Formentor literario

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Travesía de escritores en Formentor, en 1959. De frente y de izda. a dcha. desde Delibes, que señala al fotógrafo, Martín Gaite, Salisachs, Castillo Puche, Luis Goytisolo, Florence Malraux, Juan Goytisolo, Coindreau y Calvino. / Archivo privado

Llevan reunidos un par de días en Mallorca, hasta el domingo, 12, algunos escritores, editores, agentes literarias y agitadores de prensa hablando de lo suyo: literatura. Las antaño Conversaciones poéticas de Formentor (1959) devinieron hace tres años en Converses literàries a Formentor, porque todo cambia en la vida como sabemos los que vamos cumpliendo añitos.

Les màscares del jo, o sea, “Las máscaras del yo, memorias, biografías, autobiografías, diarios y blogs”, se titula este año la conversación entre iguales, o casi. Entre los asistentes: Hans Magnus Enzesberger, el autor alemán preferido de Jorge Herralde, Luis Goytisolo, Esther Tusquets (qué pena no haber podido asistir para preguntarle unas cosillas en petit comité a mi admirada Tusquets), Rafael Argullol, que prepara libro dentro de unos días, Ignacio Vidal Folch, agudo observador y escritor divertido, Miguel Dalmau, que repite porque para eso vive allí mismo, Juan Cruz que repite porque a ver si no, y así. Mi agente literaria preferida, Antonia Kerrigan, también asiste; eso que salen ganando en Formentor, pues que es mujer de dotes (cuarta acepción del DRAE) y simpatía.

Hace media centuria, los nombres convocados por Camilo José Cela, inventor de los encuentros, fueron: Gabriel Ferrater, Jaime Gil de Biedma, Luis Felipe Vivanco que inauguró las sesiones con una cita de Rubén Darío: "La poesía existirá mientras exista el misterio de la vida y la muerte", a los que siguieron Miguel Delibes, Carmen Martín Gaite, Italo Calvino, en fin...

A Cela le había gustado mucho el hotel Barceló, donde se celebraron esas reuniones, y se hizo amigo de su dueño de entonces, Tomeu Buadas, al que convenció de lo bonito que sería montar un contubernio poético, del que derivó luego el Coloquio Internacional de Novela, con su premio Formentor y su Prix International de Littérature que daban los editores. En sus Años de Penitencia, y derivados, ya cuenta Carlos Barral, otro de aquellos protagonistas, lo que supuso esta iniciativa para la España de los años sesenta, tan gris y austera, ella. Fotos de entonces –como la que abre este modesto post– atestiguan de manera soberbia esta afirmación.

Es justo que Formentor quiera revivir esos años de luz y brillo literarios y por eso felicito a la organización que ha conseguido que dos de los que asistieron a la histórica reunión (Enzensberger y Goytisolo) asistan también esta vez.

Claro que podrían echarse en falta nombres tan lustrosos como aquellos jovenzuelos del 59, en el maremágnum de escritores de variada fortuna con que el mercado marea a los lectores curiosos.

Entre tanto autor de novelas de cátaros, reinamoras, curas perversos y templarios extraterrestres se desliza de vez en cuando el nombre de alguien con verdadero talento que pasa perfectamente desapercibido. Mala suerte la de los jóvenes escritores de valía que traten de abrirse paso en estos años en que la rabiosa codicia lleva a los editores a apuntarse a un bombardeo si eso da pelas (luros, quería decir).

Los anglos, con esa lucidez que les caracteriza para el negocio y hasta para las cosas buenas, han elaborado una lista de los mejores narradores en español de menos de 35 (lo de “jóvenes” ha habido que ampliarlo un poco: lo he dicho antes, los tiempos cambian) que aparecerá en el próximo número de la otrora famosa revista Granta, hoy, más minoritaria si cabe. Los de Granta se han valido de un selecto jurado para confeccionar la lista. Hay expectación pero hasta el 6 de octubre, cuando esté a punto la Feria de Francfort, no hay nada que hacer. Es un secreto bajo siete llaves.

Ya le he pedido a mi secretario que me lo recuerde, no se me vaya a pasar, y así se lo contaré a usted, amable lector, que tanta paciencia me tiene.

8 Comments
  1. Un lector says

    Su post no es modesto, Elvira. Es un hermoso ejercicio de nostalgia «actualizadora» de una cultura y una vida mejores. A propósito de «la máscara del yo»: son dos formas de aludir a lo mismo: la persona (la máscara de los actores del teatro griego, «per sonare» -persona-, ya en las lenguas descendientes del latín). Al día de hoy (aunque sé que a usted no le gusta este enunciado) las cosas no marchan demasiado bien porque todos queremos ser irrestrictamente «naturales».

  2. Elvira Huelbes says

    No entiendo la palabra «irrestrictamente»; en cambio, tampoco pillo lo de que «todos queremos ser naturales». Aviados estamos.

  3. me says

    La foto es hermosa y el elenco de este año no está nada mal, a un par de ellos me gustaría conocer personalmente. En cuanto al libro de Argullol ya se puede ver en la página de su blog en ‘el boomerang’. Gracias, Elvira.

  4. Manuel Mandianes says

    Una bio-biografia apasionante. Felicidades. Con un culo de mejor asiento no hubieras hecho lo que has hecho, no hubieras sido tan «rica» y, sobre todo, tu via no hubiera sido tan interesante ni hubieras tenido tantas cosas que contarnos

  5. Elvira Huelbes says

    Manuel, me confundes… Gracias.

  6. estrella says

    Manuel, no entiendo lo que dices, pero por lo menos deberías cambiar todos esos ‘hubieras’ a «habrías’. Vaya, cuestión de estilo. Me cansa que en las frases condicionales nunca aparezca el CONDICIONAL

  7. celine says

    «Hayga paz»

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