My Thai, punto y aparte

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Captura de la página de facebook de My Thai. /mythaitatoo
Captura de la página de facebook de My Thai. / mythaitatoo

Conocí a María Menchaca en una cena organizada para tratar de echar una mano a la esposa encarcelada en Tailandia de Frank de la Jungla. Aquella cena acabó como el rosario de la aurora en más de un sentido. Pero todo cunde. Quedó el contacto con María, una mujer de armas tomar que hace nada se ha asociado con Leo Millares, artista tatuador (por sus agujas han pasado desde Dalma Maradona y el Kun Agüero hasta Alejandro Sanz, Marta Sánchez, Sara Carbonero y el productor musical de Pink Floyd) para crear My Thai, un espacio verdaderamente insólito en el cogollo de Madrid.

Está en la calle Monte Esquinza 11 y se presenta como un centro de tattoo, estética y masaje de desacomplejada inspiración tailandesa. María es una chiflada de ese país, al que viaja siempre que puede y donde siempre ha fantaseado con irse a vivir. Por supuesto nunca es tan fácil. Pero una siempre se puede desquitar montándose una pequeña Tailandia portátil y a medida.

Algo tendrá el agua cuando la bendicen y algo tendrá Tailandia cuando tanta gente interesante pierde el oremus por ir, no una sino muchas veces. ¿Será la famosa amabilidad local? ¿El turismo sexual? ¿El clima? ¿La gastronomía? ¿Los masajes? Sin duda estos últimos forman parte de la leyenda y anidan en el corazón del concepto My Thai.

Para los que me vayan conociendo: no tengo costumbre de comentar ni mucho menos recomendar en mis blogs aquellos establecimientos donde como, bebo, me psicoanalizan o me hacen la manicura. Mi alergia a la publicidad es tan alta que las pocas veces que me compro ropa de marca, hago todo lo que puedo por ocultarla, para que no se note. No quiero ser una chica Almodóvar ni una chica Armani Exchange.

Pero este caso es distinto. My Thai es distinto. Es otra dimensión. Es otro ángulo. María me dejó en manos de Marina, que más que una masajista parecía un cisne. Yo rumiaba mis prevenciones porque el masaje tailandés tiene fama de ser duro, expeditivo, poco placentero en el momento, a no ser que por placer se entienda que te den de castañas hasta en el carnet de identidad. Después te quedarás divina, pero en el momento, cuando despiadadamente te percuten y retuercen…

El caso es que Marina era la pura suavidad, pura poesía manual. Salí atónita por la calidad del masaje, el segundo mejor que me han dado en mi vida (sólo una gitana catalana que yo me sé tiene mejores manos que esta Marina) y salí también estremecida por la idea de que emerger de My Thai en plena hora punta de Madrid era como ser expulsada de un cálido útero directamente en medio de la selva. La paz que el sitio atesora se vende cara en la jungla del asfalto.

Prometí volver, cosa que no sé si haré, ya se sabe que la vida tiende a ser más complicada que agradable. Una vive trágicamente convencida de que no tiene tiempo de ir a tomarse un té, relajarse, aguardar el masaje redentor, hacerse un tratamiento facial, un alargamiento de pestañas, un tattoo con Leo…

En resumen, My Thai es como un pequeño y compacto paraíso que alguien se ha atrevido a poner en pie en estos tiempos de privación y tribulación, cuando se supone que hay que ir más al grano que nunca, no dejarse distraer por lo inefable.

¿Seguro?

4 Comments
  1. cangrejaplayera says

    Me he perdido en «como salir expulsada de un càlido ùtero directamente en mitad de la selva»… really?????

  2. Enrique Gonzalez Duro says

    Sofisticada y cursi prensa rosa, tal vez avalada por Albert Rivera, Isabel San Sebastian, Alfonso Rojo y Jimenez Losantos

  3. Anónimo says

    Me encantan tus artículos. Por cierto, cada día estás más guapa, joía.

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