalcaba a un diálogo político que sería un balón de oxígeno para ETA, Batasuna y el llamado foro soberanista –“El Estado le va a decir una y otra vez no, no y no”, afirmó el ministro-- es la respuesta lógica al comunicado. Su afirmación de que “ETA para porque no puede más” y ha decidido un parón táctico “para reconstruirse” y proseguir su estrategia criminal sería lo único creíble mientras los etarras no demuestren lo contrario.

3 Comments
  1. Mariano says

    Que se vayan al infierno, esa gentuza montada en la industria del miedo. Hay que botarlos de una vez.

  2. jmav says

    ¿Cómo quieren abandonar las armas, sin dejar de imponer el impuesto revolucionario?.

    El impuesto revolucionario se paga por miedo a la inclusión de ser atentado por terroristas.

  3. Artículo de Las Provincias de la Comunitat Valenciana says

    Artículos

    La fantasía de los pistoleros

    06.09.10 – 01:07 –

    El contenido del texto que ETA ha enviado comunicando la tregua de sus acciones terroristas debería incluirse en los exámenes de selectividad para el acceso a la Universidad española. Sería un ejemplo perfecto para que los estudiantes analizaran la retórica populista, el lenguaje rimbombante al servicio de la demagogia o la paranoia conceptual disfrazada de símbolos manidos y obsoletos. Toda esa podredumbre ideológica de ETA sostenida por la amenaza de las armas, ahora momentáneamente paralizadas, se resume en una fantasía perversa que se alimenta de aspiraciones presuntamente liberadoras. Nadie en su sano juicio puede dejar de sentir un profundo vómito intelectual mientras lee el comunicado de la banda terrorista. Y también una náusea moral.
    Pocos ejemplos mejores que un texto como este de los asesinos para constatar la pérdida de noción de la realidad y el ciego fanatismo que tienen los terroristas. Precisamente esa mezcla de utopía justificadora de la atrocidad adornada con palabras sublimes como libertad, pueblo o lucha caracteriza el lenguaje de los fanáticos. Y es que es necesario mitificar la realidad y darle una apariencia alegórica para defender ideas totalitarias y cometer las más terribles barbaridades. Veamos un trozo de esa perversión ideológica:
    «La lucha a favor de la libertad del Pueblo Vasco ha guiado siempre la actuación de ETA y, pese a todas las dificultades, seguimos manteniendo esa responsabilidad. Con humildad pero con determinación, con la ambición de ganar. El Pueblo Vasco lo merece».
    Lucha, libertad, pueblo, ahí tenemos los ídolos y el altar en los que cualquier sacrificio está permitido, incluidos el derramamiento de la sangre o la muerte cívica de muchos ciudadanos. Además resulta tristemente jocoso que estos descerebrados hablen de responsabilidad cuando son la viva representación de la barbarie y de la irracionalidad. Pero el monstruo continúa muy vivo y no puede evitar las referencias a su «ambición de ganar». Cueste lo que cueste, incluida la vida de las personas, habría que añadir.
    Dentro de la creación del mito, la fabricación de una historia a la medida trufada de tópicos elevados a la categoría de verdad inmutable resulta imprescindible. Más bazofia nauseabunda al respecto: «Ha transcurrido ya medio siglo desde que ETA organizara a los ciudadanos frente a la estrategia salvaje de negación y aniquilación del Pueblo Vasco y, con las armas en la mano, se empeñara en la lucha en favor de la libertad. Desde entonces, son cientos los hombres y mujeres que han traído a esta organización su ilusión y pasión, lo mejor de ellos mismos. Ciudadanos comunes que generación tras generación se han unido, desde diferentes procedencias, tras un mismo objetivo: el País Vasco y la libertad».
    En la estética terrorista la creación de mártires es fundamental. Son iconos, santos de una fe revolucionaria y dogmática que supuestamente han dado su vida por una causa superior. El comunicado no puede olvidar a sus «mártires» ni a los que están entre rejas y por eso habla de que «ETA y, en general, la izquierda abertzale han perseverado en la lucha. Y el coste a pagar no está siendo pequeño: tortura, prisión, exilio e, incluso, la muerte».
    Planteado el mito con toda su parafernalia: retórica ideológica, palabrería al uso, conceptos inmutables con sus respectivos mártires y demonios, es la hora para los terroristas de ir al grano y de plantear sus ancestrales objetivos: «Hemos demostrado que el marco autonómico constituye un camino yermo para satisfacer los deseos de los ciudadanos vascos, que no es más que un instrumento para incidir en la división y la desmembración del País Vasco. Y hemos superado, una tras otras, las medidas encaminadas a neutralizar la lucha de liberación».
    Finalmente, los asesinos de ETA se permiten darnos una lección de democracia y nos llaman, como no podría ser de otra forma, fascistas: «El Estado español es consciente de que Euskal Herria se encuentra en una encrucijada, y de que aún puede optar por la opción de la independencia. Por eso, semejante ofensiva fascista. Quieren que las condiciones del cambio político se pudran en la desesperanza del bloqueo: desviar el debate político para evitar la resolución democrática y ahogar el deseo popular en esta situación de excepción». Y por si a alguien le quedaba alguna duda, esta frase de lo más reveladora: « Sin confrontación no se puede superar la negación y la cerrazón».
    Eso sí, hechas las advertencias oportunas, realizadas las amenazas al uso y puestas las pistolas sobre la mesa, ETA efectúa su envenenada propuesta de negociación en la que implica, como ya es habitual en su estrategia, a la comunidad internacional: «ETA se reafirma en el compromiso con una solución democrática para que, a través del diálogo y la negociación, los ciudadanos vascos podamos decidir nuestro futuro de forma libre y democrática. Si el Gobierno de España tiene voluntad, ETA está dispuesta, hoy igual que ayer, para acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático. Así se lo hemos hecho saber también a la comunidad internacional».
    Los terroristas terminan haciéndonos saber que ya tomaron la decisión de no llevar a cabo «acciones ofensivas» y nos advierten de que será solo cuando «los derechos del Pueblo Vasco sean reconocidos y garantizados cuando se abra la puerta a la verdadera solución al conflicto».
    Esto es lo que hay: postulados antiguos, propaganda ideológica y demagogia terrorista. ¿Y es que alguien esperaba otra cosa? ETA recibe los golpes, pero no parece cambiar sus planteamientos de fondo. Mientras sufre el acoso de la fuerzas de seguridad, sus fantasías siguen vivas; cada vez más alejadas de la realidad y, por tanto, más peligrosas en un momento dado. Como los terroristas mencionan en el comunicado, «no hay atajos». Efectivamente, no los hay, ahora más que nunca es cuando el Estado y los ciudadanos tenemos que ser firmes.

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