Las razones de Günter Grass

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Günter Grass, en una imagen de 2004. / Florian K. (Wikipedia)

El escándalo corrió como la pólvora entre los medios de comunicación desde que el lunes, 2 de abril, Günter Grass publicara un poema en el Süddeutsche Zeitung, el diario de más importancia de Munich, donde ponía en solfa la política de un ataque preventivo de Israel sobre Irán. La reacción ante la aparición del poema fue desproporcionada, muy acorde con los tiempos que corren, de extremado nerviosismo: la mayoría de la prensa de su país acusó a Grass de antisemitismo: Henryk Broker, en Die Welt, llegó  a decir que Grass había tenido siempre un problema con los judíos y que el escritor era el representante típico del erudito antisemita, lleno de odio y remordimientos; por su parte, en la página de opinión de Der Spiegel, se asegura que jamás en la historia de la República Federal se habían pronunciado tantos clichés sobre los judíos. Más acorde con la tradición de análisis político, Deidre Berger, directora de la American Jewish Comnmittee, en Berlín, ha declarado que Grass ha dado un giro imprevisto a la situación defendiendo a un régimen brutal. Discretos, como corresponde a su oficio, los políticos alemanes se han declarado fieles a su defensa de la libertad de expresión y Guido Westerweller, ministro de Asuntos Exteriores, aludió a Grass de una manera muy sutil en un comunicado donde se decía que aminorar la importancia del programa nuclear iraní sería negar la gravedad de la situación. Por su parte, Emmanuel Nahson, número dos dela Embajada de Israel en Berlín, llegó a decir que estas declaraciones se enmarcaban en la tradición europea de insultar a los judíos antes dela Pascua, que era enojoso que se cuestionara a Israel como el único país con derecho a existir y que los israelíes lo único que querían era vivir en paz con sus vecinos.

Hasta aquí lo previsible. Un escritor famoso, de nacionalidad alemana, Premio Nobel, conocido por haber sido durante años una especie de intelectual orgánico de la socialdemocracia alemana, aquella de Willy Brandt que nos parece hoy día, y a tenor de lo que sucede por estos pagos, una especie de Arcadia que nos hemos inventado, escribe un poema criticado la posibilidad de un ataque preventivo de Israel sobre Irán, algo que millones de personas temen, y la reacción, con toda su parafernalia, no se hace esperar porque, por el otro lado, existe la convicción de que Irán quiere acabar con el Estado de Israel, dicho y repetido hasta la saciedad por el primer ministro iraní, y recurren al calificativo de antisemita con todo aquel que critique la política exterior del gobierno israelí de turno. Tengo para mí que lo que realmente ha enfadado a las fuerzas vivas es que Grass ha revelado las consecuencias que tendría el informar sobre el contrato de los gobiernos de Berlín y Tel Aviv firmado en 2005 sobre la venta por parte del gobierno alemán de submarinos convencionales tipo Dolphin: se habrían vendido cinco y un sexto estaría  a punto de ser entregado. Parece ser que estos submarinos podrían ser equipados con armas nucleares y Grass se refiere a un pacto de silencio y el seguro veredicto de antisemitismo para aquel que lo rompa. No hace falta ser un lince para saber las consecuencias que estas declaraciones pueden tener en un mundo como el actual, de un conservadurismo extremo.

Digo. Hasta aquí lo previsible. Tan previsible como el rápido olvido en que caerá todo este asunto en unos días. Pero a mí sobre todo esto me llamaron la atención otras cosas, banales, pero que por eso mismo, acentuaban la banalidad misma de la polémica. Cuando me enteré de la noticia me pregunté sobre los motivos que habían impulsado a Grass a escribir un poema, por cierto bastante malo, sobre un asunto de política cotidiana, remedando a nuestro Rafael Alberti cuando pidió en un poema que no pasará a la historia de la literatura el voto a la alcaldía de Madrid para Ramón Tamames. Recordé, entonces, una entrevista que le hice en Madrid, se había publicado por Jaime SalinasEl tambor de hojalata, y había una fiebre grassiana por toda España, y el carácter difícil, seamos suaves esta vez, del escritor: todo fue sobre ruedas hasta que le pregunté por Arno Schmidt, un escritor  al que sigo considerando desde mi juventud como el mejor narrador alemán de la segunda mitad del siglo XX. Estuvo  a punto de expulsarme de la habitación del Hotel Suecia donde se alojaba, creo que la cosa no fue a mayores porque se dio cuenta de que mi pregunta no tenía malicia alguna, y el resto de la entrevista transcurrió bajo una tensión de la que no entendí gran cosa mientras Gras fumaba tabaco bajo cualquier dispositivo, cigarrillo, puritos, pipa… En el universo de Grass sólo cabía un escritor alemán en esos tiempos, y era él. Yo aquí hice el papel de español ignorante.

