Inteligente esperpento sobre la Guerra Civil

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Una escena de la serie 'Palza de España', estrenada este lunes en La 1, de TVE. / rtve.es

Ni el fin de puente en seis comunidades autónomas ni las vacaciones de medio país fueron impedimento para que RTVE presentase el lunes a la audiencia su nueva apuesta por el humor en sustitución de la más que interesante Los misterios de Laura, que por cierto también debutó hace dos temporadas en fechas semejantes y no anduvo mal de éxito.

No les salió mal la jugada a los responsables de la tele pública y RTVE lideró la audiencia del prime time. Se emitieron dos capítulos de Plaza de España; el primero obtuvo el 20,9% de cuota de pantalla y el segundo un 19,9%, con casi 3 millones de seguidores (2.961.000 y 2.968.000, respectivamente), logrando eclipsar el estreno de Telecinco, El cuerpo del delito , que sólo obtuvo un 12,2%.

El que ambos episodios tuviesen casi la misma audiencia nos lleva a pensar que los televidentes no solo estuvieron interesados en ver el estreno de la nueva serie ambientada en la guerra civil por curiosidad o inducción publicitaria, sino también en comprobar en qué tono se iba a desarrollar ésta por si la apuntaban en sus agendas televisivas.

El arranque argumental fue prometedor: en Peñaseca (en realidad Patones) todo el pueblo se está repartiendo las viandas y lujos del marqués, pues acaba de morir de muerte natural, cuando las tropas franquistas llegan y establecen el frente. Entonces para salvar la situación y algo más su personalidad es suplantada por el administrador (Javivi), pero la mentira es descubierta por el teniente (Gorka Otxoa), que casualmente es de ese pueblo, aunque el Coronel (Enrique Villén) está encantado con la campechanía del noble.

La productora Hill Valley, del grupo Vocento, hace tiempo que encontró un filón en el humor transgresor y absurdo con productos como Enjuto Mojamuto, Muchachada Nui o Museo Coconut. Para Plaza de España han fichado a los brillantes guionistas de Cámara café, Pepón Montero y Juan Maidagán, y han encomendado una realización complicada por la cantidad de personajes que transitan en cada secuencia a María Cereceda y Rafa Parbús, obteniendo un resultado bastante prometedor.

Personajes con voces propias en diálogos ágiles que no se solapan, humor inteligente que provoca la risa desde el cerebro y no desde el estómago, situaciones divertidas e ingeniosas, agilidad narrativa en las tramas, buenas interpretaciones de los protagonistas, excelentes actuaciones de los secundarios y una realización correcta hacen que nos olvidemos de los decorados de cartón piedra y cierta claustrofobia escenográfica.

Plaza de España se sitúa entre el absurdo de algunas películas de Cuerda (Amanece que no es poco o El bosque animado), la mala baba de Berlanga en La vaquilla y la inteligencia de la mítica serie de la BBC Allo Allo!, con unos toques del surrealismo de Buñuel en El ángel exterminador o El discreto encanto de la Burguesía. Le auguramos éxito y se lo merece.

Una digresión final. Somos conscientes de que cuando se cumplen 75 años del inicio de la guerra todavía duermen en cunetas y ribazos miles de muertos sin nombre cuyas familias claman por ellos y sabemos que Paul Preston ha vuelto a poner el dedo en la llaga del odio que nos tuvimos al confirmar con datos en El holocausto español que la crueldad represora que intuíamos se fraguó en retaguardia y despachos con la intención de atemorizar al enemigo, sobre todo en el caso de los sublevados. Pero somos conscientes también de que una cosa no quita la otra, de que varias generaciones han nacido después de morir Franco y de que quizá haya llegado el momento de reírnos de nosotros mismos aun a costa de tragedias como la nuestra. Esta serie parece una buena excusa para ello si somos capaces de distinguir la realidad de la ficción. Quien no lo sea que vaya al médico.

8 Comments
  1. manolo says

    Pues si le parece tan bien y tan sano el enfoque surealista y desenfadado del tema, haga lo mismo, -con ese mismo espíritu desenfadado y jocoso- de la represión y holocausto de los judíos en la guerra, relate a modo de chiste por ejemplo, la escena de la película El pianista, en la que arrojan a un impedido por el balcón, prácticamente ha pasado el mismo tiempo; a que no? A que no hay huevos? Hay cosas que siempre hay que tratarlas con el respeto que merece siempre el sufrimiento humano y este no decrece con el tiempo. Me parece una falta de respeto a la memoria de la gente que perdió a sus familiares y ni siquiera sabe dónde están sus restos.

