POLÍTICA / El 1 de octubre el rey trató de dirigirse a los españoles, pero el Gobierno aplazó 48 horas su alocución

Rajoy cuestionó el ‘discurso de la discordia’

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“¿Por qué, señor?”. Con esta escueta pregunta respondió el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, al rey Felipe VI, el pasado 1 de octubre, cuando el monarca le comunicó que quería hacer una intervención pública ante los medios de comunicación, a cuenta de los acontecimientos que se estaban produciendo en Cataluña. De hecho, el discurso que Don Felipe pronunció el pasado 3 de octubre en televisión y en el que consideró de una “deslealtad inadmisible” la actitud de las autoridades de Cataluña, estaba ya preparado el día 1 de octubre, el mismo día de la celebración del referéndum, pero las gestiones entre el Gobierno de Mariano Rajoy y la Casa Real acabaron por retrasar su emisión 48 horas.

Es precisamente el contenido de ese discurso el que ha motivado en las últimas horas actitudes como la de la alcaldesa de Barcelona. Ada Colau, o del presidente del Parlament de Cataluña, Roger Torrent, o así al menos lo han asegurado ambos, quienes se negaron a asistir al besamanos o saludo de bienvenida, en protesta por el discurso del Rey. Según han asegurado fuentes del Ejecutivo a cuartopoder.es, “no hubo nunca intención de paralizar el discurso del monarca, sino de buscar la mejor ocasión para ofrecer un testimonio tan trascendental a los españoles”.

Que Mariano Rajoy no es precisamente amigo de tomar decisiones con celeridad es un hecho, pero que sus dudas mantuviesen 48 horas esperando al rey Felipe VI para obtener luz verde a su comparecencia ante la ciudadanía en su discurso televisado es un “síntoma de prudencia”, según algunos colaboradores de Rajoy. Otros dirigentes del PP, consultados por este diario admiten que “el 1 de octubre hubo un cierto caos, el Gobierno estaba, en cierto modo, en shock por lo que había ocurrido en Cataluña y lo urgente era recuperar la calma y la serenidad”.

Fuentes próximas a Rajoy aseguran que “no hubo correcciones ni imposiciones” por parte del Gobierno. y que la práctica totalidad del texto salió de la pluma del monarca

Otras fuentes próximas al monarca apuntan que, meses después, el rey asume que su discurso pudo molestar a una parte de los catalanes, pero que el conjunto del país y buena parte del pueblo catalán, sí necesitaban escuchar unas palabras como las que pronunció el pasado 3 de octubre. Felipe VI, aseguran, se ha marcado el objetivo de aplacar a quienes pudieran sentirse molestos, pero eso no quiere decir que se arrepienta de haber hecho lo que consideró su deber en aquel momento.

En cuanto al contenido del discurso del monarca, fuentes próximas al presidente del Gobierno aseguran que “no hubo correcciones ni imposiciones” por parte del Ejecutivo. y que prácticamente la totalidad del texto salió de la pluma del monarca. “Se mantuvo”, aseguran estas mismas fuentes, “la misma relación fluida y habitual que siempre ha presidido las relaciones entre la Casa Real y el Gobierno. Eso conlleva unos protocolos y unos tiempos lógicos, pero el Gobierno no escribe ni corrige discursos al rey; eso es absolutamente falso”.

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