Mi sueño es ser mileurista

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Cabecera de 'Princesas de Barrio'. / lasexta.com

Con la perplejidad aún latiéndome en las venas en forma de cabreo, pues tengo sintonizado todavía el extinto CNN + en mi mando y cuando me equivoco entra en mi salón una pandilla de memos vociferando y haciendo estupideces –ya saben, Gran Hermano 24 horas- a los que lamentablemente ven el mismo número de personas que veíamos el canal de noticias, la cadena joven y progre en la que muchos habíamos depositado ciertas esperanzas, La Sexta, emprende su senda hacia el abismo de la falta de gusto por ver si coge el relevo, o las migajas, de Telecinco y sus reality shows, sus docudramas, sus docuseries y todos esos esperpentos, al parecer tan exitosos, que nos ofrece la televisión privada en competencia.

El domingo pasado la cadena de Mediapro estrenó Princesas de Barrio, una docuserie de los mismos creadores de Mujeres Ricas, pero centrado en la otra parte del espejo, en unas jóvenes poligoneras de faldas cortas, pendientes grandes y boca suelta, cuyos sueños más complejos son tener dos tallas más de pecho, salir en televisión o desfilar en la pasarela Cibeles. Vamos, Yo soy la Juani, de Bigas Luna, pero en versión patéticamente real.

No obstante los intentos de ellas mismas y los guionistas en ridiculizarse o en ser espontáneas -que no sabemos bien la diferencia- mostrándose gritonas, malhabladas, mascachicles y superficiales, en ningún momento me pude reír de nada. Al revés, una congoja cada vez más honda se adueñaba de mí. Será el cinismo o la edad, pero ver a estas jóvenes sin esperanza exhibir su ruina ante las cámaras de un programa depredador con la ilusión de cambiar de vida me parece de una crueldad insoportable.

A pesar de que el estreno tuvo cierto éxito en los dos capítulos que se emitieron (1.236.000 espectadores y un 7,3% de cuota de pantalla, en el primero, y 756.000 espectadores con un 8,4% de share, el segundo) dudo que la gente quiera ver reflejada en la tele su miseria o la circundante. Otra cosa es ver, y envidiar, a las Mujeres Ricas hacer el tonto -porque ellas lo valen y son muy `guays´ y en el fondo saben que es un juego y cuando acabe se irán a jugar al club de golf, a la fiesta de una amiga o a comprar en Gucci- y otra mofarse de una chicas humildes con vidas de perspectiva bastante negra entre las que sólo una de cada millón se convierte en Belén Esteban (¿Me entiendes?) o algo parecido. En fin, que hay cosas que no se deben hacer. Y La Sexta lo ha hecho.

Durante los dos capítulos que emitieron el domingo –a partir de ahora sólo emitirán uno- había momentos en los que no sabía si estaba ante una película de las duras de Mike Leigh o Ken Loach pero con gente de Arganda, Toledo o Torrejón de la Calzada. Y quizá precisamente en su defecto mayor se encierre su única virtud, el drama social que se intuye bajo la superficie puede servir para que cierta gente vea por primera vez de cerca la cara de la dificultad, la desesperanza, la pérdida de ilusión y el despilfarro de lo mejor de nosotros, la juventud. Aunque algunos sean capaces de reírse hasta de la madre que los parió, si alguien entre la audiencia se da cuenta de esto y se pone a pensar, ya ha valido la pena.

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Las princesas de Barrio son Jessica, una madre soltera de 22 años con los pechos operados que sueña con hacer un desfile de fotos o ser modelo, pero que trapichea con productos de cosmética con sus compañeras de la fábrica de aerosoles donde trabaja por unos cientos de euros y que a pesar de sus delirios de fama “se conforma con ser mileurista”, pues se levanta todos los días a las seis de la mañana y debe dejar los domingos por la tarde a su hija al cuidado de su abuela, que también cuidó de ella, hasta los viernes, que es cuando la puede recoger para estar juntas el fin de semana.

Y Marta, una gogó de 19 años que baila casi desnuda y que se acuesta todos los días a la misma hora que se levanta Jessica, que se operó el pecho con el dinero de su madre y que ahora se quiere operar el culo –“yo no soy prostituta”, dice de una manera u otra en varias ocasiones, en un complejo asumido muy interiormente y con probabilidad en su casa, “porque luego la más santa es la más guarra”-. Y Paqui, una cantante de orquesta de 27 años que espera grabar un disco y que se casa ante las cámaras con su novio de toda la vida con el que tiene dos hijos “porque ahora nos apetece y no tenemos ninguna obligación, ni un bombo ni nada…”.