  2. Alberto says

    Manolo,

    Como primer punto hay que reconocer que la calidad de la serie es…bastante aceptable.

    Segundo, ya va siendo hora de que dejemos los llantitos de un lado. Lo que por entonces ocurrió fue una desgracia para todos los que lo vivieron pero nuestras generaciones ya estamos un poco cansados de leer y escuchar historias de la guerra civil siempre desde la misma perspectiva.

    Una serie realmente simpática y acertada

  3. El Teleoperador says

    Manolo, idiota, en la serie española tampoco retrantan «con espíritu desenfadado y jocoso» el asesinato de Lorca. Sin embargo, pobre ignorante, sí hay series y películas similares en jocosidad con ésta, como al propia «Allo, allo», «La vida es bella», «Los héroes de Hogan» y varios salvajísimos sketches de los Monty Python.

  4. manolo says

    Teleoperador, hijo de la gran chingada, si cuando tenías 10 años hubiesen asesinado a tu padre, en una zona donde nunca hubo frente de guerra y ni siquiera hubieses podido darle sepultura, seguro que no te parecería nada simpática y acertada la serie.

  5. Noa says

    Creo que todos deberíamos «juzgar» las cosas en su justa medida. Esta crítica contempla la serie desde el punto de vista técnico, argumentos, diálogos, desarrollo de la trama, originalidad, aceptación por parte de los telespectadores, etc. Pero siendo consciente en todo momento de las atrocidades cometidas en el escenario sobre el que se asienta «Plaza de España». No creo que en esta crítica haya ninguna falta de respeto hacia las víctimas de la Guerra Civil ni hacia sus familiares que, por supuesto no las olvidamos, pues ¿quién no tiene un familiar cercano o muy cercano que pereció al frente, en uno u otro bando? Simplemente, es una forma diferente de ver las cosas y, afortunadamente, todos tenemos derecho a que nos guste o nos parezca un espanto, pero intentando no ofender a nadie.

  6. celine says

    Lo que queda claro es que en España es difícil hablar sin insultos ni alteraciones de la voz sobre la Guerra Civil. Han pasado tres cuartos de siglo, Pascual, y tu articulo levanta ampollas. No he visto la serie por mi desconfianza patológica hacia los productos televisivos en general y españoles en particular; sin embargo, tu equilibrado comentario me invita a prestarle un día atención. Pido a manolo y a teleoperador que se disculpen públicamente en este foro si tienen valor para ello. Se lo agradeceremos muchos.

  7. hook says

    Pascu la esta liando parda.

    Molaa….. tu articulo

  8. KING SPINCH says

    De nuevo sigue habiendo gente que confunde «el culo con las témporas» y lo lamento profundamente. Sin duda debería haber una escuela de «ética aplicada del espectador» para abrir mínimamente la mente al consumidor de un producto cultural y/o de entretenimiento. La libre opinión es un derecho soberano, y se respeta. Pero creo que es un gran error juzgar una obra de ficción desde las gafas de la propia biografía, o por su oportunidad o inoportunidad respecto al contexto sociocultural, o confundir humor con falta de respeto, parodia con fobia, o creer que ciertos temas son intocables, sobre todo para la comedia.
    A ver si a partir de ahora yo también me vuelvo ridículo y pongo a parir la serie “House” porque un error médico me dejó huérfano, critico la serie “Yo soy Bea” porque los guapos no tenemos por qué ser tontos, defenestro “El coche fantástico” porque un “tunero” me dio por detrás en un semáforo, o pongo a caer de un burro a “The Office” porque un jefe cabrón y graciosillo me despidió por no reírme de sus chistes.
    Sobre la serie de referencia en este artículo no puedo opinar porque no vi el capítulo completo. Pero ruego que ya le guste el producto o no, nadie juegue a censor que defiende la moral de los televidentes, y aconsejo que se quite las gafas cerca y opine con sentido de lo lúdico y la perspectiva de la imaginación. Ya está bien de “doctores de la iglesia”.

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