Del Hierro: “Hemos creado una desafección a la democracia brutal”

  • Entrevistamos a este profesor emérito de la UCM, que ha publicado el libro 'Democracia frustrada, un estudio comparado de la República de Weimar y la Segunda República Española'.

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José Luis del Hierro (Madrid, 1948) es doctor en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid y está acostumbrado a acercar el lenguaje jurídico a jóvenes en las clases que impartía en las Facultades de Ciencias de la Información y Derecho . Hace unos cinco años comenzó a escribir el libro ‘Democracia frustrada’ (Ediciones de la Torre, 2018) que cobró, muy a su pesar, una inesperada vigencia. En él compara dos periodos democráticos que fueron interrumpidos por el totalitarismo: la República de Weimar (1918- 1933) y la Segunda República Española (1931-1939). La pregunta es obligada: ¿hay símiles con la situación actual?

Del Hierro es ahora profesor emérito de Filosofía del Derecho, Moral y Política de la UCM. En 2012 le encargaron un artículo comparando las constituciones de los dos periodos. Se zambulló tanto en la cuestión que su estudio acabó alargándose hasta un formar un capítulo dentro de un libro de ocho. “En un primer momento, yo no tenía tan claro que se pudiera extrapolar al presente, pero mientras lo escribía se iban produciendo determinados acontecimientos”, explica. Esos acontecimientos se llaman Viktor Orbán, Matteo Salvini o, incluso, Santiago Abascal.

Sin una pizca de espíritu navideño, charlamos con el profesor emérito sobre la democracia y su fragilidad, en pasado y en presente.

—  En los últimos años se está hablando del peligro de regresión en la democracia. Parece que nos hemos dado cuenta ahora de lo frágil que es. Usted ha estudiado estas dos experiencias democráticas fallidas, ¿cuáles son los ingredientes que tienen que hacer saltar las alarmas sobre si nuestra democracia está en peligro?

El nacionalismo o hipernacionalismo, la xenofobia y los populismos. Hitler llegó al poder con varios puntos de apoyo. El primero fue el nacionalismo, con la idea de romper el Tratado de Versalles y devolver a Alemania el poder y la grandeza. Otro fue el antisemitismo y la idea de que no tiene que haber igualdad.  Ni los pueblos ni las personas son iguales. También había un mensaje de que él lo iba a arreglar todo. Estos tres ingredientes tuvieron una influencia fundamental en las dos repúblicas y los tienen ahora mismo. Yo, sinceramente, no soy nada optimista con el futuro de la democracia. Tampoco quiero ser muy fatalista ni apocalíptico, pero creo que hay un riesgo cierto que se encarna en España en Vox. No sabemos muchas cosas que aún no se han explicitado, pero lo que conocemos es el ultranacionalismo, la xenofobia, el machismo... No tienen todos los elementos del fascismo porque no se presentarán nunca. No volveremos a ver camisas negras, pero la filosofía es la misma.

— Hay una diferencia entre las repúblicas que usted estudia en su libro y la actualidad. Ahora sí hay una cultura democrática y hay una generación que ha crecido en democracia, ¿ni siquiera esto aleja los peligros de regresión?

"La democracia hay que pelearla y defenderla permanentemente"

Eso es cierto. Es una de las diferencias y no es pequeña. También hay otra importante: en el periodo de entreguerras no existía la Unión Europea y la Sociedad de Naciones no era lo que es hoy la ONU. No había realidades intermedias y ahora sí las hay. Nadie está contento con lo que es ahora Europa, pero qué duda cabe que está sirviendo de bastante. Ahora mismo hay una clase media y unos jóvenes que han nacido en democracia. Pero hay un riesgo, que es un tópico que tiene bastante de realidad: corréis el riesgo de creer que la democracia es una conquista irreversible. Los derechos son facilísimos de perder y dificilísimos de recuperar. La democracia hay que pelearla y defenderla permanentemente.

— Usted habla en el libro de la austeridad y la degradación económica de las clases medias. Es algo que también venimos viendo en España desde 2008...

Una de las razones fundamentales por las que se frustra la democracia en Alemania es por los problemas económicos. Es curioso que las recetas fueran las mismas que las que se han aplicado ahora. Ante el problema de una crisis, las propuestas son las mismas: los recortes. Hay un momento en el que el 60% de los alemanes está en paro y el 90% de ese 60% no tiene ningún apoyo ni prestación de desempleo ni cobertura social. Viven de la caridad. Volvamos al 2008, cuando llega la crisis aquí, ¿cuál es la respuesta? La misma. Afortunadamente, había elementos que no podían volver hacia atrás, pero sí hay gente que está en el desempleo, que no tiene prestación, etc. Hemos cometido los mismos errores que en 1930. Hemos creado una desafección a la democracia brutal. La gente piensa que no le solucionan ningún problema, los partidos políticos han fracasado, incluida la socialdemocracia, porque la respuesta ha sido recortes sociales.

