Un Cervantes para la joven Matute

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La escritora Ana María Matute, en una imagen del pasado día 11. / Foto: Alberto Estévez (Efe)

Apenas salimos de las cervantinas referencias de Soledad Puértolas en su discurso de entrada en la RAE cuando llega la noticia de que le han dado el Cervantes a Ana María Matute. Menos mal que Matute es mujer longeva a pesar de sus castigos alcohólicos de antaño. Enhorabuena a la autora de los cuentos más duros y tristes que se puedan leer, aunque ahora se la conozca casi como escritora de novelas fantásticas para niños.

Conocí a AMM hace la tira, en su Barcelona. Hacía años que no esgrimía la pluma, se recuperaba de algún revés considerable, del que ella misma ha hablado en entrevistas. Cosas de la vida. Durante la charla que grababa para RNE compartimos seis whiskys, ahora lo puedo confesar. La pítima me duró toda la tarde. Qué mal.

Para AMM no es muy honroso que digamos pertenecer a la especie humana, dadas las “hazañas” bélicas y cotidianas que la adornan. Su lucha personal y la literaria han ido siempre juntas y han tenido que ver con la injusticia. Haber sido una niña durante la Guerra Civil contribuyó grandemente a ello. En su página oficial de la red, hay una fotografía, para mí la mejor, que le hizo Colita, que refleja su belleza y su sensibilidad.

No puede quejarse Matute de la cosecha de premios que ha reunido en su vida: empezó aquella jovencita, tan resultona,  ganando el Premio Planeta por  la novela Pequeño teatro (1954) que, en realidad, había escrito ocho años antes, cuando tenía 17. Luego llegó el Nadal, por Primera memoria (1959), el mismo año que le dieron el Premio Nacional de Literatura por Los hijos muertos. En 1962, Premio Fastenrath, de la RAE, por Los soldados lloran de noche. El Nacional de las Letras Españolas, en 2007, pero muchos más entre medias: premio Lazarillo y Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil. En las puertas quedó este mismo año el Príncipe de Asturias de las Letras que acabó en manos de Amin Maalouf.

A los jurados del Cervantes les cuesta, en general, admitir a mujeres entre sus premiados. No lo hacen a propósito ni con mala intención; es que pasa así. Desde que se creó el invento, en 1976, sólo tres mujeres, incluida AMM, lo han merecido, por lo visto. Echen la cuenta. Yo no digo nada, sólo digo lo que digo.

AMM no ha parado de escribir porque escribir es su vida, según confesión propia. Su producción es copiosa, en la calle, el último libro que reúne sus cuentos completos, La puerta de la luna (2010): una buena ocasión para conocerla. Su voz y sus maneras, tan dulces, no tratan de disimular la dureza del mundo y de la vida que brota sin ambages en sus páginas.

Con que me sumo a su alegría y salto con ella -en espíritu, que no andan los huesos para muchas juergas- para celebrarlo. Enhorabuena.

1 Comment
  1. Orientadora says

    Bravo por las mujeres escritoras e imaginativas. Es verdad que se les hace poco caso. Han de ganárselo con mucho más esfuerzo que los hombres. es una mujer luchadora y maravillosa, que da ejemplo. Gracias por tius comentarios y pistas para seguirla.

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