
Si no lo han hecho ya, tómense el trabajo de leer esta columna de Rosa Montero publicada ayer, martes 24 de enero, en la última página de El País. Es cortita, así que no protesten. Incluso pueden saltarse el bochornoso preámbulo, con ese paréntesis picarón, que insinúa la posibilidad de que los lectores se exciten con la idea de que la autora escriba un artículo "juguetón y liviano" sobre el sexo. Pasen a la razón que se lo impide: "la muerte del disidente cubano Wilman Villar tras 56 días en huelga de hambre". Siguiendo su costumbre, Rosa Montero acepta sin rechistar las tendenciosas informaciones que la mayor parte de la prensa española –empezando por su propio periódico– han volcado sobre el asunto, de manera harto sospechosa. Como escritora que es, ella añade de su cosecha los toques melodramáticos que tanto éxito le procuran en sus novelas y artículos. Así, califica a Wilman Villar de "guapo y terriblemente joven"; recuerda que tenía dos niñas "pequeñitas"; y dice que a su pobre viuda "ni siquiera le permitieron ver el cadáver".
Fuentes cubanas, ya se sabe, han negado categóricamente que Wilman Villar se hallase preso por ser un disidente. Aseguran que se trataba de un preso común, detenido por haber agredido a su esposa, a la que habría causado lesiones en el rostro. Denunciado por su suegra, Villar habría ofrecido resistencia a las autoridades, razón por la que supuestamente se le condenó, entre otras razones, por "desacato a la autoridad". Las mismas fuentes puntualizan que no se trataba de un disidente, ni estaba en huelga de hambre. Al parecer fue ingresado en el hospital con síntomas de neumonía severa, y fue a consecuencia de ello que falleció, tras recibir los cuidados oportunos. Cabe sospechar que las condiciones de las cárceles cubanas sean muy penosas cuando un hombre "terriblemente joven", como Wilman, contrae en ellas una neumonía galopante. Pero de ahí a la inanición por huelga de hambre hay un trecho, y no está claro que esta segunda versión tenga mucho más fundamento que la primera.
Si lo tuviera, habría que preguntarse cómo es que, en efecto, no había llegado a nuestros oídos una situación como la de Wilman, prolongada durante cerca de dos meses, y siendo que una facción muy poderosa de la prensa norteamericana e internacional acecha implacablemente cualquier indicio que pueda soliviantar a la opinión pública en contra de Cuba y el "régimen castrista". Ahora bien, en lugar de hacerse esta pregunta Rosa Montero exhibe su propia inopia como una razón más para escandalizarse ante la brutalidad de lo ocurrido. Todo, menos dudar. Luego de eso, no tiene empacho en exhibir su solidaridad con todos aquellos que en el mundo se hallan ahora mismo "luchando heroicamente contra el abuso y el poder criminal". Y ya puesta, hasta nos informa de que es madrina de dos periodistas africanas "encarceladas en condiciones terribles". Todo iría mejor, concluye, si siguiéramos su ejemplo y nos dispusiésemos cada uno a "apadrinar a una víctima anónima mundial".
Dicho esto, el golpe de efecto final no tiene desperdicio: "Mientras tanto, firmemos esta carta pidiendo al Papa que anule su próximo viaje a Cuba o, si no lo hace, que al menos repudie la represión".
¿Será posible? ¿Rosa Montero pidiendo favores a Benedicto XVI? Eso sí que es excitante, y no ese artículo "juguetón y liviano" sobre el sexo que se propone escribir.
Qué gustazo ha de procurar tener una conciencia tan rutilante como la de Rosa Montero. Pocas firmas en nuestro país sirven tan bien como termómetro de lo políticamente correcto.
Cabe imaginar "la angustia" que se apoderaría de Montero si llegara a enterarse, por ejemplo, de que, vaya por Dios, tampoco "sabíamos nada" de la muerte de tres prisioneros estadounidenses, fallecidos –ellos sí que con bastante probabilidad– por huelga de hambre en una cárcel de California, el pasado mes de noviembre. Al parecer, murieron "en condiciones terribles", aunque no "luchando heroicamente" contra un "poder criminal" que lleva colgada al cuello la etiqueta esa: "poder criminal".