E Iratxe, una joven de 24 años en paro que mientras estudia para sacarse el graduado escolar hace de ama de casa, aunque “no le gusta nada, nada, nada” y mientras espera la suerte en la tele o le sale un trabajo le lava todos los días con detergente la sangre de la ropa al pesca, su novio, el pescadero, aunque su madre opine que es una despilfarradora porque con agua oxigenada es suficiente.

Y hablando de pescado y de sangre, estas mujeres desesperadas e inocentes de extrarradio y su entorno: madres, abuelas, novios, amigos, compañeros, etc., son en realidad la carnaza que ahora lanzan a los tiburones desde La Sexta para ver si pescan algunos cientos de miles entre este revuelto mar de hipocresía y decadencia moral en el que nada gran parte de la audiencia de las televisiones privadas. A nosotros ya no nos pescan, que aún nos quedan principios.

9 Comments
  1. SANTANDER says

    Bueno, tengo que reconocer que no me estoy adpatando bien a los nuevos tiempos y paso de ver la TV…. Las televisiones han decidido enchufarnos la teleralidad por vena, eso hace que desfilen continuamente gente anonima sin nigún merito que se jacta de ser mas animales y analfabetos de lo que nunca habriamos imaginado (ayer en la TV mas de 6 periodistas, pregunta ¿Capital de Alaska? solo una respuesta, «Canada»… solo el mitico Padre Apeles flipó con los terulianos y cuando dijo que Alaska pertenecia a EEUU, ya que, lo compro a los antiguos Zares Rusos casi se lo comen… por ser un «listillo», y encima el Padre Apeles)…. Las productoras nos sacan estos personajes, los sangran delante de la gente, los machacan y los dejan tocados para el resto de sus vidas…. sin ninguna conciencia, sacan su «Share» y les da igual (i) las consecuencias para los «protas» y (ii) lo que nos estan transmitiendo a los teleespectadores…. les da igual, se fuman un puro

  2. Iker says

    Yo sigo kn el nodo, por k solo veo la 2, y direis k es lo tipiko. Es mi realidad, me enkanta llegar a casa y ver por ej. el documental Tierra. Lo que hay qu hacer es denunciar a las cadenas por su contenido. Segun la ley ningun contenido publico puede atentar contra la moralidad del telespectador,klaro que se puede apagar el tv y ponerse a leer, k es mejor solucion la verdad.

  3. Hitos says

    A mi me pareció un montaje, estaban muy sueltas ante las cámaras ¿no serán actrices?

  4. carlos says

    gracias a dios existe la 2,llena de muy buenos programas culturales.
    mientras todas las cadenas degeneran,la 2 demuestra que otra sociedad y otra television son posibles

  5. icoman says

    No dejo de sorprenderme. Lo de «mujeres ricas» creo que lo más que duré viéndolo fueron 30 seg, pero esto de las «Juanis» seguro que aguanto más. Yo apuesto por las pelis del plus ó Dora Exploradora en compañía de mi hija. Ayer vi An education. Me encantó!!

  6. oikos says

    Disculpa Santander: totalmente de acuerdo contigo excepto en lo de «más de 6 periodistas». Si era en un programa de tertulianos -cosa que deduzco por la presencia del Padre Apeles y por la respuesta inteligente a la pregunta- NO son periodistas. Me da igual que tengan la licenciatura o que empezaran de plumillas en el mismísimo El País. Para ser periodista hay que ejercer como tal y lo que hacen los tertulianos NO es periodismo. A saber: informar, lo más verazmente posible, sobre la realidad para conformar así una opinión pública sana y diversa.

  7. KING SPINCH says

    Otra fábrica de «juguetes rotos» como Gran Hemano, Operación Triunfo, Popstars, Fama, La Granja, el Bus…

    Hacen creer a unos pobres postadolescentes que son los reyes del mambo, y luego, cuando baja la marea y comprueban que la vida es un tango, se les hace un nudo en el cerebro. No están preparados psicológicamente para aceptar que para ser algo en la vida hay que hacer algo más que competir…
    …ser competente. Y para ser muy competente hay que echarle muuuchas horas de pico y pala en la sombra, no basta con un par de galas de glamour, cámaras y público pagado.

    Estos chicos y chicas que les hacen creer que son VIP, se darán cuenta demasiado tarde de que sólo han sido moqueros desechables para vender unos espacios de publicidad. Y ellos sabrán que son unos ilusos que pensaban que en el programa los mantenía una horda de fans mandando SMS’s, cuando en realidad es la dirección de un programa el que decide qué concursante da juego y quien no. Es decir, quién es suficientemente patético como para atraer a televidentes igual de patéticos.

  8. hook says

    Estas hay que follarlas de dos en dos.

    Por una módica cantidad las puteamos a todas.
    Eso si el año que viene que ahora estan de subidon, este año las de ‘Se lo que hicisteis’ que estan de bajón.

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