Albert se viste de luces

Albert Rivera presenta su programa económico en el Círculo de Bellas Artes, flanqueado por Luis Garicano y Manuel Conthe. Yo no pude ir pero tenía muchos amigos allí que me mandaron fotos del llenazo y otros me llamaban para cotillear excitadísimos. Por fin una puesta de largo notoria e inequívoca de Ciutadans en Madrid. Ya nadie puede dudar de que han cruzado el Rubicón del Ebro, de que no trabajan sólo por Cataluña sino por toda España. ¿Catalanes en Madrid? Collons, no! Si fueran sólo catalanes no habrían tenido tantos problemas en la Cataluña tomada por los catalanofreaks, ¿no les parece? ¿No les parece que hay que ser muy español, dicho en el mejor de los sentidos, para haber hecho lo que ha hecho Albert Rivera en Barcelona?

Desde el fantasma de la Operación Roca todo el mundo tiene miedo de que se estrelle en España una opción política nacida en Cataluña por el mero hecho de serlo. Pero es que no hay color, insisto, entre Albert Rivera y Miquel Roca. Este último era un nacionalista catalán metido a reformador de España a lo Cambó, pero sin atreverse, ay, a cortar el cordón umbilical con el Gran Timonel y Masover Jordi Pujol. Ahí era nada pretender ser el cabeza de la lista liberal de Garrigues Walker y además, como quien no quiere la cosa, candidato de CiU al Congreso. Resultado, cero diputados para el PRD… aunque CiU sacó el mejor resultado en Madrid de toda su historia.

¿Moraleja? España no odia ni teme a los políticos catalanes si estos le hablan claro y de corazón. Si estos se entregan al proyecto común, convencidos, como dice Rivera, de que el último pueblecito de Girona es tan España como el Paseo de la Castellana. Esa es la mentalidad. Todos juntos para salir de esta.

Pero no todo van a ser flors i violes y piropazos a lo bueno que está Albert, no sólo políticamente. También me entran mensajes críticos. Hay quien por ejemplo lamenta que haya hecho suyo un programa económico “muy de centro-izquierda, pura socialdemocracia, yo de este chico esperaba otra cosa”. Sin duda lo más cómodo es no definirse, dejar soñar a todo elector que las cosas van a salir exactamente como él quiere. Pero tarde o temprano hay que dar la cara.

Miren, en esto de la economía yo diría que cada vez va contando menos tener razón, la razón pura de toda la vida, como tener soluciones. Si algo demuestra la historia reciente es que hay fórmulas liberales que han funcionado muy bien y otras no tanto. Fórmulas socialdemócratas que han sido innegables palancas de progreso y otras que han sido puras paladas de negror. ¿Entonces? Bueno, habrá que bajar a lo concreto y al perpetuo riesgo de equivocarse.

Yo creo que la manera más rápida de entender el programa económico de Albert Rivera y de Ciutadans no exige ni siquiera una gran familiaridad con las obras de Luis Garicano. Basta hablar cinco minutos con su padre, con el padre de Albert Rivera. Regenta el hombre desde hace muchos años una tienda de electrodomésticos. Me contaba un día que, desde que va la crisis, se ha hinchado a vender calefactores y estufas de pequeño formato. Porque la gente dejó de poner la calefacción y se puso a buscar maneras más tradicionales y más baratas de calentarse.

La realidad es eso, ¿saben? La realidad es la clase media.

Como lo otro de regalar peces y enseñar a pescar… ya me perdonarán los señores andaluces que se han picado con la frasecita, por la cual Albert Rivera ha pedido perdón. Pues mira, yo esto no lo habría hecho. Pedir perdón, digo. ¿Pero no se dan cuenta de que la madre de Albert Rivera es de Málaga? ¿No comprenden que él es más uno de los suyos que muchos de estos que les tocan el lomo y les dicen que tienen sangre de reyes, y luego se lo llevan todo crudo con los ERE? Hay que desconfiar del que te halaga y te roba. Del que te hace creer que eres una raza superior y elegida y luego te postra en los recortes y en la desinversión y se lo lleva muerto a Suiza. Los catalanes sabemos mucho de eso, ¿sabes? Para palmo de narices el nuestro, que nos estamos sacudiendo como podemos el pez -o mejor dicho la raspa- pujolista para volver a empezar desde cero a aprender a pescar.

A lo mejor tenemos que aprender más juntos. Y desconfiar menos los unos de los otros por haber nacido aquí o allí, sobre todo cuando aquí y allí son lo mismo.

¿Hace?