El Cairo: Vida entre los muertos

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Ofelia de Pablo

Foto: Ofelia de Pablo.

Luce el sol y camino entre la vida y la muerte en el cementerio Norte de El Cairo -la llamada Ciudad de los Muertos- un enorme camposanto de 850 hectáreas donde casi dos millones de personas viven día a día hacinadas entre tumbas y mausoleos.

Me sorprende un chirrido estridente mezclado con el cálido sonido de unas risas que parecen desafiar a los solemnes habitantes el lugar. Son Said, Seyedda y Omar que literalmente vuelan sobre las tumbas de los mamelucos navegando en unos viejos columpios ambulantes. Este insólito patio de juegos es su hogar. La sobresaturación de El Cairo –la mayor ciudad de África y Oriente Medio- con sus casi 20 millones de habitantes y las pocas oportunidades de trabajo han hecho que cientos de familias busquen un hogar entre los muertos.

A pocos pasos me encuentro con Fatima que, como tantas otras mujeres, comienza la mañana barriendo y recogiendo sus enseres entre la paz del silencio de los enterramientos que ocupan su hogar. “Nuestros hijos- me cuenta apesadumbrada- tienen que acudir cada día a la ciudad para intentar conseguir algo de dinero para poder comer” En cambio sus pequeños vecinos de sepulcro, Yusuf y Rashid, han tenido un poco más suerte y pueden acudir a la pequeña escuela de primaria que desde hace tres años funciona dentro de uno de los panteones. Su padre, Anpu, me dice que es afortunado “soy repartidor de periódicos y esto me ayuda a dar de comer a mi familia” Antes de que amanezca sale de su tumba con su destartalada bicicleta y cruza los dos carriles de la carretera que separan el cementerio del centro histórico para comenzar la jornada.

Mientras al otro lado de la ciudad el día también comienza para miles de turistas que armados con sus cámaras digitales se disponen a inmortalizar bajo un sol abrasador los vestigios de los faraones. Keops, Kefrén y Mikerinos –las hermosas pirámides- esperan pacientes la invasión diaria. A su lado La Esfinge agotada por el paso de la Humanidad ante sus ojos y su doble sesión nocturna –por la noche recibe cada día una proyección a todo color sobre su demacrado rostro- decide seguir dormitando. Su pensamiento se evade de la realidad e intenta ignorar a las masas, sueña con alcanzar por fin el más allá. Al contrario que sus vecinos del cementerio Norte ella es un muerto agotado de vivir los vivos.

1 Comment
  1. Elizabeth says

    A mi me molestf3 muimsciho que no guardaban el sentido de las frases, vi como decian:-Sabias que esa escena de Superman es exacta-Lo se9, los hombres no vuelan Entonces Luisa va cayendo a 3000 km/s y Superman la agarra cortandole instantaneamente los brazos vuela de noche por el reflejo del Sol en la Luna y la energeda acumulada en la kriptonita de la pielO sea, ni siquiera tienen sentido las frases y ni siquiera es en frases dificiles como teorias fedsicas o referencias tan ocultas como cuando hablan de refutar la naturaleza cue1ntica del cerebro bfCf3mo traducire1n cuando sea afan me1s dificil?

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