Soñemos, pues, en un país serio

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Escena de "El puente sobre el río Kwai" (1957)

Escribo mientras el personal se dispone a desfilar por el Paseo de Gracia barcelonés, detrás de enormes pancartas, en el despliegue de un llanto por la dignidad de la Cataluña que reclama ser una nación. Una de las imágenes publicitarias que han llamado a la mani es la del viejo representante de la nova cançó, Lluis Llach en la que el cantautor sostiene un cartel que dice en catalán “Soñemos”. Hay quien –maledicientes sin duda- habla de autobuses y bocatas de buti dispuestos para que llegue gente de todos los pueblos de la región. Todo ello,  cubierto por el presupuesto de la Generalitat que, en definitiva, es el presupuesto de todos.

El abanderado de esta puesta en escena es el presidente Montilla, cuyo acento catalán va ganando, aprovecho para decirlo aquí, aunque dicen que no lo practica mucho en la intimidad. ¿Qué le pasa al alto representante catalán para verse precipitado en esa espiral absurda de sueños? De acuerdo: sabemos que los nacionalismos, entre otras cosas, suponen un buen negocio político y económico, que sería largo explicar aquí pero que acaso algún economista se anime a hacerlo. Se sabe que es rentable, en todo caso. Pero, amigo, puede usted acabar con la gallina de los huevos de oro si sigue por ahí.

Montilla me recuerda al coronel Nicholson, interpretado por el inolvidable Alec Guiness, en El Puente sobre el río Kwai, prisionero de los japoneses y obligado a construir un puente que ayudará a los enemigos de Inglaterra. Obsesionado por hacerlo a la perfección, sin pensar que beneficia al enemigo, el coronel pierde la razón hasta poner en peligro a los suyos.

Y no creo que “los suyos” aplicado a Montilla, sean solamente sus compañeros socialistas sino, en general, todos los españoles, catalanes incluidos.

Por cierto que los autores del guión, Foreman y Wilson, en la lista negra de la Caza de Brujas del senador McCarthy, no recibieron en vida el Oscar que les pertenecía, por estar perseguidos. Es posible que a algunos catalanes esta anécdota les resulte dolorosamente cercana.

Duele comprobar que generaciones enteras han sido adiestradas en la mentira nacionalista, la necesidad creada de “ser una nación” precisamente cuando la tendencia viable en el mundo es aspirar a que los aparatos políticos permitan que no haya obstáculos nacionales. Al menos, en Europa.

Los polvos los puso Jordi Pujol con su consigna sobre “el hecho diferencial” que aún nadie ha explicado en qué consiste exactamente. Y de ahí, el “hay que hacer nación”: literalmente, hay que inventarse una nación. Los lodos han crecido y apestan. Entretanto, generaciones de ciudadanos de Cataluña se ven dañadas por la testarudez nacionalista: peores resultados en los estudios y mal manejo del español, lo que conlleva menores oportunidades de trabajo; aumento de la sensación de agravio que les produce el comportamiento obsesivo del coronel inglés, un estrés crónico que produce mal ambiente y resulta verdaderamente patológico. Crecimiento de actitudes intolerantes y violentas en materia de libertad de expresión.

¿Qué pasa en Cataluña para que compañías de teatro tan importantes como Els Joglars no puedan trabajar en su tierra, para que periodistas notables como Arcadi Espada, se vean obligados a abandonar los medios de comunicación de Cataluña, para que el mascarón de proa de la movida barcelonesa, Loquillo, se haya sentido invitado a abandonar su ciudad, para que la galería de arte Iguapop, que llevaba siete años en el barrio del Born barcelonés se traslade al barrio de Chueca madrileño, por razones muy atemperadas verbalmente en su comunicado oficial, pero que no engañan a nadie: “No es un punto final sino un punto y seguido; la estrategia de desarrollo y crecimiento de nuestro proyecto artístico y empresarial nos empuja a desplazarnos a Madrid". Eso sí, dejan abierta la tienda, Iguapopshop, para que Barcelona siga siendo “la mejor tienda del mundo” que es la consigna del anterior alcalde, Clos, que ha convertido a la ciudad condal en un insoportable establecimiento de compraventa, infestada de guiris, despersonalizada y degradada.

Espero que no se refiriera a eso el ex honorable Pujol cuando hablaba de hecho diferencial. Porque las trabas para progresar en España constituyen, por desgracia, un hecho diferencial de todos los españoles, no sólo de los catalanes nacionalistas, con el resto del mundo, como comentaba en la entrada anterior.

Por esa razón, emociona profundamente el trabajo de los millonarios jugadores de la Selección Nacional Española de fútbol y la actitud de su preparador, Vicente del Bosque, que simplemente quiere demostrar al mundo que en España se pueden  hacer bien las cosas, que España es un país serio. Soñemos que así es. ¿Por qué no? Y avancemos juntos.

5 Comments
  1. mabu says

    Lo que a mi me llamó la atención es el apoyo directamente institucional que recibió la mani: ¿cuando se ha visto que se permita una manifestación que recorra La Diagonal, el Paseo de Gracia y termine en la Plaza Catalunya? O sea todo el centro de Barcelona estuvo bloqueado durante 3 o 4 horas! La mani fue transmitida por TV3 en directo. Y lo de la senyera gigante me recuerda desagradablemente la bandera gigante de España que regaló el Aznarete a Madrid. ¿Concurrencia desleal o copiomanía? ¿Y como es que los trabajadores en lucha por sus derechos se hayan movilizado para esto y no para lo que les interesa realmente?

  2. celine says

    También resultó llamativo el tono con el que se dio la noticia por TVE: animoso y tirando p’arriva las cifras de participantes. ¿A qué pugnetas está jugando tota aquesta gen?

  3. Jose says

    ¿No dice la constitución, (art. 1-2) que la soberanía nacional ereside en el Pueblo? ¿Cómo se atre pues el T.C. a anular lo que previamente el pueblo catalán habnía aprobado en referendum? Sólo echo en falta en la manifestación de los ciudadanos catalnes, la cación poertuguesa del 15 de abril, Glándola vila Morena: «O pobo é quen mais ordena». Urge democratizar este dodocrático T.C. que tenemos.

  4. celine says

    Cuando dices «el pueblo catalán» había aprobado, ¿te refieres a los cuatre gats que fueron a votar un estatuto que no interesa más que a los socios del negocio nacionalista? Venga Jose, home, non fotis, tu!

  5. me says

    No quiero ser frívola pero qué se vengan más a Madrid. Como centro de arte y espectáculo es superior a Barcelona. A Barcelona la encontré esta primavera, después de cinco años sin volver, un poco paleta.

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