Los sitios donde late la cultura

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Por fin empieza el gobierno a recortar gastos prescindibles, aunque resulta decepcionante la cantidad que pretenden ahorrar: 16 millones de euros. En la conciencia colectiva de los españoles, la impresión que abunda es la de que se podrían ahorrar muchos más euros limpiando mejor entre los cargos inanes que sobran muy evidentemente en la Administración y las administraciones.

Milagros del Corral/ MINISTERIO DE CULTURA

Entre los despedidos está la directora de la Biblioteca Nacional de España, Milagros del Corral, una experta bibliotecaria con un curriculum de vértigo que llevaba desde 2007 trabajando en silencio y con eficiencia, arreglando entuertos previos a su llegada como la recuperación de incunables que se robaron cuando estaba al mando Rosa Regás, y poniendo en marcha actividades interesantes, aleccionadoras y útiles para quien quiera salir de la ignorancia de tantas cosas. Dicen que la BNE volverá a depender del ministerio, como cuando Franco.

Me acuerdo bien de las promesas del distinguido ministro de Cultura del gobierno de Felipe González, Mesié Semprun, cuando aseguró que bajo su mandato iba a refulgir la BNE y que además iba a poner en funcionamiento bibliotecas públicas de fácil acceso para que todo el mundo leyera y se instruyera como es debido y sin obstáculos. Jamás cumplió esa promesa.

A una le da envidia la comparación inevitable con lo que pasa en otras bibliotecas de esta categoría o incluso de fondos menos valiosos. La Metropolitana de Nueva York, por ejemplo, donde resulta tan fácil consultar libros y donde se respira un respeto a la institución que no distingue entre jóvenes y mayores o tribus urbanas: todos estudian en silencio. No digamos el Museo Metropolitano, al que se accede por un donativo voluntario, un centavo o diez dólares, lo que cada cual quiera aportar, que abre las puertas de las salas animadísimas, magníficamente dispuestas, mientras, quizás, suene un cuarteto de Haydn en directo, desde el piso superior al gran hall de las esculturas.

Noche del viernes en el centro de Madrid, última noche de abril, con buen tiempo y las ventanas del apartamento abiertas. Cada tres o cuatro minutos suena la sirena estridente de una ambulancia. Seguramente llevan intoxicados por el alcohol, por lo general  menores de edad, que son llevados urgentemente al hospital para reanimarlos. Voces que celebran el triunfo del Atlético de Madrid sobre el Liverpool y animadas conversaciones que más parecen de mediodía que de las dos de la madrugada. Bullicio en las calles de Madrid. Risas y vasos de licor. He aquí la cultura española.

La impresión es la de que retrocedemos lenta e inexorablemente, como dice el profesor Pablo Jauralde. Y esto duele.

3 Comments
  1. chuki says

    Lo que resulta muy claro y es una realidad y una gran pena es que en españa no se cuida la culturización de la gente, más bien no le importa a ningún gobierno prefieren que la mayoria de la gente sigan siendo unos ignorantes

  2. ehuelbes says

    Mucha razón, chuki. La pregunta práctica es: ¿a quién beneficia?

  3. estrella says

    En un país civilizado el fútbol, cualquier deporte, forma parte de la cultura que caracteriza al país.

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