El PSOE recupera tirón y Sánchez ofrece gobiernos progresistas

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El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante  su comparecencia en la sede federal del partido comentar los resultados electorales. / JuanJo Martin (Efe)
El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, anoche, durante su comparecencia en la sede federal del partido para comentar los resultados electorales. / JuanJo Martin (Efe)

El PSOE se mantiene como primera fuerza política indiscutible de la izquierda, y eso, para su secretario general, Pedro Sánchez, es un dato a tener en cuenta, sobre todo, después de que hace solo cinco meses la formación de Pablo Iglesias, Podemos, lo aventajara en intención de voto. En su lectura urgente de los resultados electorales, Sánchez destacó los signos de “recuperación” del partido y anunció su voluntad de articular “gobiernos progresistas para un cambio seguro”.

No hubo triunfalismo pero sí optimismo en las palabras del nuevo dirigente del PSOE, porque en los diez meses que lleva de mandato entiende que la organización se ha recuperado y la renovación ha funcionado, como lo prueba el hecho de haber remontado los resultados de las elecciones europeas con cerca de dos millones de votos más que hace un año. Mandaba entonces su antecesor Alfredo Perez Rubalcaba y la tendencia era favorable al emergente Podemos, que ha actuado como un revulsivo para los socialistas, aunque Sánchez no lo dijo.

Claro que para los adversarios internos, el resultado de Sánchez es peor de lo que se podía esperar. El propio Eduardo Madina sugirió días atrás que si no se superaba el 27% del voto obtenido en las elecciones de hace cuatro años, con el Gobierno de Rodríguez Zapatero en fase terminal y Pérez Rubalcaba consolando a los barones derrotados, estaríamos ante un fracaso más imputable al dirigente y su equipo que a ningún otro. El PSOE se ha quedado en el 25% del voto, dos puntos menos que en 2011 y que el PP. Ergo si ese era el listón de Madina, el fracaso es evidente.

En las comparaciones de trazo grueso funcionan las falacias propias de la era de Pericles, cuando los sofistas reñían muchísimo. Una falacia habitual consistía en prescindir de uno o más datos fundamentales como, en este caso, el hecho de que en 2011 los jóvenes indignados estaban acampados en la Puerta del Sol y en numerosas plazas principales de otras ciudades, y ni Podemos existía ni se presentaba a las elecciones en competencia directa con el PSOE. El giro de Iglesias y sus compañeros hacia la moderación socialdemócrata después de recibir la transferencia directa del voto de IU tenía precisamente la intención táctica que a Madina no se le escapa.

Distinta y distante fue la interpretación de la presidenta andaluza en funciones, Susana Díaz, sobre el buen resultado en los ayuntamientos pese a no superar al PP más que en Huelva. “El batacazo del PP en Andalucía tiene relación con su actitud irresponsable respecto a la gobernabilidad de esta comunidad autónoma”, dijo, como si el electorado hubiera votado menos al partido de Mariano Rajoy, Javier Arenas, Teofila Martínez y Juan Manuel Moreno Bonilla por obstaculizar su investidura.

Lecturas interesadas aparte, la Ejecutiva del PSOE se reune esta misma tarde para analizar sosegadamente los resultados y decidir el planteamiento más conveniente para lograr mayorías progresistas y gobernar al menos en la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón y Baleares, donde las urnas han aflorado mayorías sociales progresistas. A ello se suma el rescate de Extremadura y la victoria en Asturias. Si la alianza se mantiene, los socialistas podrán seguir gobernando con Coalición Canaria. Y si llegan a un acuerdo con Miguel Ángel Revilla, podrán desplazar al PP en Cantabria. En Madrid, el color del Gobierno dependerá de si Ciudadanos apoya o no al Partido Popular de Cristina Cifuentes.

Aunque la voluntad de cambio es indudable, la proximidad de las elecciones generales condiciona, según reconocen los dirigentes socialistas, la posibilidad de un acuerdo general, de modo que habrá que examinar caso por caso e ir a pactos capilares para no solaparse ante los electores en los comicios de noviembre. En todo caso, si se respeta la mayoría social, habrá gobiernos progresistas, lo que, de paso, ayuda políticamente a Sánchez a resolver el trámite de las primarias como candidato a la presidencia del Gobierno.

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