COMUNICACIÓN / Para evitar la propagación de bulos y agraviar a las víctimas

Cómo se deben usar las redes sociales en caso de atentado o situación de emergencia

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Facebook tardó escasos minutos en activar su herramienta "Safety Check" tras producirse los atentados en Barcelona y Cambrils

 

Cada vez que ocurre un atentado terrorista, un desastre natural o cualquier otra situación inesperada que provoque dolor y sufrimiento, las redes sociales se convierten, en cuestión de segundos, en auténticas válvulas de escape para la indignación de los internautas.

Plataformas como Facebook y, sobre todo, Twitter, pasan a ser hervideros de comentarios y opiniones que se vierten provocados por el enfado y la rabia, sentimientos enemigos de los principios que se recomiendan como fundamentales a la hora de utilizar las redes sociales: el sentido común y la templanza.

Sin embargo, son reacciones naturales y comprensibles cuando nos sacude la barbarie y la sinrazón ante hechos como los ocurridos en Barcelona y Cambrils hace dos días. Son respuestas tan humanas como la necesidad que se siente de compartir cualquier información sobre el suceso que acaba de tener lugar. En estas ocasiones resulta casi inevitable reprimir la necesidad de difundir un dato, una primicia por pequeña que sea, a la que se pudiera tener acceso.

Eso es lo que ocurrió esta semana. Al conocerse la noticia de los atentados terroristas, muchos internautas comenzaron a dar credibilidad a cualquier imagen, vídeo o información que llegaba a sus teléfonos móviles o que circulaba por las redes sociales, compartiéndola para hacérsela llegar a sus contactos y convirtiéndola en viral.

En algunos casos se trataba de fotografías o testimonios obtenidos por personas que se encontraban cerca de Las Ramblas barcelonesas, en otros eran imágenes o contenidos que no tenían mucho que ver con el suceso en cuestión, pero que al ser compartidas masivamente por los usuarios, lograron un alcance muy considerable y atrayeron la credibilidad de muchos internautas, que no se cuestionaron su veracidad y contribuyeron a su difusión haciendo retuit.

A los pocos minutos de producirse los atentados era tal la cantidad de información --o desinformación-- que ya circulaba por las redes que los cuerpos de seguridad tuvieron que solicitar a los usuarios, a través de sus canales oficiales en Twitter, que, por respeto a las víctimas y a sus familiares, no compartieran imágenes del suceso, para evitar que se hicieran virales.

Pero además, también se tuvo que pedir a la ciudadanía que no se difundieran bulos para evitar crear alarma innecesaria. En este sentido, se solicitó a los internautas que sólo atendieran a las informaciones distribuidas por las fuentes oficiales con el objeto de ayudar a restablecer la normalidad lo antes posible.

Las cuentas en Twitter de los Mossos (@mossos), Policía Nacional (@policía) y Guardia Civil (@guardiacivil) realizaron durante las horas posteriores a la materialización de los atentados una importante labor de difusión y trataron de mantener informada a la población proporcionando datos oficiales y solicitando una y otra vez su colaboración. En este sentido se les pidió que fueran éstas informaciones relevantes y no otras las que sí se compartieran, para no generar desinformación entre la población.

A pesar de ello, supuestas noticias como el desarrollo de una operación policial en torno al restaurante La Luna de Estambul, donde habría un supuesto terrorista atrincherado con rehenes, o el nombre del presunto autor material del atentado, junto a su fotografía, fueron compartidas hasta la saciedad en las redes e incluso se hicieron eco de ellas la mayor parte de los medios de comunicación, sin llegar a confirmar su veracidad ni atender a los datos proporcionados por las fuentes oficiales. La obsesión por la rapidez acabó en algunos casos con los principios básicos de la profesión periodística, provocando que se olvide la contrastación y la prudencia a la hora de informar con rigor.

Además, algunas personas que se encontraban en los alrededores del suceso no sólo compartieron fotografías y vídeos de personas heridas o afectadas por los atentados sino que, dejándose llevar por esa necesidad de distribuir información que se cree relevante, también tomaron imágenes de controles policiales o difundieron la ubicación de los cuerpos de seguridad.

Ante esta situación, tanto las cuentas de @policía, como la de @mossos y @guardiacivil solicitaron en reiteradas ocasiones a los internautas que se abstuvieran de compartir imágenes de operativos policiales para no dar pistas a posibles terroristas o a sus colaboradores. Haciéndolo, lo único que se consigue es contrarrestar su efectividad.

A pesar de todos los avisos y peticiones policiales, las redes sociales se han llenado estos días de numerosos mensajes y hashtags de condolencia, pero también de imágenes e informaciones a los que no se les debía haber proporcionado viralidad. En situaciones límite como las vividas en Barcelona y Cambrils estos días se demuestra una vez más el inmenso poder que las redes sociales tienen para informar pero también para desinformar o incluso entorpecer una investigación policial o revelar la identidad de personas heridas o fallecidas.

Sin embargo, se trata de herramientas muy potentes a las que, bien utilizadas con sentido común, se les puede sacar mucho partido en momentos como este. Por ejemplo, pueden servir de fuente de información de organismos oficiales o como plataformas para movilizar a la ciudadanía a la hora de prestar su ayuda a personas que lo necesitan (por ejemplo, para avisar si se necesitan donaciones de sangre o, como sucedió estos días, traductores voluntarios o personas que pudieran trasladar a otras con sus vehículos).

Además, algunas de estas plataformas ponen a disposición de los usuarios herramientas muy útiles que se activan en situaciones de emergencia. Por ejemplo, es el caso del “Safety Check” de Facebook, una funcionalidad que se pone en marcha cuando ocurre un atentado o un desastre natural y que permite a los usuarios confirmar su ubicación y su estado, tranquilizando a sus contactos al trasmitirles que se encuentran bien.

Además, se habilita una página especial en la red social con información relevante sobre el suceso a la que cualquier usuario puede acceder y desde la que también puede solicitar la ayuda que pudiera necesitar. En el caso del atentado de Barcelona, Facebook sólo tardó unos minutos en habilitar la comprobación de seguridad y fuentes oficiales como @policia solicitaron a los internautas en varias ocasiones que utilizaran esta herramienta para comunicar su estado.

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