Hay aspectos de la producción y la distribución cinematográfica que a uno le cuesta entender incluso en Navidad, tiempo de magias y mentiras que a todos menos a los niños y a los premiados en la lotería nos toca un poco las gónadas por razones diversas. Como Atom Egoyan me parece un director con gusto y comprometido con el ser humano en sentido amplio (Exótica, El dulce porvenir El viaje de Felicia, Ararat…) cuando estrenaron Chloe en España hace unas semanas no dejé pasar la oportunidad de verla. Y menos aún sabiendo que iba a ir acompañado de quien me lo propuso, una bella mujer de uñas rojas que a su pesar sabe mucho de amor y de historias tórridas.
Me prevenía un poco que esta película protagonizada por Julianne Moore, Liam Neeson y Amanda Seyfrid, rodada el año pasado y presentada ya en el pasado festival de cine de San Sebastián fuese una versión de una película francesa estrenada sólo hace cuatro años, Nathaly X, una cinta de Anne Fontaine interpretada por Fanny Ardant, Emmanuelle Béart y Gérard Depardieu. Aun así, pudo más la curiosidad por saber lo que quería contarnos el canadiense con este estupendo elenco de actores sobre un relato ya rodado y presentado por su distribuidora bajo la mítica aureola de "thriller erótico".
La película cuenta la historia de una ginecóloga de éxito (Moore) que se acerca a esa edad difusa en la que algunas mujeres empiezan a sentirse invisibles y comienza a sospechar que su marido, un atractivo profesor de dramaturgia (Neeson), le es infiel. Para confirmarlo o descartarlo contrata los servicios de una bella prostituta (Seyfrid) que pondrá a prueba la fidelidad de su cónyuge a cambio de dinero. Poco a poco las cosas se van complicando sentimental y sexualmente y empiezan una tormentosa relación a tres en la que las dos mujeres viven una apasionada historia de amor y sexo hasta que una de las dos acabará perdiendo, como casi siempre sucede en estas lides.
O eso es lo que parece. Porque la película tiene dos partes argumentales bien diferenciadas, que en cierta manera resultan contradictorias o cuando menos demasiado distintas y poco consecuentes la una con la otra. En la primera, la más interesante, se establecen las bases del dolor, la pasión y los sentimientos desaforados, y los personajes se ven atrapados en un torbellino de atracción, dudas y temores que los arrastra por una senda tortuosa llena de trampas emocionales de la que es complicado salir indemne. Sin embargo, en un momento determinado, cuando el filme alcanza un punto de atracción argumental difícil de superar, la guionista busca inexplicablemente un camino demasiado fácil para resolver las peripecias planteadas, y lo que era una película interesantísima se convierte de repente y hasta el final en un telefilme de sobremesa.
Una pena que todo el talento narrativo de Egoyan y las espléndidas interpretaciones de sus actores, sobre todo la de Julianne Moore, se hayan diluido en un coitus interruptus, en un pudo ser y no fue, por el fallido texto de Erin Cresida Wilson, la guionista, que nos ha dejado a todos sin saber exactamente qué es un "thriller erótico". A estas alturas aún no sé exactamente que querían contarnos. A pesar de todo seguiré esperando que al canadiense le vuelva la inspiración, aunque tenga que ir solo al cine.
La reina de la función es Amanda Seyfried. Compárese su papel aquí con el de Mamma Mía.
Atom Egoyan, mucho morbo, en cuanto salga en las pelis yonkis al saco.
Atom no dice mucho, pero siempre enseña algo bueno.
Que pena, ya que, los actores son magnificos y verlos en una cartelera te hacen entrar… pero si va a ser un coitus interruptus espero a que llegue a la TV que, al menos, la sensación de vacio me llega en el sofa, con una cerveza en la mano, mejor que en el cine (que luego tenemos que ir hasta casa con esa desagradable sensacion de no sabe en que pensar)
La presencia de Julianne Moore me hizo tener ganas de ver el último trabajo de Atom Egoyan pero, coincidiendo con algunas de las opiniones, diré que también a mí se me quedó un sabor amargo al comprobar cómo el final de la película acababa en pocos minutos con la atmósfera creada durante la mayor parte de la película. La interpretación no decepciona y, es cierto que Amanda Seyfried ha evolucionado muy favorablemente respecto a sus anteriores trabajos.