— Es decir, que para usted la mejor vacuna contra los totalitarismos es el Estado de Bienestar.

El Estado de Bienestar y la educación, que es la que te enseña a distinguir a los populistas y que las cosas son mucho más complejas, que hay que dialogar y escuchar… Pero sí, también el Estado de Bienestar porque si no, cada vez habrá más desafección. Parafraseando a Lenin: ¿Democracia para qué? Si yo lo que quiero es el derecho a la vivienda, que me atiendan en la sanidad….

— En su libro también habla del papel de los académicos e intelectuales en esos periodos democráticos, ¿qué papel tienen ahora los opinadores, que son los que han sustituido a los intelectuales?

"Ahora marcan la opinión pública los opinadores, las tertulias, las redes sociales..."

En el periodo de entreguerras los intelectuales tuvieron un peso importante. Los intelectuales se incorporan a la política con el caso Dreyfus, los escritos de Zola, etc. A partir de ese momento tienen una influencia extraordinaria. La República española no se puede entender sin Ortega y Gasset, sin Unamuno, incluso sin Josep Pla, que la mira con cierta reticencia. Ellos marcaron la impronta de la evolución. Los intelectuales eran escritores, grandes periodistas, la Academia, la universidad… Ahora los intelectuales son las redes sociales. Los que ahora mismo marcan la opinión pública son los opinadores, las tertulias, las redes sociales… Uno se sorprende de que la persona más seguida no sea el Ortega y Gasset de turno sino Rubius y se pone un poco a la defensiva. Y más cuando uno se entera de que muchos seguidores son falsos porque hay sistemas por los que pagando se consiguen 2.000 seguidores… ¿qué opinión pública es esta? La de los influencers.

— Volviendo al libro, ¿qué papel tuvieron ambas constituciones en estas experiencias democráticas?Son dos textos a los que se las ha culpado de las caídas de los regímenes democráticos. En 2018, ¿qué nota le da usted a ambas?

Alta. No estoy de acuerdo con una parte de la historiografía que las ha acusado de ser responsables de lo que pasó. Creo que son técnicamente espléndidas. Desde el punto de vista de la técnica jurídica son irreprochables. Si algo se les puede reprochar es que son demasiado avanzadas para su tiempo. Por ejemplo, la república de Weimar anticipa en gran medida el Estado del Bienestar, pero tendrán que pasar muchos años y una segunda guerra mundial para que el Estado del Bienestar sea una realidad y tenga un respaldo general. Ahora, las dos constituciones son ejemplares y las dos siguen siendo un modelo de referencia. La española de 1978 tuvo reflejos de ambas.

— ¿Los padres constituyentes del 78 fueron justos con la Constitución del 31?¿La tuvieron como un modelo a seguir o a evitar?

Las dos cosas. Como modelo a evitar para la propia forma de Estado. Más o menos todo el mundo había llegado al acuerdo de que España iba a ser una monarquía, pero me consta que Gregorio Peces-Barba y Jordi Solé sí tuvieron muy presente en algunos puntos la Constitución de la Segunda República. Por ejemplo, en el tema de las garantías constitucionales, el Defensor del Pueblo, el Tribunal Constitucional... Pero la Constitución del 31 se había quedado antigua en algunas cuestiones, había que diseñar un modelo de estado que fuera monarquía parlamentaria y eso no tenía nada que ver con la República. Apostaron por un modelo de dos cámaras (Senado y Congreso) y en la República solo había una. También estaban presentes otros modelos con el derecho comparado. Había mucho miedo.

La Constitución republicana no es federal, España se define en ella como un república integral, una fórmula a mitad de camino entre el centralismo y el federalismo. Solo se reconoce la autonomía de Catalunya y País Vasco. Había cosas que no se podían reproducir, pero a mí me consta que en Peces-Barba y Solé estaba presente.

— Quizá estaba presente, ¿pero se podía reconocer su influencia explícitamente?

— No, pero tampoco es que hubiera una idea de rechazo. Aunque Fraga veía la constitución de la República como la bicha. Había defendido toda su vida que la República había sido la causante de la guerra civil y, por lo tanto, tenía una prevención esencial respecto de la Segunda República española, pero técnicamente era muy buena. Él era admirador de Nicolás Pérez Serrano, que estuvo en su redacción.

— Usted ha estudiado muy bien la Segunda República, ¿se ha mitificado o distorsionado este periodo histórico?

