Propuestas del PP 2015: agrandando la brecha social

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Alejandro_InurrietaEl PP encara las elecciones de 2015 con un bagaje realmente pobre en materia económica, y con un significativo ensanchamiento de la brecha social. En un breve resumen, hoy hay menos empleo que en 2011, menos activos y también menos parados, más deuda pública, los salarios han caído por valor de 40.000 millones, menos gasto en I+D, en sanidad y educación y el agujero de las pensiones alcanza los 45.000 millones euros. El déficit que deja es el mismo que en 1996 y la carga fiscal añadida sobre los españoles suma los 17.578 millones de euros, superando a su enemigo acérrimo Zapatero.

La propaganda del gobierno nos está machacando que España es el país que más crece de toda la UE. Sin embargo, en el periodo 2011-2015, en el que ha gobernado el PP, el PIB de la UE ha experimentado un aumento superior al billón, un 9,3% de aumento. Pero en un contexto de expansión europea, lo lógico hubiera sido que la riqueza creciese más. Por el contrario, las medidas implementadas por el PP han generado una caída real de la riqueza de más de 18.661 millones de euros, un 1,9% del PIB. Por tanto, se puede concluir que la recuperación no es más que un ejercicio de propaganda del PP.

Si en 2011 el PIB español equivalía al 8,3% del total de la Unión Europea, en 2015 ha disminuido hasta el 7,5%, lo que contradice completamente la idea de que el crecimiento español lidera el europeo. ¿En qué consiste la recuperación del PP dado que no ha vuelto ni a tomar el peso en Europa ni a adquirir el valor de la riqueza que antes de llegar al gobierno se tenía?

El Gobierno del PP ha ejercitado a la perfección la estrategia diseñada tanto con el gasto, como con el mercado laboral y finalmente con la fiscalidad. Esta estrategia es típica de gobiernos conservadores; establecer los recortes más duros al principio de la legislatura para después decir que hay recuperación y/o aumento del gasto, empeorar salarios y empleo al principio, para luego vender recuperación cuando se toca fondo y finalmente abrasar con subidas de impuestos, especialmente a clases medias y bajas y luego aliviar parte de dicha carga fiscal, especialmente a las clases más afines, aquellas que se alejaron más del PP.

En materia de empleo, el saldo entre 2015 y 2011 es muy negativo. Tal vez, lo más peligroso sea la situación de la Seguridad Social, con una merma agregada de recaudación del 4,1%, 2.832 millones de euros menos. Por el  lado de horas trabajadas, verdadero termómetro de la demanda de empleo, estas han disminuido un 4,9%, se trabajan cada semana 33,6 millones de horas menos, el equivalente a 896.120 ocupados a tiempo completo. Esto ha afectado sobre todo al empleo asalariado que pierde el 5,1% de las horas, 28,7 millones de horas semanales, el equivalente a 765.004 puestos de trabajo.

La ecuación se cierra con una gran expansión de los contratos temporales, alcanzándose la tasa de temporalidad que teníamos antes de la gran crisis. Este colectivo ha aumentado un 26% desde el tercer trimestre de 2011. Hay 224.162 personas más. Si los incluimos con los parados, habría más de 76.957 personas más buscando trabajo ahora que en el tercer trimestre de 2011. A ellos sería necesario añadir todos los que han abandonado este país en busca de un empleo, que seguramente suman más de 500.000.

Adicionalmente, las políticas del PP han provocado un grave envejecimiento de la población ocupada, ya que se han expulsado en términos relativos a los grupos más jóvenes. La reducción de horas entre los menores de 30 años se ha descendido un 25,1%, es decir una de cada cuatro horas que trabajaban los jóvenes, lo que equivale a 726.583 puestos de trabajo a tiempo completo. El Plan de Garantía Juvenil ha sido un fracaso absoluto, por lo que siendo esto lo único proactivo que se ha hecho, a la mayoría de jóvenes, pero también trabajadores de más edad, solo se ha garantizado destrucción de empleo, paro y emigración.

El grupo entre 30 y 45 años registra una pérdida de 21.086.383 horas, un 6,7% de las existentes en el tercer trimestre de 2011. Los grupos de más edad han visto cómo se aumentaban las horas de trabajo, especialmente la de las personas entre 55 y 64 años. Los jóvenes han perdido un 21% de su participación en el trabajo; las personas entre 30 y 44 perdieron el 2% de su participación; entre 45 y 54 años aumentaron su participación 9% y entre 55 y 64 el aumento fue del 16%.

Si esto ha sido así con el empleo, qué ha pasado con los presupuestos para paliar el desempleo. El resultado es desolador. Los recortes de las políticas activas de empleo alcanzan los 13.817 millones de euros, las prestaciones por desempleo 27.519 millones de euros, lo que suma 41.346 millones de euros, es decir el equivalente al préstamo recibido para salvar parte del sistema financiero español. En suma, los parados en España hoy tienen menos fondos para formarse, gracias también a la actitud cicatera de algunas Comunidades Autónomas como Andalucía, y también menos fondos para cubrir a los parados de larga duración que terminan su prestación. El resultado global es que la mayor parte de parados tienen menos probabilidad de encontrar un empleo y su situación financiera es cada día peor.

