Hermanas de sangre

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Como producir cine es una práctica profesional de riesgo, cuando algo funciona hay que sacarle el máximo provecho. Y eso es lo que han hecho los responsables de Pequeña Miss Sunshine en su último producto cinematográfico, al añadir de manera bastante gratuita el marchamo de Sunshine al título en un intento de captar la atención del público que aún recuerda con nostalgia la gran película indie de hace cuatro años.

Sunshine Cleaning, además del nombre y una omnipresente furgoneta, tiene otra semejanza con su antecesora, la presencia de Alan Arkin -ganó el oscar al mejor actor secundario como peculiar abuelo de la extravagante familia Hoover- en el papel de padre viudo y buscavidas que ha logrado sacar adelante como ha podido a sus dos hijas. 

A pesar de una realización ágil y adecuada al relato y del buen trabajo de la actriz protagonista, Amy Adams (La duda, Julie y Juilia…), que sostiene con su gran interpretación la película, apoyada correctamente por Emily Blunt, el guión no ha sabido aprovechar bien las oportunidades dramáticas ni las implicaciones emocionales de esta historia interesante, en la que dos hermanas huérfanas de madre y con dificultades profesionales y afectivas –limpiadora, madre soltera y enamorada de un poli casado, una, y dependiente de una hamburguesería y simplemente inadaptada, la más joven- se ven obligadas a aceptar un trabajo bastante desagradable, limpiar escenas de crímenes.

Sunshine Cleaning se acerca sólo en algunos momentos a las zonas interesantes de las relaciones personales, los sentimientos y las pérdidas, pero lo hace con la brújula estropeada, buscando un tono que no encuentra (humor, cinismo, drama…) y perdiéndose en idas y venidas por tópicos y evidencias en un intento frustrado de hacer un retrato social de la Norteamérica profunda y gris donde nada brilla nunca excepto en los televisores siempre encendidos y en los corazones de los más incautos.

Una pena que esta comedia agridulce esté desustanciada y sin especias, se haya olvidado del estilo independiente y transgresor de su predecesora y no haya sabido encontrar la voz adecuada con la que contarnos las desventuras de estas hermanas dobladas por el peso de la vida que logran enderezar su destino con la sangre de los muertos. Un intento fallido de revivir el éxito de Pequeña Miss Sunshine y una oportunidad perdida entre los renglones de un guión muy flojo.

Por cierto, como la realidad siempre supera a la ficción, hace poco hemos sabido gracias a EFE, aunque nos lo podíamos imaginar, que en una ciudad no muy alejada de donde tienen lugar los hechos, Ciudad Juárez, esa profesión tiene mucho futuro, lamentablemente.

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