'Amar': prótesis sexuales y risas flojas

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Cartel de la película 'Amar', de Esteban Crespo
Cartel de la película 'Amar', de Esteban Crespo. / Avaloncine (Facebook)

Suelo escuchar pocas risas en los pases de prensa y, qué casualidad, las dos últimas veces han sido con proyecciones de películas españolas. Me pasó con ese disparate llamado El guardián invisible, de la que dimos buena cuenta en cuartopoder, y con Amar, que se estrena este fin de semana.

No fueron risas en plan De Niro en aquella secuencia en un cine de El cabo del miedo, fueron más bien risas flojas. Pero nada disimuladas, conscientes de hacer daño y atentas a que el resto de los periodistas congregados en la sala nos enterásemos. Y creo que esta película no se las merece. Supongo que mis colegas de las risas flojas no se creían la experiencia sexual con la que arranca la película (y de la que ahora hablaré), pero Amar no me parece disparatada o irrisoria en absoluto. Al menos no todo el rato.

Estamos ante la ópera prima de Esteban Crespo, cortometrajista con más de 200 premios (entre ellos el Goya a Mejor Cortometraje) y nominado nada menos que al Oscar, en 2014, por Aquél no era yo. Amar nos habla de Carlos (Pol Monen) y Laura (María Pedraza), dos chicos que se aman a lo bestia, apurando cada segundo de su relación, de forma obsesiva y empalagosa. Escribo esto con envidia porque nunca he vivido algo así, tan intenso y siendo tan joven. El tema fundamental planteado es que esa intensidad de Carlos y Laura puede que sea, precisamente, lo que se cargue esa forma de amar tan cruda y tan hermosa.

Crespo empieza por todo lo alto, con una pareja comiéndose a besos que resulta hasta empalagosa. Pero se atreve a introducir un elemento rompedor en las relaciones sexuales tradicionales: Laura, de 17 años (los dos parecen en este arranque una pareja más madura de lo que son), se ha comprado una prótesis de pene para penetrar a su novio, juego al que él se entrega algo acojonado. Este fetiche sexual es determinante en la trama de la película, que se abre al mundo de los dos chavales: sus familias, sus amigos del instituto, un relojero que le da trabajo a Carlos...

Amar tiene un buen tema: el primer amor loco, el adolescente, ese amor pirado, sin experiencia, irracional y en este caso bastante tóxico. Sí, es Romeo y Julieta en la Valencia del 2016, pero es que Julieta no se cepillaba a Romeo con un consolador. Entiéndanme. Crespo apuesta por construir su guion (junto a Mario Fernández Alonso) con ese objeto, con el juego que puede dar, con los corrillos en el patio, las burlas en las fiestas privadas cuando muchos saben que a Carlos le van esas cosas o fantasean con su posible bisexualidad.

Pero ese guión a cuatro manos tiene fallos. Para empezar, los familiares de los chicos, esos Capuletos y Montescos de clase media (los de ella) y de clase alta (los de él), son puro cliché, están poco dibujados, construidos de forma bastante vaga. Antonio Valero hace de padre derechoso y se limita a pasar por allí y a la madre no nos la creemos porque pasa de censurar a su hijo (que quiere hacerse relojero -de forma caprichosa y nada explicada- en vez de abogado) a animarle a ser pintor. ¿? Y todo ello sin transición alguna, sin un desarrollo dramático como dios manda.

Sale mejor parada la familia de la Julieta de la función. Al comienzo la cría se enfrenta a la madre y la censura de forma brutal, pero luego la entiende, comprende sus necesidades. Las íntimas y también las sexuales. Y lo hace como una mujer madura, no como una hija adolescente. La gran actriz Natalia Tena, que hace de madre, tiene un momento en la película de una verdad y emotividad que te desarma. Y es que Crespo sabe dirigir actores, pero quizás no tenga tanta suerte al elegirlos, no a todos al menos. En esta película hay un desequilibrio evidente: ella es una buena actriz y él es flojo. Y además tiene una voz aflautada bastante poco cinematográfica.

Ciñéndonos a sus personajes, ella es madura y él no. Ella acaba con él por pena. Y él puede ser un gran pintor, pero sigue siendo un tipo perdido, inmaduro, tirando a idiota. Pero la escena final de Amar es buena. En esta escena él, que se sabe cornudo, la trata como a una zorra porque lo necesita. Y la escena es dura, cruda, molesta. Y ahí entra el buen cineasta. Hay que ser muy valiente para hacer lo que hace Crespo en este remate.

Lo mejor: La hija del gran Eduard Fernández (Greta, una de las amigas de la protagonista), una actriz como la copa de un pino que ha heredado el talento de su inmenso padre. También destacan la citada Tena, un reaparecido Gustavo Salmerón (¡más papeles para este señor!) y una Valencia muy bien iluminada por Ángel Amorós y Vinay Vadluru.

Lo peor: El chico (Pol Monen) y el reiterativo juego sexual con máscaras antigás, bastante ridículo.

Amar es una película irregular y fallida, pero con muy buenas intenciones. Es pretenciosa en el buen sentido de la palabra porque pretende ser gran cine, aunque no consiga al 100% lo que busca. En fin, que Crespo tiene cine dentro, le interesa hacer algo nuevo, diferente y difícil. Y creo, y espero, que en el futuro dé cosas mejores. Que investigue, que se la siga jugando, que busque lejos del cine español entregado (vendido) a la fórmula comercial que piden y exigen las grandes cadenas que lo financian.

El plan B:

Escritor, biógrafo, intelectual y judío, el austriaco Stefan Zweig tuvo que huir de su país para no acabar en uno de los hornos nazis. Adiós a Europa, interesante película, nos habla de un tipo que tuvo que refugiarse en París, Londres y finalmente en Brasil, donde acabó suicidándose junto a su esposa. Una figura fundamental de un siglo XX que tan espléndidamente analizó en sus escritos.

Avalon (YouYube)
3 Comments
  1. Talisker says

    Ayer vi en preestreno la de Zweig.Interesante, y muy bien el actor protagonista, pero una película algo fría.

    Gracias por la crítica, como siempre interesante.

  2. RamonPelaez says

    Nada de acuerdo con tu crítica. Acabo de salir del cine maravillado por el actor que hacía de Carlos. La chica no es mala, pero su personaje no evoluciona como el del chico. La escena del palacio y la final me ha parecido formidable.

    Greta Fernandez sin duda ha heredado los genes interpretativos de su padre, todo un descubrimiento.

  3. RamonPelaez says

    Una pregunta al periodista, has odiado al actor o al personaje? (un tipo perdido, inmaduro, tirando a idiota)

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