El Rey reclama "empleo digno", fortalecer la sanidad y la educación públicas y reducir desigualdades

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El mensaje de Navidad del rey Felipe VI de Borbón, el segundo desde que alcanzó el trono, ha destacado por su contenido social al reclamar que se aproveche el crecimiento económico para crear empleo, y empleo de calidad, fortalecer la educación y la sanidad y combatir la creciente desigualdad. Ha defendido la unidad y la vigencia de la Constitución frente al soberanismo catalán. Y ante el nuevo mapa político surgido de las urnas el pasado día 20 ha abogado por un nuevo estilo de mando o una nueva forma de hacer política, “basada en el diálogo, la concertación y el compromiso”. También ha apostado por el fortalecimiento de España en la UE y en las instituciones internacionales.

La exigencia de una política más social ha sido inequívoca en el sentido de que "todos deseamos un crecimiento económico sostenido", pero un crecimiento que, según ha dicho, "permita crear empleo --y empleo digno--, que fortalezca los servicios públicos esenciales como la sanidad y la educación, y que permita reducir las desigualdades, acentuadas por la dureza de la crisis económica". Una interpretación cabal de estas palabras equivale a una enmienda a la totalidad de la reforma laboral impuesta por el Gobierno de Mariano Rajoy con la mayoría absoluta del PP que ha precarizado más que nunca el empleo, ha abatarado como nunca el despido y ha reducido los salarios como nunca se había visto desde la restauración democrática.

El monarca ha sido sensible a los recortes en sanidad y en educación y, también al hecho de que España sea el país de la OCDE en el que más ha crecido la pobreza y la desigualdad en los últimos años. Felipe VI cree que la mejora de la economía es una prioridad para todos y entiende que "todas las instituciones tenemos un deber con los ciudadanos, las familias y especialmente los más jóvenes, para que puedan recuperar lo que nunca se debe perder: la tranquilidad y la estabilidad con las que afrontar el futuro y la ilusión por un proyecto de vida hacia el mañana".

Diálogo político y probidad

Aparte el mensaje social, el estrictamente político ha estado marcado por las elecciones del 20D. “La pluralidad política, expresada en las urnas --ha dicho-- aporta sin duda sensibilidades, visiones y perspectivas diferentes; y conlleva una forma de ejercer la política basada en el diálogo, la concertación y el compromiso, con la finalidad de tomar las mejores decisiones que resuelvan los problemas de los ciudadanos”. “España inicia una nueva legislatura que requiere –ha añadido-- todos los esfuerzos, todas las energías, todas las voluntades de nuestras instituciones democráticas, para asegurar y consolidar lo conseguido a lo largo de las últimas décadas y adecuar nuestro progreso político a la realidad de la sociedad española de hoy”.

A renglón seguido ha pedido probidad y honradez a los responsables políticos y administradores de lo público, y ha reclamado “unas instituciones dinámicas que caminen siempre al mismo paso del pueblo español al que sirven y representan; y que sean sensibles con las demandas de rigor, rectitud e integridad que exigen los ciudadanos para la vida pública”.

En esta ocasión el jefe del Estado ha elegido el Palacio Real de Madrid en vez de su residencia oficial de La Zarzuela “para expresar con la mayor dignidad y solemnidad la grandeza de España” y, subrayar que esa sede palatina, “que es de todos los españoles”, recoge siglos de historia común y nos ayuda a entender el presente y a orientar el futuro. “Creo sinceramente que hoy vivimos tiempos en los que es más necesario que nunca reconocernos en todo lo que nos une”. Sus invocaciones a la unidad y a la vigencia de la Constitución han jalonado todo el discurso, de 12 minutos de duración.

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Felipe VI, durante su mensaje de Navidad. / Ángel Díaz (Efe)

Vigencia de la Constitución

Así ha recordado su discurso de proclamación para subrayar que en la España constitucional caben todos los sentimientos y sensibilidades, caben las distintas formas de sentirse español; de ser y de sentirse parte de una misma comunidad política y social, de una misma realidad histórica, actual y de futuro, como la que representa nuestra nación”. Ha defendido la vigencia constitucional que nos permite ser “un gran Estado, cuya solidez se basa hoy en unos mismos valores constitucionales que compartimos y en unas reglas comunes de convivencia que nos hemos dado y que nos unen; un Estado –ha dicho-- que reconoce nuestra diversidad en el autogobierno de nuestras nacionalidades y regiones; y que tiene en el respeto a la voluntad democrática de todos los españoles, expresada a través de la Ley, el fundamento de nuestra vida en libertad”.

