Un film serbio

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Ángel Sala, director del Festival de Cine Fantástico de Sitges. / Efe

Como era de temer, el juzgado de Vilanova i la Geltrú ha dado curso a la petición de la Fiscalía  de Barcelona de llamar a declarar a Ángel Sala, director del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, como imputado por un presunto delito de exhibición de pornografía infantil. El supuesto delito sería la proyección, en el marco del festival, de la película A serbian film, del director Srdjan Spasojevic, en la que al menos dos escenas incurren, a ojos del fiscal, en la ilegalidad: la de la violación de un bebé, y otra de sexo con un niño de cinco años. La acusación se desentiende del la circunstancia de que A serbian film (véase abajo el tráiler de la película) es una obra de ficción, en la que Spasojevic se propuso, dice, explorar las consecuencias de la guerra en aquel país. El protagonista de la película es un actor porno retirado que acepta trabajar a las órdenes de un director sin escrúpulos, empeñado en experimentar con los límites del género, abierto a las depravaciones y los excesos a que este empeño le conducirá. A tenor de las críticas, la película queda lejos de ser una obra maestra, pero en absoluto permite ser interpretada como una apología de la violencia y una llamada a la pedofilia. En palabras de Pablo Muñoz (Alvy Singer), es "interesante, quiero decir artísticamente interesante, porque expresa, con más contundencia que grandeza, las fracturas profundas de un país, una psicosis colectiva cuya desesperanza y su absoluta orfandad moral no van a pasar girando la cara". Otros comentarios, como el que en su día le dedicó Toni García en El País, son menos complacientes: "Una soberana estupidez [...] retórica barata y casposa, que trata de justificar los dislates de un realizador barato inyectando en la trama un reguero inacabable de cháchara". Como sea, durante la presentación del Festival de Sitges, el ahora encausado Ángel Sala destacó la crudeza de algunas de las películas programadas y se refirió específicamente a A serbian film para decir que, aunque está "llena de escenas muy extremas", no se trata de una simple provocación. "Juro que no la volveré a ver más", añadió.

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A serbian film se proyectó a medianoche, habiéndose adoptado previamente todas las medidas informativas y de control necesarias para impedir el acceso a la proyección de cualquier persona menor de edad, y seguramente estaría llamada a disolverse rápidamente en el olvido si no fuera porque, al enterarse de que iba a ser proyectada, la Asociación de Defensa del Menor denunció el caso a la Fiscalía, que abrió diligencias. No cabe duda de que, cualesquiera sean las motivaciones de esta Asociación, al cursar su denuncia ha contribuido –como otras veces– a aumentar exponencialmente la repercusión, la resonancia y, en consecuencia, el visionado –ya sea en salas comerciales, ya a través de la red– de la película. Si algún daño puede producir ésta, ya sea a los niños o a los adultos, la denuncia no ha hecho más que incrementarlo.

El delito que se le imputa a Ángel Sala está recogido en el artículo 189.7 del Código Penal, que castiga con penas de tres meses a un año de cárcel o multa a quien "produjere, vendiere, distribuyere, exhibiere o facilitare por cualquier medio material pornográfico en el que no habiendo sido utilizados directamente menores o incapaces, se emplee su voz o imagen alterada o modificada". La pretensión de que Ángel Sala puede haber incurrido en este delito choca con el dato de que –según informaba Efe– la película se ha proyectado, entre otros, en festivales internacionales de Bruselas, Montreal (Fantasia), San Francisco, Toronto, Austin, Oporto, Sofía, Hamburgo, Helsinki, Puchon (Corea del Sur), Ravenna o Estocolmo; que fue distinguida en Montreal con tres premios: el de Mejor Película, el Premio de Oro a la Mejor Película Europea y el de Película Más Innovadora; que obtuvo, hace apenas unos días, el Premio Especial del Jurado en el Festival de Fantasporto en Oporto y el Premio al Mejor Guión en el Festival FIPRESCI en Serbia; que se ha proyectado en los dos mercados de cine más prestigiosos del mundo, el de Cannes y el American Film Market de Santa Mónica (California), y que será distribuida comercialmente en el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos.

Además del "total apoyo" de los organizadores del Festival Internacional de Cine Fantástico de Sitges, Ángel Sala ha recibido el de los directores de los principales certámenes españoles, que, al enterarse de las diligencias de la Fiscalía, emitieron un contundente comunicado en el que, además de negar las acusaciones, expresaron su "extrañeza ante el hecho de hacer recaer la responsabilidad en un programador cultural", y sugerían que "comportamientos como el de la Fiscalía de Barcelona parecen retrotraernos a épocas de cortapisas censoras contra la libertad de expresión y programación culturales que sinceramente creíamos que pertenecían a la Historia". Otros representantes culturales se han expresado en este mismo sentido. El ya citado Pablo Muñoz, por su parte, se preguntaba con razón si, en atención a los argumentos esgrimidos, no habría motivos para censurar la proyección de una película como Saló, de Passolini.

Entretanto, lo preocupante de verdad viene a ser la ola de fariseísmo que parece impregnar de forma creciente la cultura española, cada día más irresponsable y gesticulante en la sobreactuada escenificación del escándalo, a que tan propensa es. Habría mucho que decir sobre el lugar que en la actualidad se asigna a la infancia como último bastión en que han terminado por recluirse los tabúes que limitaban antaño las conductas sexuales y el papel que desempeñaba el cuerpo y su relación con él en la conciencia del sujeto. Nadie duda de que la corrupción y la violación de los menores ha de seguir siendo considerado, sin atenuantes, un delito mayor; pero conviene considerar hasta qué extremo la obsesión por preservar la infancia del acecho sexual no debería ser contemplada como una reacción sintomática, a veces histérica, frente a los peligros constantes a que la expone una sociedad que se revela incapaz de armarla frente a las tensiones y a las patologías del mundo adulto, en tanto no cesa de recortar su duración con vistas al ingreso cada vez más precoz del niño en la adolescencia, donde ya es susceptible de actuar como consumidor de un sector de mercado que por otro lado no deja de prosperar.

4 Comments
  1. Mara9 says

    Inobjetable y magnífico artículo, en particular el último párrafo. Qué gusto leer cosas tan inteligentes.

  2. eltreintaytres says

    Líbrenos quién sea de los fariseos, de los lobos disfrados con piel de cordero, de los acusadores y censores que en aras de sus inconfesables intereses persiguen desde el poder que tienen la libertad de pensamiento que siempre será más útil (el pensamiento libre) que si éste está encerrado con siete llaves. Bienvenido a cuertopoder.

  3. Jonatan says

    Gracias por dar en el clavo de la cuestión. A veces, el desánimo ante tanta estulticia e hipocresía sociales puede a las almas más inteligentes que renuncian a levantar la voz. Me alegra mucho su incorporación a cuartopoder.

  4. celine says

    ¿Cómo es posible que no les escandalicen las brutalidades verbales, los modales, la borde prosa, la vulgaridad vital a que obligan a los niños desde la televisión y en el seno del hogar, los comportamientos de determinados amorosos papis? ¿Por qué no se plantean a qué están condenando a generaciones de críos que no escuchan un sólo aria de ópera en su vida, ni contemplan, EN SILENCIO una obra maestra en un museo, ni pasean horas y horas por el campo en un domingo soleado de primavera, ni aprenden los nombres de los árboles, ni leen aventuras inolvidables, ni logran agradecer un favor prestado, ni a expresarse con inteligencia, ni…?

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