Magdalena Valerio, del 'grupo de sabios' del PSOE, pide a González que no "distorsione"

La diputada socialista Magdalena Valerio, integrante del grupo de expertos designados por Pedro Sánchez para perfilar el programa electoral y de gobierno, califica de “distorsionantes” las manifestaciones del expresidente Felipe González, que aseguró que el dictador Augusto Pinochet respetaba más los Derechos Humanos que el presidente venezolano Nicolás Maduro. “Se le debe escuchar, pero su opinión no puede estar condicionando la acción del partido”, dice en una conversación con cuartopoder en la que también critica la “actitud timorata” del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y la falta de agilidad de las instituciones de la UE ante la avalancha de refugiados que vienen huyendo de las guerras en Siria, el norte de Irak, Libia y otras zonas de África. Sobre Cataluña espera que los resultados del domingo desmientan a las encuestas.

Valerio figura entre los socialistas que no están de acuerdo con que González interprete la historia por sus vicisitudes personales. “Los jarrones chinos tienen un papel que cumplir en este partido, pero hay veces que pueden ser distorsionantes”. En referencia a la comparación entre el dictador militar chileno que se encumbró al poder a sangre y fuego y el presidente venezolano elegido democráticamente, proferida por González, señala que “hay veces que es mejor callarse a tiempo porque algunas afirmaciones pueden ser distorsionantes, desacertadas o dar lugar a interpretaciones que condicionen la acción del partido. No quiero cargar las tintas porque cada uno es libre de opinar y contar su experiencia, pero bueno, ahí está y puede causar más o menos daño”.

La opinión de Valerio salta al hilo de la apuesta socialista por un “pacto intergeneracional” que combine la experiencia de los mayores con la fuerza y la “visión más limpia” de los jóvenes. Pone el ejemplo de una familia. “Los abuelos deben ser escuchados para que la suma de la experiencia y los condicionantes con la vitalidad y el empuje de los hijos y los nietos produzca el mejor resultado”. Sobre el “desapego generacional”, mayoritariamente implícito en las fuerzas emergentes (Podemos y Ciudadanos), reconoce la responsabilidad de los partidos tradicionales: “No hemos sabido atajar a tiempo los casos de corrupción que desgraciadamente hemos tenido en todos los partidos”. Y remarca el 'todos'. “Ahora mismo no hay ninguno con alguna cota de poder que no haya tenido algún corrupto en sus filas". También deplora que “algunos no han sabido, querido o podido tomar medidas a su debido tiempo; incluso los han protegido: Luis, se fuerte” (Mensaje de Rajoy a su tesorero Bárcenas).

Ve a Podemos como un partido político que “intenta cambiar el sistema desde dentro” y opina que la formación de Pablo Iglesias será un aliado imprescindible para rescatar los derechos sociales y “también políticos” liquidados por la derecha en los últimos cuatro años con la excusa de la crisis. “En Castilla-La Mancha, la comunidad que mejor conozco porque he sido concejala de Guadalajara y consejera del gobierno autonómico, nadie nos perdonaría que no hubiésemos sido capaces de alcanzar acuerdos con Podemos para acabar con un gobierno arbitrario y antisocial que repugnaba incluso a sectores de la derecha”. “Lo que diferencia a los socialistas del PP - añade-  es nuestra capacidad de acuerdo con las demás fuerzas, con Podemos, con Ciudadanos y con los nacionalistas. Hemos pasado de gobernar en dos autonomías a hacerlo en siete y con participación en otras dos”. En cuanto a la formación que dirige Albert Rivera, la ve como “un fenómeno potente” que restará muchos votos al PP y también algunos al PSOE.

Para esta mujer que acaba de superar un cáncer de mama y a la que Sánchez ha confiado el área de bienestar social -es funcionaria y ha pasado por el Imserso y por la Seguridad Social- lo mejor que podría hacer Rajoy ante la crisis de los refugiados es aceptar la mano tendida del PSOE para un pacto de Estado con todas las fuerzas políticas, los sindicatos y las ONG. “No es un tema de un día ni de un fin de semana, sino de muchos años y el Gobierno tendrá que contar con las fuerzas políticas, las autonomías, los ayuntamientos y las organizaciones no gubernamentales”. En su opinión deberían estar funcionando los “corredores humanitarios” desde hace meses. “No estamos ante una materia opinable, sino ante una obligación”, afirma antes de criticar la “penosa” tardanza de la UE y la renuencia y falta de propuesta del Gobierno español, espoleado por los ciudadanos y la oposición. Evita opinar sobre si parte del presupuesto de la OTAN, que se ha demostrado incapaz de frenar la agresión del tirano sirio Al Asad contra su pueblo, debería destinarse a ayudar a los refugiados.

Ya sobre el área programática dentro del “grupo de sabios” o “gobierno en la sombra”, términos que considera inexactos, afirma que "la implantación de una renta mínima vital” está cuantificada, es perfectamente viable e irá en el programa electoral y de gobierno porque resulta necesaria en un país con cinco millones de desempleados y con 2,8 millones de niños de familias que sobreviven por debajo del umbral de la pobreza".

La conversación se extiende a la situación deficitaria de la Seguridad Social, al crecimiento de “los falsos contratos a tiempo parcial” (se contrata por dos horas al día aunque la jornada sea completa) y a las trampas empresariales propiciadas por la reforma laboral del PP. “No sólo es necesaria más que nunca - añade - la fortaleza de la política para acabar con el fraude fiscal y a la Seguridad Social, poner a la banca, las grandes fortunas y a los beneficios en su sitio y que paguen los impuestos proporcionales, sino que hay que blindar los derechos sociales con la reforma de la Constitución”. Comprende que no será fácil, porque, como le contaba su profesor de derecho constitucional Luis Sánchez Agesta, la parte de la Corona y los derechos fundamentales es muy rígida y requiere tres quintas partes de los diputados y senadores y el referendo vinculante, pero “proponemos que la Sanidad, las Pensiones y los derechos sociales queden consagrados, junto con la Educación, como derechos fundamentales que el Estado tiene la obligación de garantizar”.

Valerio, que no oculta sus “sentimientos contradictorios” sobre la decisión del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero de acometer los primeros recortes sociales en 2010 sin consultar a los electores, lo que le llevó después a pactar con Rajoy la reforma del artículo 135 de la Constitución para tranquilizar a los mercados de capitales, reconoce que “la credibilidad es muy fácil de perder y muy difícil de recuperar, pero hemos sido y somos el partido de los derechos sociales y del Estado del Bienestar”. Y solo pide una cosa: “Que no nos equiparen al PP; ni somos iguales ni parecidos ni merecemos que nos metan en el mismo saco, por favor”.