La predisposición al mandarinato en un escritor famoso, de seguir la estela del consejero Goethe, es muy fuerte en Alemania. El último gran personaje de esta actitud fue Thomas Mann, y si hacemos caso a Marcel Reich Ranicki, también Bertolt Brecht,  y el ser denostado entra en la categoría de poseer un temple moral que el tiempo demostrará haber sido acertado: la actitud de Mann ante los nazis es un buen ejemplo de ello cuando fue expulsado de una conferencia donde defendió los valores democráticos por unos escuadrones de las SA que le abuchearon comandados en la sombra por Ernst Jünger y a raíz de lo cual tuvo que exilarse. Pero los tiempos ahora no son los de Mann, y menos los de Goethe, y tengo para mí que Günter Grass, que perdió hace tiempo buena parte del talento que le hizo escribir obras como Diario del caracol, El Tambor de Hojalata o El rodaballo, quiere mantener a toda costa un estatus que se le escapó hace años porque ese estatus ya no tiene trazas de darse, no  a él, sino a nadie. De ahí lo del poema. Podría haber realizado una declaración política, o haber respondido sobre la cuestión en una entrevista. No. Tenía que escribir un poema, aunque fuera malo, muy malo.

Aquello que hace asfixiante situaciones de este tipo es asistir  a las consecuencias que la vanidad de un individuo, al que creo que le asiste la razón en gran parte de lo que dice, sufre por parte de un cerrado entramado de intereses políticos ocultos tras la parafernalia de la corrección política. No es que en este caso pierda la libertad, todos hemos leído el poema y las declaraciones en contra del mismo, sino que ésta parece darse ahora en un clima tan  enrarecido que hace casi un quehacer doloroso escaparse del maniqueísmo. Uno, que pertenece a un país de tradición cainita, que si Belmonte o Joselito, que si los Beatles o los Rollings Stones, por no hablar de cosas más serias, se siente inquieto por este tipo de trampas dialécticas. Mis razones, desde luego, no son las de Grass, pero tampoco las de aquellos que lo han zaherido.

4 Comments
  1. Inteligibilidad says

    Para mí que, independientemente de la finalidad del acto, el señor tiene razón (por malo que sea el poema). Lo malo es que los poderosos son más fuertes y tienen a su disposición más medios: como resultado le va a salir el tiro por la culata y la excusa del poemita va a servir de escenario, con todos los focos encendidos, para defender justamente lo contrario. Muy acertado el artículo cuando habla del nerviosismo y conservadurismo…

  2. Tzootz says

    Hasta que al fin Alemania comienza despertar por la voz de un hombre valiente. Lo que dijo Gunter es verdadero. Israel chantejea todo el tiempo con el «holocausto», pero ¿no llevan ellos mas de cincuenta años matando palestino, por creer que son de una raza inferior? Ah, y el poema de Grass es bueno, quien diga que es malo no sabe nada de poesía.

  3. Rodolfo Plata says

    EL VALIENTE POEMA DE GÜNTER GRASS __DENUNCIANDO EL PELIGRO QUE PARA LA FRAGIL PAZ MUNDIAL REPRESENTA EL CRECIENTE PODERÍO NUCLEAR DE ISRAEL, Y QUE EL SUPUESTO DERECHO QUE ADUCE ISRAEL PARA ATACAR PREVENTIVAMENTE A IRAN, PODRIA INICAR LA TERCERA GUERRA MUNDIAL__ MERECE EL NOVEL DE LA PAZ Y SU DIVULGACIÓN MASIVA.
    http://elproyectomatriz.wordpress.com/2010/08/04/preparando-la-iii-guerra-mundial-objetivo-iran/

  4. joseph says

    bien gunter, a ver si otros intelectuales le siguen a grass para impedir una 3 guerra mundial que seria una barbarie por culpa de israel junto con otan y usa

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