Tenemos una idea falsa, pero no por mitificación, sino por todo lo contrario. Usted es muy joven, pero mi generación ha vivido más de 40 años en el Franquismo. Tenemos muy interiorizado y está en nuestro disco duro que la República fue una barbaridad, un inmenso error y culpable de todo lo que pasó después como la Guerra Civil. Franco tuvo que salvarnos. Esa es la idea que se estudiaba y que se ha transmitido y creo que mucha gente sigue teniéndola. Cuando el PSOE llega al poder y hay una revisión de la Constitución del 31 y de la República se empiezan a poner en valor muchos aspectos y logros. La labor educativa de la Segunda República es impresionante. Eso se ha puesto en valor ahora. También las grandes obras públicas que luego culminará el Franquismo poniéndose medallas como con los pantanos son inicialmente proyectos republicanos. También la culturización y alfabetización de la población. Ahora hay una cierta izquierda que no cuestiona la República sino la Transición. La república es un valor para Podemos, pero no hablaría de mitificación. Hay muchos que siguen pensando que es una especie de monstruo.

— Precisamente quería preguntarle por esa propuesta republicana que ahora está construyendo Podemos, ¿hay que construir idea de república en España y quitarse la nostalgia con la que hace poco se ha visto esta forma del estado?

"Se imaginan a José María Aznar de presidente de la República?"

Creo que la idea de república está cada vez más presente. La celebración del referéndum en las universidades puede parecer una anécdota, pero no lo es. Creo que no es un sentimiento tanto de defender la república como de cuestionar la monarquía, aunque las dos sean indisociables. En este aspecto, a mí me parece más importante el adjetivo que el sustantivo, hay repúblicas totalitarias y monarquías parlamentarias. Lo que me importa es que la forma de gobierno sea democrática y el modelo sea parlamentario. A mis alumnos les decía “¿ustedes se imaginan a José María Aznar de presidente de la República?”. Lo que pasa es que la monarquía tiene un pecado congénito: es hereditaria y lo de la meritocracia es muy difícil defenderlo desde el punto de vista intelectual. Pero sí, la Segunda República sigue siendo un modelo para la tercera.

 

2 Comments
  1. ninja45 says

    De incompetentes y prevaricadores tenemos la Injusticia Española llena. Tenemos un Estado de Desecho formado por delincuentes en todos sus estamentos. Ante el amparo del Consejo General del Poder Judicial (VGJ) concedido fuera de plazo al execrable juez Llarena, títere de los fascistas y corruptos, el gobierno adoptó una actitud prudente, haciéndose cargo de la defensa del juez en sus funciones estrictamente jurisdiccionales, pero no en las privadas. Parece lo razonable, pero se le ha echado encima el establecimiento judicial y fiscal en bloque pidiendo el amparo sin condiciones porque está en juego, dicen, la independencia de la justicia española. Sí, esa por cuya ausencia la tal injusticia española ocupa uno de los últimos puestos en la clasificación de la Comisión europea. Esgrimiendo un convenio de 2010 y varios sofismas, los jueces y fiscales prevaricadores han obligado al gobierno a cambiar su actitud, garantizando la defensa completa del juez Llarena en todas sus manifestaciones. Al margen de la cuestión de si este criterio puede defenderse razonablemente -convenio o no convenio- está claro que el gobierno ha cedido y, donde aplicaba doctrina de Estado de derecho, aplica ahora «doctrina de la Legión»: A la voz de “A mí la Legión”, sea donde sea, acudirán todos, y con razón o sin ella defenderán al legionario que pide auxilio. Será muy heroico, pero es delictivo. A la m. con la Injusticia Española prevaricadora, títere de los fascistas y corruptos. Si me pegan, me divorcio. Som República !!*!!

  2. florentino del Amo Antolin says

    Si fuese José Maria Aznar Presidente de la República… ¿ Que pasaria ?. Nada, cuatro años y otro Presidente; además debieran ser revocables por Constitución. Hombre, por mucho interés que pudieran tener dos de los ponentes, Peces Barba, Jordi Solé Tura; contra otros cinco del bando elegidos por el heredero monarca, habiendo jurado defender los Principios Fundamentales del Movimiento… Un Fraga Iribarne defensor de las esencias, además de haber formado parte como minístro de la dictadura ( por la gracia de Dios ). Nace del mismo tiempo y a la vez que los ganadores sublevados, se ven en la tesitura de abrír un poquito la puerta a las burguesias domesticas, blanqueando los muertos dejados en cunetas, fosas comunes y bendecidos por la Santa Cruzada.
    Osea, verdaderamente hay que renovar , abriendo un verdadero espacio de reconocimiento de las realidades actuales, para superar la actual, mejorandola con otra prespectiva y más democráta. En la plurinacionalidad federal, reconociendo las lenguas, sus territórios, integrandolas como propias, blindando su funcionamiento, no siendo perseguidas por jueces, TC y partidos que juraron tal carta… ¡ No se puede perseguir algo que dices que es tuyo !. La Monarquía, el mejor servicio que puede hacer… ¡ Entregarlo al Púeblo, e integrarse como un ciudadano más en derechos y deberes !. https://uploads.disquscdn.com/images/0bcb6ea102b7266c6cc173f0b6886d4c6487a0696b768cbba4fd45c58e688d81.jpg Al fondo los padres de la constitución… Y los tres actores principales.

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