Con todo, el objetivo último del PP ha sido modificar la distribución de la riqueza de este país. En datos anualizados este gobierno, la reforma laboral ha deparado una disminución de las rentas salariales en 31.425 millones de euros, un 5,9% menos, y el aumento del excedente empresarial en 14.710 millones, un 3,3% más. Las rentas salariales han pasado de suponer en el segundo trimestre de 2011 el 54,4% de la riqueza a repartir, al 52,1% en el mismo trimestre de 2015, algo incompatible con una situación de recuperación como algunos preconizan.

Con este panorama, ¿qué ofrece el PP para paliar y revertir esta situación? Básicamente su programa económico es el menos intervencionista de todos y apenas aporta mecanismos para mejorar el bienestar y especialmente la inequidad generada de forma deliberada por la ausencia de acciones de gobierno.

En materia de mercado de trabajo, el PP, lo mismo que el PSOE, llevan luchando contra el paro estructural más de 30 años con escasos logros. Como siempre, el PP basa sus escasas medidas de incentivo a la contratación en las bonificaciones a la Seguridad Social, la llamada tarifa plana que se extiende hasta los 4 años. Como se ha demostrado, todas estas medidas tienen un impacto limitado en el empleo y solo causan reducciones adicionales de recaudación de la Seguridad Social, ya muy dañada de por sí. El resto de medidas apenas modifican lo ya existente. No proponen ninguna subida del salario mínimo, ni tocar la reforma laboral, por lo que la Negociación Colectiva seguirá capada y la asimetría en el poder de negociación mantendrá la tónica de pérdida de participación de los salarios en la Renta Nacional que tanto gusta a economistas y partidos conservadores. Como guinda, crearán un Instituto de Talento en el Empleo, cuya utilidad es más que discutible. En materia de contratación, apenas modifican nada, centrándose en la mejora de la inspección de trabajo y una nueva ley sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Laboral. Para la jubilación, tras el destrozo del sistema, únicamente proponen como medida más novedosa la llamada mochila austriaca, un fondo de capitalización individual que se puede trasportar con el trabajador para ser disfrutado en la jubilación, algo que puede ser tremendamente regresivo.

En materia de empresas, apenas aportan nada que no sean vaguedades que circulan alrededor de la Unidad de Mercado, estando a favor de modificar los umbrales para la categorización de empresas grandes y pequeñas.

En financiación a las empresas, el PP sigue empeñado en mejorar la financiación no bancaria, es decir potenciar el MAB o el MARF, potenciando el capital riesgo y tratando de regular el crowfunding. Apenas dedican espacio a la mejora del I+D y ciencia, siendo uno de los peores gobiernos en esta materia, tras el impulso que rodeó los primeros años de Zapatero. Es bien conocido que el PP no cree en las bondades de la investigación y la I+D pública, habiendo llevado a cabo un gran desprecio hacia investigadores y científicos.

También es conocida la alergia del PP a promover subsidios o ayudas para la población en exclusión. Recuerdo en este campo cómo, a preguntas mías en el Ayuntamiento de Madrid, el PP me respondió que para ello ya estaban las parroquias. Lo único que articula son algunas ayudas para la vuelta a los estudios a jóvenes que abandonaron la educación reglada.

Lo más extenso del programa es, sin duda, el capítulo fiscal, donde prometen una bajada de impuestos, pero no de todos, con el peligro que ello conlleva tras el cepillado al Estado del Bienestar que ha llevado a cabo. La lógica económica nos diría que, dada la baja presión fiscal que tenemos en España, habría que hacer un mayor esfuerzo, especialmente las rentas más altas, y liberar parte de la presión fiscal a PYMES, autónomos y rentas medias y bajas. Pero eso no es la idea que tiene el PP, aunque su calendario de bajadas es difuso y contradictorio en muchos casos.

En resumen, el PP ha llevado a cabo un gran destrozo social en materia de equidad, de políticas públicas de empleo  y gasto social. Ha reducido drásticamente el gasto en educación, investigación y ha dejado el Fondo de Reserva de la Seguridad Social tiritando. El crecimiento no puede por sí mismo recuperar nuestra convergencia con la UE, y el volumen de deuda que deja es una rémora imposible de pagar si entramos en una era de estancamiento. Los parados tienen menos prestaciones, hay menos activos y la demografía nos acecha de forma severa, lo que sin duda empeorará nuestro crecimiento potencial. Si no hay un cambio de rumbo en las políticas del PP en la próxima legislatura, que no es previsible, España se asemejará pronto, y mucho, a la Inglaterra de Thacher.

(*) Alejandro Inurrieta es economista y director de Inurrieta Consultoría Integral.

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