Reservamos habitación en Gran Hotel

Ya era hora de que encontrásemos una serie española que nos gustase sin reservas. Estábamos un poco cansados de intentos inanes por lograr el éxito basados en imitaciones descafeinadas como Cheers, que pierden fuelle en cada capítulo, o en veladas inspiraciones sin garra ni empuje como Homicidios. Empezábamos a pensar que las buenas ideas para la televisión se habían quedado en el ordenador de un guionista o se habían evacuado a las cloacas desde los despachos decisorios.

Pero no, los directivos de Antena 3 han sido avispados y han acertado de pleno con Gran Hotel, una serie de época e intriga ambientada en un hotel de principios del siglo XX regido por una viuda ambiciosa con tres hijos, dos mujeres y un varón. La mayor está casada con un joven aristócrata, la menor se promete con el gerente por deseo de su madre, y el chico es un mujeriego irresponsable. Una de las camareras ha desaparecido, dicen que despedida por robar unas joyas, pero su hermano se hace pasar por camarero para investigar desde dentro su desaparición, que él no cree fortuita.

Esta producción valiente y generosa de Bambú (Gran Reserva, Hispania...) está rodada con estilo cinematográfico y mucha corrección, tiene una fotografía y una puesta en escena muy cuidadas, sus guiones son sólidos y se basan en interesantes tramas de amor, asesinatos y ambición y cuenta con unos actores secundarios muy solventes. Solo tiene dos ligeras pegas, ambas en la interpretación: los protagonistas, que si bien son jóvenes conocidos de otras series (Amaya Salamanca por Sin tetas no hay paraíso y Yon González por El internado), no es muy probable que se lleven un Max o un Goya en los próximos años; y algunos reputados secundarios, que sobreactúan sin ninguna contención: Concha Velasco definitivamente no está muy dotada para la televisión y Adriana Ozores parece una copia de su tío Antonio pero con buena dicción.

Creemos que con Gran Hotel Antena 3 ha encontrado un filón y el día del estreno, el pasado martes, congregó sin miramientos a casi toda la audiencia dejando la recién nacida serie de Telecinco Homicidios oliendo a cadáver: un 20% de cuota de pantalla para la cadena de Lara con 3,7 millones de espectadores, y un 12,3% de cuota y 1,8 millones de espectadores para la de Vasile.

Si los guiones no pierden su pulso narrativo y se solventan las deficiencias interpretativas es probable que este Gran Hotel, que  no es el de “la Garbo” pero está entre las británicas Arriba y Abajo y Downton Abbey y la española Gran Reserva con un aroma a La señora, se convierta en un éxito. Al tiempo.