La venganza en plato roto

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Las películas de espías suelen gustar a casi todo el mundo porque tienen ingredientes de varios géneros en pequeñas dosis y la mezcla resulta agradable a cualquier paladar: thriller, drama, tensión, bélico, etc. En cartelera está El caso farewell, dentro de un tiempo llegará El topo y ahora se acaba de estrenar La deuda, una superproducción basada en una película israelí de hace cuatro años.

La acción transcurre en dos momentos distintos. En los años sesenta, cuando un comando del Mosad intenta secuestrar a un médico de la Alemania nazi que hacía crueles experimentos con los presos para llevarlo a Israel y someterlo a juicio –ahora los enemigos y procedimientos son distintos, y el Mosad e Israel se ahorran los gastos de transporte-. Y en el presente, cuando se revela que un error cometido en el pasado ha de resolverse indefectiblemente y pone a prueba las convicciones de los miembros del comando.

La historia se centra en los conflictos morales de los protagonistas sin abundar en el contexto político y huye con elegancia de discursos panfletarios innecesarios y artificios argumentales, dibujando de manera prudente y correcta la perversa personalidad del “cirujano de Birkenau”.

La interpretación junto con un guión correcto y sin trampas son sus dos puntales, pero la estupenda y sobria puesta en escena y un montaje con ritmo han ayudado también a que esta película del desigual John Madden, capaz de hacer cosas interesantes como Shakespeare in love o fácilmente olvidables como La mandolina del capitán Corelli, pertenezca al grupo de las buenas y nos recuerde someramente obras recientes como Munich y clásicos como Marathon Man, El ojo de la aguja o incluso Nido de águilas.

El argumento está bien armado, dosifica las revelaciones de manera adecuada, y los saltos temporales, que a priori podría ser un inconveniente, se han salvado con acierto, manteniendo las dos tramas separadas y sin idas y venidas, aunque quizá el tramo final sea un poco precipitado y haya que estar muy atento para no perderse pistas en cuanto a la motivación de los personajes -cuidado con la versión original los que no dominen el inglés-.

Los productores han acertado en contratar a distintos actores en vez de abusar de sofisticadas técnicas de maquillaje para envejecer, que a veces nos parecen ridículas, y son seis los protagonistas del comando, cuyos trabajos son todos excelentes, no sólo el de Helen Mirren. Nosotros queremos destacar el de Jessica Chastain como espía joven y también el de Jesper Christensen como criminal nazi.

Al ver esta cinta de intriga en la que, como acabamos de decir, el guión es un elemento imprescindible, nos vino inexorablemente a la cabeza la última de Almodóvar y sus carencias de guión. Es lo que tienen las cosas, un argumento excelente se puede estropear con un mal libreto y uno normal o sencillo se puede engrandecer con uno simplemente correcto. La piel que habito y La deuda lo confirman.

2 Comments
  1. celine says

    Vale, Pascual, de paso le das un capirote al de Tomelloso. Creo que tu comentario me anima a ver La Deuda; entra en mi lista de pendientes junto con la de Pitt, ¿cómo se llama? «El árbol de la vida», sí. Helen Mirren me encanta.

  2. hook says

    Marathon Man, El ojo de la aguja o incluso Nido de águilas. Molan

    Pero esto de La Deuda así en plan ahorro suena a TV de mediatarde.
    Si la encuentro para bajar igual la bajo para la tarde del domingo con el carrusel del futbol.

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