Y es que si la noticia no llega por el conducto reglamentario, y convenientemente adoctrinada, mejor hacer oídos sordos.
No digo yo que las fuentes cubanas a las que remite esta entrada estén libres de sospechas, ni mucho menos. Soy el primero que invito a despertarlas. Pero tomar nota de sus informaciones, nos gusten o no, debería servir para cuestionar, al menos eventualmente, la que nos llegan por otras vías mucho más hegemónicas.
La disidencia le hizo creer que haciéndose pasar por «disidente» ante la comunidad internacional se beneficiaría de las condiciones especiales de los presos «políticos». La realidad es que era un maltratador, así que habría que preguntar a Rosa Montero cómo de heroica le parece la violencia machista. La verdad al final, es que según Amnistía Internacional, no hay un sólo preso político en Cuba. Bueno sí, en Guantánamo.
Aquí cada uno dice una cosa, disculpame si me abstengo de creer a unos o a otros
http://www.elpais.com.uy/120125/lault-620627/laultima/-mi-esposo-dijo-libertad-o-muerte-y-gano-la-muerte-/
Pero sinceramente estoy convencido de que el sistema cubano es bastante peor que el que tenemos nosotros aquí, y el nuestro es bastante lamentable
Impecable. Sin comentarios. Perdonen que me explosionen las risas por las comisuras cuando de bobos y bobas se trata. Es que no las puedo controlar.
Anarion321: Es verdad, allí en Cuba fusilan a los corruptos. Aquí les declaran no culpables, les dejan disfrutar del botín, les ponen alfombra roja y les permiten, además, juzgar y difamar a quien descubrió sus delitos
¡Donde va a parar!
Sí. En la España de Franco muchos detenidos lo eran por esas causas (malos tratos, desacato a la autoridad), pero ya se sabe que la propaganda comunista lanzaba campañas difamatorias diciendo que eran presos políticos. Y se tiraban por la ventana y acusaban a la intachable policía franquista de asesinato. Menos mal que gente como usted, como otros antes, pone las cosas en su sitio y da crédito a la autoridad.
Es lamentable la facilitad con la que se habla de Cuba y lo poco que se habla de por ejemplo Haíti, que las está pasando canutas. Hablamos de Cuba entonces con la misma familiaridad con que hablaríamos del patio de nuestra casa, cuando es una realidad tan lejana y ajena. Yo me había quedado en que lo políticamente correcto era decir que Cuba es una maravilla y que hay que visitarlo antes de que Fidel muera… así, como si Cuba fuera un zoo. Pero claro, el pensamiento políticamente correcto pasa, cómo no, por la corrección, dejándonos así el tonto consuelo de que los sabios rectifican. A lo mejor Rosa Montero lo que quiere es dirigir el Cervantes. Pues el artículo es bueno pero no impecable, Jonatan. No entiendo por que dice… soliviantar a la opinión pública en contra de Cuba y el “régimen castrista”. Vamos a pasar por alto el entrecomillado, aunque agradecería que el autor lo explicara. Identificar a un estado con su clase dirigente es un grave error y en este caso, una ironía que evidencia que el telón de acero pesa en todos nosotros mucho más de lo que nos gustaría admitir.
´la columna de Rosa Montero es, en efecto, estúpida, pues trata un caso serio en un batiburrillo. Pero Ud. da por buena la versión de la dictadura, que calumnia al preso muerto, y ello me parece una infamia de su parte.
Esta huelga la he seguido por diferentes medios en internet, con desesperados llamados de apoyo de su mujer y otros opositores, pero los grandes medios no se han ocupado de ello. Y adiós muy buenas.
Simplemente cuando se lee en la wikipedia el apartado Embargo, la única palabra que sugiere es hipocresía con mayúsculas.
Rosa Montero:
Escritora mediocre, que si prisa no editara sus libros, no vendería ni uno.
Salud y Republica!
Se ponga como se ponga, lo de Cuba no tiene nombre. Sea esto verdad o no sea verdad, en el sentido que usted trata de encajar, en Cuba hay una execrable dictadura. Le tengo por una persona seria.