Los almuerzos gratis de Pedro Sánchez

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Jesús Cuadrado *

Jesús_CuadradoNo hay “almuerzos gratis”. No sé si en economía este aforismo tan usado tiene vigencia, pero en política es inapelable. Pedro Sánchez comete un grave error si cree que los votos de Podemos, que han permitido tanto poder institucional al PSOE, son gratis. Todo el mundo ha entendido que el líder socialista, más que liquidar a Carmona, que quería entrar en el gobierno municipal de Madrid, lo que pretende realmente es debilitar a Carmena. Pero, que Podemos te salve los muebles y a la vez participar en un plan para liquidar al partido de Iglesias no es una estrategia, es un callejón sin salida. No, en política, no hay “almuerzos gratis”.

¿Dónde ondea la bandera del cambio?

A cuatro meses de las elecciones, en la política española hay muchas incógnitas y alguna certeza. En la opinión pública se ha instalado, como vuelve a mostrar el barómetro del CIS de agosto, la exigencia de cambio del gastado y corrompido sistema de la Transición, así como que ese cambio depende de Podemos y Ciudadanos, se les piense votar o no. Nadie espera del PSOE, vedado todo proceso interno de regeneración, o del PP, que pongan fin al inútil Senado, Diputaciones, Consejos Consultivos y tantos órganos del despilfarro. Al contrario, saben que, cínicas declaraciones, o Conferencias estériles aparte, han convertido estas instituciones en canonjías para los suyos, y a la política concertada de la Transición en un sistema en el que una clase política compite por empleos, más que por la defensa de intereses colectivos. La gente lo sabe y lo ve cada día.

“Se recompone el bipartidismo”. Esa es la valoración que han hecho de la última encuesta del CIS todos los grandes grupos mediáticos. ¿Dicen eso los datos? Con un dieciséis por ciento de confianza en Rajoy y Sánchez, con una aprobación del once por ciento para el gobierno y un ocho por ciento para la oposición socialista, cuando el cuarenta y cinco por ciento de los que votaron al PP en 2011 desconfían del presidente, como no confían en el líder socialista el cincuenta y cinco por ciento de los que votaron al PSOE, no sé a qué recomposición se refieren. ¿Le tienen miedo al cambio político los grupos mediáticos que engordaron durante el Régimen (con perdón) de la Transición?  Parece que sí.

A la “Gran Coalición” por la puerta de atrás

La dirección del Partido Socialista es transparente sobre sus intenciones postelectorales, en lo que declaran y en lo que filtran, especialmente su secretario de organización, Cesar Luena. El escenario con el que sueñan en Ferraz, o la nana que les cantan, es el de un gobierno presidido por Sánchez con el apoyo de Ciudadanos y “otros”, en el que el PP haría una oposición dura, pero sin poner en peligro la estabilidad del gobierno. O, en el peor de los casos para ellos, un gobierno del PP, puede que sin Rajoy, con el apoyo de Rivera, y el PSOE en modo de oposición a muerte al PP, pero sin romper los muebles. Barajan otros escenarios, pero en todos ellos salvan los empleos. Más almuerzos gratis.

El relato construido ha convertido a Podemos en el factor de riesgo del Sistema y al corralito griego en el argumento definitivo para la creación del pánico imprescindible para que funcione el cuento. Como enseña el Nóbel sudafricano J. M. Coetzee, los relatos de ficción no tienen como meta alcanzar la verdad, sino “hacerte cambiar de opinión para que comulgues con lo que ellos quieren”. 'Ellos' son los que escriben para Pedro Sánchez el papel de rey del consenso, útil para cualquier contingencia, pero que convierte en humo el alma ideológica del Partido Socialista. Son los que responsabilizan de nuestros males económicos a Varufaquis con su teoría de juegos y adulan a Merkel y sus políticas de austeridad que nos trituran, como denuncian los economistas con credibilidad de todo el mundo, no solo Krugman y Stiglitz. Son los que, si les dejan, convertirán al PSOE en un partido bisagra, hoy aquí, mañana allí, al servicio de cualquier componenda para salvar el Régimen.

Podemos versus Ciudadanos

Lo que confirma el CIS es lo ya sabido, que Ciudadanos ha expulsado del centro político al PP, que Podemos se está haciendo con la mayor parte del electorado que se considera de izquierdas y compite por el centroizquierda con el PSOE. O que PP y PSOE son, cada vez más, partidos que dependen decisivamente del electorado de mayor edad; de hecho, si se contabilizan los votantes de menos de cincuenta y cinco años, Podemos ganaría las elecciones con claridad. En fin, la apuesta por el cambio se concentra en las dos opciones emergentes. En esa carrera particular, Podemos va por delante, de momento. Pero que tengan cuidado Carolina Bescansa y los ideólogos de Podemos; el relato de “si ganan esos se hunde la economía” es artillería pesada que ya hace mella en el electorado.

A poco más de tres meses de las elecciones, el partido de Rivera va por delante en la concreción de las propuestas electorales. Después del fichaje del economista Luís Garicano, han adoptado las alternativas ya elaboradas por el colectivo denominado “Jorge Juan” y recogidas, básicamente, en su libro “Nada es gratis”. Serán poco creíbles las críticas a sus diagnósticos y propuestas en educación, mercado laboral o reforma de la administración, por ejemplo, que se queden en el simple “son la marca blanca del PP”. Muchas de las propuestas de Ciudadanos tienen un componente neoliberal obvio, como esas propuestas de incentivos en Educación que nada tienen que ver con el ensalzado modelo de los países nórdicos, o las de flexiseguridad del mercado laboral, en las que dejan claras las medidas de flexibilidad, pero las de seguridad no se concretan. Es evidente que los graves problemas de desigualdad del país no forman parte de la métrica de Ciudadanos, pero Podemos tendrá que darse prisa en poner en escena una oferta electoral sólida y creíble, hasta hoy inédita.

En el otro lado, si se analiza el proyecto de Presupuestos del Estado que ha presentado Montoro, la necesidad de un cambio radical y profundo en España es una emergencia nacional. Por mucho que los del relato “que viene el lobo” insistan en los riesgos del “populismo”, no podrán ocultar el desastre de política económica que mantiene el PP, incluido el mayor descuadre de las cuentas públicas de la Eurozona. Son tan cínicos que ocultan que los aguinaldos de estos presupuestos salen de los casi seis mil millones de euros que se ahorran de quitárselo a los parados de larga duración a los que se les agota el derecho a la cobertura, entre ellos un millón doscientos mil que llevan más de cuatro años en paro. En un país en el que los ricos no pagan impuestos, ¡che vergogna!

(*) Jesús Cuadrado es militante y exdiputado del PSOE.
2 Comments
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