«En París no se han aprobado medidas concretas contra el cambio climático»

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Javier Andaluz, responsable de la campaña sobre el clima de Ecologistas en Acción. / Ecologistas en Acción.

Finaliza la cumbre COP21 que se ha desarrollado en París desde el pasado 30 de noviembre contra el cambio climático. En ella han participado cerca de 200 delegaciones y ayer se llegaba a un acuerdo por el cual se insta a las partes a "mantener el aumento de las temperaturas por debajo de los dos grados con respecto a los niveles preindustriales" y se les anima a "perseguir los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5 grados". La satisfacción por parte de Naciones Unidas y de muchos de los países participantes no tiene parecido con la valoración negativa que los grupos ecologistas hacen del acuerdo. Estas organizaciones advierten de que "es decepcionante e insuficiente al carecer de herramientas necesarias para luchar con eficacia contra el calentamiento global" y de que "no se ha apostado por un cambio de modelo basado en las renovables, optándose por consagrar la mercantilización del clima". De esta manera, Ecologistas en Acción no duda en considerar el acuerdo como decepcionante y Greenpeace asegura que los compromisos son insuficientes para lograr el abandono de los combustibles fósiles. Los colectivos ecologistas recuerdan que el acuerdo no es vinculante para las partes. En París ha estado durante estos días Javier Andaluz, responsable de la campaña de clima de Ecologistas en Acción, que analiza para cuartopoder.es lo debatido y acordado en la cumbre.

— ¿Cómo valora el resultado de la Cumbre?

— Hemos perdido una oportunidad grande, histórica. En el acuerdo de París no se ponen medidas concretas contra el cambio climático. Se ha llegado a un acuerdo, algo que es mejor que no tener nada, pero es vago e indefinido y no recoge medidas eficaces. Se ha perdido la oportunidad de conseguir medidas eficaces contra el cambio climático. El acuerdo es una serie de palabras bienintencionadas, pero cuando se analiza ves que no establece medidas concretas ni vinculantes para los países. Esto hace que no tengan por qué cumplir con lo acordado, aunque prevé un mecanismo para que se llegue a convertir en el futuro en vinculante para los países. Uno de los grandes problemas que tiene el acuerdo es que no sólo se habla de la emisión de gases de efecto invernadero, sino que habla de gases de efecto invernadero en comparación o en contraste con los sumideros de carbono de los países, una medida de compensación en la que no sólo se valorarán los gases de efecto invernadero emitidos, sino también los bosques o mares que actúan como sumideros, así como las inyecciones de carbono en el subsuelo. Todos los elementos relacionados con la importancia de los Derechos Humanos en el texto del acuerdo han desaparecido. La descarbonización de la economía no está en el acuerdo. Los países tenían que financiar con 6.000 millones de dólares, pero no se contempla esto dentro del acuerdo, por lo que se puede deshacer en futuras cumbres.

Se ha perdido también la oportunidad para impulsar las energías renovables y  la desinversión en combustibles fósiles. La necesidad de la ONU de encontrar un documento que fuera aplicable a todas las partes hace que el acuerdo caiga en favor de Arabia Saudí o de las grandes potencias petroleras.

— ¿Considera que hay algún avance, algo positivo, en esta cumbre?

— Positivamente se puede valorar el que tengamos un acuerdo, en él se menciona el grado y medio como límite en el aumento de la temperatura global, pero no es funcional, sólo se menciona. Recoge los dos grados y en la medida de lo posible el grado y medio, para ser exactos. Como positivo también podemos decir que va a ser aplicable a todas las partes, que es el primer acuerdo internacional en el ámbito del cambio climático que tenemos, pero aún así nos cuesta mucho entender cómo se va a llevar a la práctica, si no existen mecanismos para ello. Cada cinco años se podrán revisar los mecanismos al alza o para igualarlos, es un avance porque no se contempla el que se revisen a la baja. Nuestros mecanismos de desarrollo limpio que vienen heredados de Kyoto se mantienen. Se hace alguna referencia a la ciencia, algo que puede ser efectivo de aquí a algún tiempo. En el 2023 se revisará por primera vez y se actualizarán los compromisos, y en el año 2020 comenzará la ratificación a la ONU, esperemos que mediante estas ratificaciones, la ONU consiga que se adapten los países al horizonte de los dos grados.

—  ¿Qué países y partes implicadas han sido las que más reacias se han mostrado a las exigencias de los ecologistas?

— Estas negociaciones son muy complejas. Los países petroleros han impedido que se hablara sólo sobre las emisiones y el carbón y han introducido el balance de las emisiones con los sumideros que hemos explicado antes, los bosques, el mar... Este ha sido uno de los grandes bloqueos. No se ha hablado de la descarbonización. Por otro lado, Estados Unidos ha considerado que el acuerdo era difícilmente asumible  si establecía una obligación nacional. Los países del sur, por su parte, siguen presionando para que exista una financiación adecuada, la cual no queda recogida dentro del acuerdo, lo que es un punto peligroso.

—Frente a esta insatisfacción por el acuerdo, desde Ecologistas en Acción siguen llamando a la movilización y a la acción ciudadana...

— Tenemos muy claro que ante este tipo de acuerdos será la ciudadanía la que demuestre que es posible la reducción de las emisiones y otros modelos de producción y consumo. Los grupos que se han manifestado en París durante los últimos días son bastantes. Al final se demostrará que, por ejemplo, en Europa se pueden reducir más las emisiones de lo que se comprometen los países. Hay una gran permeabilidad de nuestro sistema económico para las energías limpias y la ciudadanía lo va a demostrar. Será la ciudadanía la que tenga que parar las emisiones y acuerdos como el TTIP e impulsar un nuevo modelo de energía y de movilidad. Es por donde, al final, va a venir el cambio auténtico, sobre todo porque vamos a ver cómo el cambio climático será cada vez más evidente en nuestro día a día.

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