Pablo Casado, el antihéroe perfecto para Pedro Sánchez

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Quizá Pedro Sánchez no tenga las virtudes de un héroe clásico, pero desde luego su relato sí tiene épica. Apenas dos años después de ser derrocado como secretario general el 1 de octubre de 2016, en lo que Josep Borrell llamó los Idus de octubre, volvió, venció y reconquistó el trono rojo y ajado del PSOE. El impulso le duró tanto que ha llegado hasta la Moncloa siendo el primer vencedor de una moción de censura de la democracia española. Como si de una serie de Netflix se tratara (y no, no es una referencia a House of Cards) en la quinta temporada ha aparecido un (no tan) nuevo personaje que promete ser un perfecto antagonista: Pablo Casado.

Aunque en términos legislativos ha sido una legislatura con poco brillo, el ritmo político ha sido intenso y acelerado. Tres procesos internos con amenaza de división (Podemos, PSOE y, en menor medida, PP), el auge de Ciudadanos en las encuestas, una moción de censura negociada al límite y la creación de un Gobierno exprés, incluido algún fichaje estelar como el de Pedro Duque y algún 'cameo' como el de Máxim Huerta, han sido algunas tramas que han dejado al espectador/ciudadano sin respiración.

Con el líder de Podemos, Pablo Iglesias, fuera del foco mediático y con el de Ciudadanos, Albert Rivera, a la sombra de otra derecha en la oposición, el debate político lo marcan el Ejecutivo del PSOE (a base de acción de Gobierno) y el nuevo líder del PP, ya sea gracias a declaraciones polémicas o a anuncios de futuras propuestas. Ambos se han elegido como rivales para confrontar o acordar en los temas clave como Cataluña o la migración, tal y como dejó claro Sánchez en su encuentro el pasado jueves en la Moncloa, donde le cedió la sala principal para la rueda de prensa.

Frente a una Soraya Sáenz de Santamaría más interesada en moderar los mensajes para avanzar por el centro, el diputado popular por Ávila ganó las primarias de su formación presumiendo de hacer una política "sin complejos". Con un PP más escorado a la derecha, si no se modera para las elecciones generales, el centro queda más despejado para el PSOE, mientras Podemos se reserva su caladero, que se achica según el CIS, más a la izquierda. Si con un Ciudadanos crecido en las encuestas el PSOE acusaba a Rivera de "aznarización", con Casado ni siquiera le ha hecho falta. A los dos días de la elección del nuevo líder, ya tenía una foto con Aznar en su despacho.

Mientras Casado centre su discurso sobre migración hablando de "efecto llamada" o de que "no hay papeles para todos", el PSOE también podrá replicarlo sin complejos destacando el peligro de xenofobia y apelando a la responsabilidad. Una situación más favorable que tener que hablar de las devoluciones en caliente o de la reforma de los CIE con Podemos. Incluso, los socialistas se han reapropiado de la palabra "cambio" desde que llegaron a Moncloa.

Eso no significa que lo que queda hasta la próxima convocatoria electoral vaya a ser fácil, pero sí que serán ellos los que marcarán la agenda política. Los socialistas leen estos días decenas de artículos que reflexionan sobre el giro de los 'populares', pero pocas letras sobre la situación interna de su partido, cohesionado ahora por el poder, y que ha protagonizado ríos de tinta.

Marcando diferencias en cuestiones como la Memoria Histórica será más fácil disociar las siglas PPSOE que están soldadas desde el 15-M y que en Ferraz han causado tanta molestia. Será la oportunidad de demostrar que no son lo mismo, aunque en temas como el sistema económico, la posición de Estaña en la Unión Europea o la Monarquía sigan blindadas. Algunas crónicas políticas ya hablan del renacimiento del bipartidismo.

El PP plantará cara con la política penitenciaria

Por otro lado, el PP está dispuesto a dar la batalla en temas tan sensibles como la política penitenciaria. Casado ya avisó el jueves de que "no va a permitir acercamiento de presos terroristas a las cárceles". El vicesecretario de Organización, Javier Maroto, ha ido un paso más allá y aseguró que habrá movilizaciones con las víctimas del terrorismo si se produce un acercamiento.

Cataluña será una zona de fricción durante los próximos meses, ya que Casado tendrá una posición frontal contra los planes de los independentistas, proponiendo, incluso, reformar el Código Penal. Si la situación se complica, el PP apoyará al Gobierno con la aplicación del 155. Sánchez tendrá que cuidar que este antihéroe no seduzca con el suficiente éxito como para que al final se haga con el verdadero protagonismo de la trama política.

Sánchez ha encontrado en el jefe de la oposición su antagonista. Banderas como la Igualdad o la Memoria Histórica volverán al PSOE en contraste con los 'populares' pidiendo menos y no más. Con las previsiones que traen los últimos meses del 2018, parece que este Ulises aún no ha despejado su llegada a Ítaca y aún está a tiempo de encallar en alguna isla.

1 Comment
  1. zorrojo says

    todo cambia para que todo siga igual… tanto monta, monta tanto, sánchez como casado…

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