Para el rey “tenemos (tengo) muchas razones para afirmar que ser y sentirse español, querer, admirar y respetar a España, es un sentimiento profundo, una emoción sincera, y es un orgullo muy legítimo”. Y ha añadido que con esas razones y sentimientos haremos honor a nuestra historia y “fortaleceremos nuestra cohesión nacional, que es imprescindible para impulsar nuestro progreso político, cívico y moral; para impulsar nuestro proyecto común de convivencia. Porque ahora, lo que nos debe importar a todos, ante todo, es España y el interés general de los españoles”.

En otro momento ha valorado el consenso de la Transición, sin citarla, y ha destacado “la auténtica y generosa voluntad de entendimiento de todos los españoles, el sincero espíritu de reconciliación y superación de nuestras diferencias históricas y el compromiso de las fuerzas políticas y sociales con el servicio a todo un pueblo, a los intereses generales de la Nación, que deben estar siempre por encima de todo”. "Es la gran lección --ha dicho-- de nuestra historia más reciente que nunca debemos olvidar”. Y ha añadido, en referencia a las fuerzas separatistas catalanas, a las que no ha citado, que tampoco debemos olvidar que la ruptura de la Ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, solo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento".

"Unidad y continuidad de España"

 Para el monarca "nuestro camino es ya, de manera irrenunciable, el del entendimiento, la convivencia y la concordia en democracia y libertad. Por ello, respetar nuestro orden constitucional es defender la convivencia democrática aprobada por todo el pueblo español; es defender los derechos y libertades de todos los ciudadanos y es también defender nuestra diversidad cultural y territorial”. Su mensaje en este punto ha concluido con un llamamiento a “la serenidad, la tranquilidad y la confianza en la unidad y continuidad de España”. “Un mensaje –ha dicho-- de seguridad en la primacía y defensa de nuestra Constitución. Y un mensaje de esperanza en que la reflexión serena, el contraste sincero y leal de las opiniones, y el respeto tanto a la realidad de nuestra historia, como a la íntima comunidad de afectos e intereses entre todos los españoles, alimenten la vigencia de nuestro mejor espíritu constitucional”.

Al referirse a nuestra realidad europea ha citado el desafío del terrorismo yihadista y el drama de la inmigración y ha pedido que la voz de España se oiga en la UE y en los foros multinacionales. “Todos hemos sentido la indignación y el horror ante los atentados que han costado la vida a compatriotas nuestros, ante los terribles crímenes de París y de otros lugares del mundo, que son auténticos ataques a nuestro modelo de convivencia y a los más elementales valores humanos. Y todos nos hemos conmovido ante el drama de los refugiados que llegan a nuestras fronteras huyendo de la guerra, o el de los migrantes angustiados y acosados por la pobreza. Ante estos desafíos, y otros muchos como el de la lucha contra el cambio climático, es necesario que la voz de España se haga oír en la Unión Europea y en las instituciones internacionales en todo aquello que afecta a nuestras convicciones y a nuestros intereses vitales”. También en este punto ha invocado la unidad “porque el mundo de hoy exige naciones fuertes, responsables, unidas, solidarias y leales a sus compromisos con sus socios y aliados y con el conjunto de la comunidad internacional”, ha dicho.

Su colofón de buenos deseos “para seguir escribiendo la historia contando con todos: hombres y mujeres, jóvenes y mayores, nacidos aquí o venidos de fuera” ha estado trufado de consejos: “Debemos mirar hacia adelante, porque en el mundo de hoy nadie espera a quien solo mira hacia atrás; debemos desterrar los enfrentamientos y los rencores; y sustituir el egoísmo por la generosidad, el pesimismo por la esperanza, el desamparo por la solidaridad”. Y ha terminado pidiendo que tengamos fe en nuestro país, nuestra capacidad y nuestro talento antes de concluir deseando a todos una muy Feliz Navidad, Eguberri on, Bon Nadal, Boas Festas y un próspero año 2016.

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