Bellow y los indignados

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Saul Bellow, en 1990. / Wikipedia

Herzog, ya saben ustedes, el inolvidable protagonista de la novela de Saul Bellow que lleva su nombre (Herzog, 1965), no para de escribir cartas a diestro y siniestro, desahogando de esta forma el desorden de su mente. Uno de sus destinatarios más recurrentes es el mismísimo presidente de los Estados Unidos, que a la sazón era Lyndon B. Johnson, a quien muy al comienzo de la novela se dirige Herzog en estos términos:

Querido señor presidente: la normativa tributaria nos va a convertir en una nación de contables. La vida de los ciudadanos se está convirtiendo en una empresa comercial. Ésta es, en mi opinión, una de las peores interpretaciones del sentido de la vida humana que se haya dado en la historia. La vida del hombre no es un negocio.

Terminado el párrafo, Moses Herzog se pregunta: "¿Y cómo firmo yo esto? ¿Ciudadano indignado? Pero la indignación es tan agotadora que uno debería reservarla para la principal injusticia".

¿Y cuál sería esa principal injusticia?, añadimos hoy.  ¿Cabe alguna mayor que la que el mismo Herzog formula, la de la vida humana convertida en una empresa comercial, encima deficitaria, por si fuera poco?

Bellow escribió estas palabras a comienzos de los sesenta. Medio siglo después quizá Herzog no hubiera dudado en firmar así, como "ciudadano indignado".

Mira por dónde, un compañero.

6 Comments
  1. Jonatan says

    Un buen recordatorio. Sumar a Bellow a las filas de los indignados no es poca cosa.

  2. El Pobrecito Hablador del Siglo XXI says

    La principal injusticia es la misma esencia, la naturaleza del Modelo que origina indignaciones casuales. Contra El Modelo no hay indignación porque se nos ha persuadido de que hay una versión amable y «justa».

  3. Juan says

    El sistema capitalista siempre quiso reducir las actitudes espirituales a cifras, y en eso siguen los hijos de la gran chingada que se benefician del invento de establecer en la tierra el infierno para dos tercios de la humanidad.

  4. celine says

    Gracias por despertar a Herzog y traerlo a lo que nos está pasando. Se siente una más acompañada en la desdicha.

  5. odette says

    Un modelo…. eso es lo que es.. y como tal tiene más que versiones, aplicaciones y se puede aplicar bien, mal, peor. Es sorprendente la facilidad con que los seres humanos le echamos la culpa a algo tan abstracto como el “modelo”, se llame como se llame, y pasamos por alto la responsabilidad individual, la ajena y sobre todo la propia.

  6. Clém says

    Me pregunto qué clase de carta escribiría hoy Herzog a Obama. Recordemos que L. B. Jonhson, con todas sus carencias y miserias (Vietnam) impulsó los programas de la guerra contra la pobreza y que bajo su mandato se aprobó la (importante) ley de derechos civiles. En cambio, Obama, oh, Obama… bien, paro de escribir, que no quiero indignarme…
    Bien visto, Echevarría.

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