Miedo a Pujol y CiU: sólo un vecino se atreve a llamarle "corrupto sistémico"

El vecino Jordi Pujol i Soley es visto como un fraude ambulante por algunos habitantes de Queralbs, la localidad del Pirineo de Girona donde veranea desde hace años, pero muy pocos se atreven a llamar a las cosas por su nombre. "Hay miedo, manda CiU y nadie quiere complicaciones", dice un joven cartero para interpretar la ley del silencio que reina en este pueblo de 170 vecinos que se multiplican por cinco en verano gracias al atractivo turístico del valle de Nuria: senderismo, montaña, saltos de agua, iglesia del siglo X, cuevas, fósiles del Paleolítico. Sólo un hombre que vende quesos se atreve a decir que ese personaje es "el sistémico corrupto que hay".

El silencio sobre Pujol empieza por la alcaldesa Inmaculada Constants Ruiz, de CiU, que es una mujer "muy, muy ocupada", según dice su secretaria. No tiene ni cinco ni dos minutos siquiera para hablar con un periodista. "Déjeme su teléfono y el correo electrónico y ella le llama", añade la secretaria. El viejo truco prevalece sobre la verdad de la palabra: de la regidora, nada.

El silencio se extiende al comercio. Reyes despacha en alimentación Alessa y contesta con un "no opino" a la pregunta de si la presencia de Pujol es positiva, negativa o indiferente para la localidad. En otra tienda, Alimentación Francesc Torner, las tres dependientas con contratos de temporada y salarios mínimos obedecen la consigna de no hablar de ese señor. "Le hemos visto por aquí, viene a comprar, pero ninguna de las tres queremos hacer declaraciones", dice una joven sudamericana.

Un vecino que pide preservar su identidad explica que la presencia de Pujol "no ha provocado tanto revuelo como cabía esperar". No se refiere a las protestas vecinales con pancartas, que todavía no se ha producido ninguna, sino a la afluencia de periodistas y curiosos. "Tampoco vamos a tirar piedras al veraneante", añade otro. "Aquí somos gente civilizada", sostiene un tercero. Ninguno parece indignado por el presunto fraude, el enriquecimiento y la ocultación de la riqueza en el extranjero del que fuera presidente de Cataluña durante veinte años y de sus hijos, unos fieras acumulando riqueza.

El encargado de los apartamentos Fontalba afirma que la presencia de Pujol "es indiferente". Y a la pregunta de si un tipo que no paga impuestos mientras dicta leyes para los demás no genera un cierto rechazo, contesta: "Estoy trabajando y te tengo que dejar". La jefa del hostal restaurante Les Roquetas dice: "Mire, no pienso hablar del tema". La responsable de la tienda de artesanía Blanc dice: "¡Ay, nada, nada, ni una palabra!" La peluquera de Géminis, Ana Cabrera, se llama Andanas y tampoco quiere saber nada. "No es que los vecinos sean cobardes, es que aquí se conocen todos, la mayoría vive del comercio y hay miedo a posibles represalias", dice el cartero.

De pronto, el dueño de la fromatgería Herbacol-La Casanova, se convierte en la excepción. "Ese señor en cuestión forma parte del sistémico que hay". Se refiere a la "corrupción sistémica". No espera que lleguen los indignados, los otrora llamados "perroflautas" ni que se produzca una manifestación de rechazo, pero no oculta su opinión "muy negativa" sobre el personaje.

En cambio, otro comerciante y responsable de los Apartamentos Xix entiende que "lo que haya hecho es cosa suya y allá se las verá con Hacienda y con la Justicia", dice. "Lo que está claro es que nos ha dado publicidad gratuita; antes mucha gente no sabía donde estaba Queralbs y ahora lo sabe, lo demás son cosas de él", repite. De él y de los asesores que le han recomendado saludar a los vecinos que le deben favores y comportarse como si fuera uno más, un tipo honrado.

Mientras el expresident, de 84 años, prepara su defensa con los abogados y asesores fiscales que se desplazan a su lugar de veraneo, y medita su comparecencia en el Parlament, el portavoz del PSOE en materia fiscal, Pedro Saura, presentó el lunes un escrito en el Congreso pidiendo la comparecencia del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, para que explique si Pujol o algún miembro de su familia se acogió a la amnistía fiscal de Rajoy. Y también para pedir una vez más que se hagan públicos los nombres de los casi 30.000 defraudadores que se beneficiaron de la decisión gubernamental.