¿Es posible un nuevo modelo de Feria?

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Cartel de Chema Madoz para la Feria del Libro 2012.

Este año, como es de rigor, la Feriadel Libro de Madrid tendrá lugar, desde el 25 de mayo hasta el 10 de junio, en el tradicional sitio del Paseo de Coches del Retiro. Es su 71 edición, casi tres cuartos de siglo  desde que se inauguró aquella primera Feria del Libro de Madrid en el Paseo de Recoletos, una Feria con ánimo ilustrado, tímida, muy distante tanto en los planteamientos, en las cifras económicas que mueve y en la importancia  que el mundo del libro tiene, con la de ahora, y eso hasta el punto de que la comparación podría valer como metáfora del abismo entre la España de aquellos tiempos y la actual, y, de paso, como advertencia para esos apocalípticos que auguran un descalabro inminente en el mundo de la edición, de que cifras encogidas no significan desastres asegurados y que a veces las dificultades avivan el ingenio y actúan como detonantes del cambio.

Vivimos en un marasmo de tópicos, surgidos bien es verdad de que durante muchos años el libro en España ha sido un negocio, uno de esos negocios, además, donde la cuadratura del círculo parecía posible ya que nunca hubo manera de saber como hacer coincidir en feliz condición lo que se decía del número de ejemplares editados, cuyo control de tirada no ha habido manera de implantar en España, con el número de lectores de nuestro país y , luego, las cifras millonarias, infladas, que durante unos años algunos autores cobraban o decían cobrar.

Pero lo cierto es que la industria del libro en España es la más importante de la industria cultural, que mueve más del 4% del PIB. Para muchos, esos que sólo ven las cifras de Estados Unidos, donde la industria cultural alcanza el 11%, la cosa es ridícula. Para mí, un triunfo que sólo se explica gracias al tremendo y falso desarrollismo de estos últimos años, un desarrollismo basado en las burbujas de todo tipo y que tarde o temprano alcanzará al libro, lo está alcanzando, y sólo cabe esperar, como todo parece indicar, que el aterrizaje pueda ser suave, sin riesgo de caída brusca. En realidad no se sabe porque, tal y como están las cosas, cualquier augurio es signo de atrevimiento o, lo que es peor, de manipulación. En cualquier caso, y como todos los años, la Feria acude  a su cita anual y alrededor de la misma se agruparán los agoreros de siempre y los ocultadores de cifras, también de siempre. En eso la Feria no cambia. Es su condición.

Este año el cartel de la Feria, muy bello y con cierto ánimo inquietante, no en vano el autor es deudor de Georges Perec, lo ha realizado el fotógrafo Chema Madoz, y el país invitado será Italia, el año pasado fue Alemania, del que el celebrado Claudio Magris , al que otorgaron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras, será el encargado de inaugurar las actividades culturales, que en esta ocasión se prometen abundantes y donde estarán profundamente implicadas la Embajada Italiana y el Instituto Italiano de Cultura, algo nada novedoso porque ese país siempre se ha volcado con los eventos culturales, ya que no en vano su patrimonio artístico es el más importante del mundo y tienen una profunda experiencia de la rentabilidad que ofrece la cultura. Por la Feria pasarán Dacia Maraini, Chiara Gamberale, Michela Murgia, además de Alessandro Mari, Alain Elkann o Fabio Volo, unas actividades volcadas, como ven, con las nuevas tendencias y con el fenómeno del giallo, léase género negro, que en Italia, como aquí, arrasa. Los homenajes se presentan emotivos. Elsa Morante, la que fue mujer de Alberto Moravia,  una escritora excelente que muchos creen mejor que quién fue su marido, entre los que no me encuentro, y el recientemente fallecido Antonio Tabucchi. Por otro lado, se nos anuncian firmas de esas que arrasan multitudes, además de las habituales, y créanselo, Risto Mejide y Ana Obregón figuran entre los favoritos a llevarse el galardón de autor que más libros firmará esos días. El resto, los habituales de todos los años, que son todos los autores españoles, o casi todos. En fin, que firmen… y mucho. Nos conviene a todos.

Pero lo me que interesa destacar aquí no son los cambiantes nombres de escritores que se suceden en cada cita, sino llamar la atención sobre si conviene plantearse un nuevo modelo de Feria. Tarde o temprano tendrá que ser así, ya que la actual, una especie de mezcla entre Feria de ventas de libros y agrupamiento de librerías, no satisface a los que quieren una Feria de profesionales, siempre ponen como ejemplo la de Guadalajara, en México,  y, por otro lado, la Feriadel Libro de Madrid supone, junto a Sant Jordi, los eventos en que más libros se venden en todo el año, y capaces de salvar la temporada de las editoriales. Por otro lado, para muchas casas editoras, sobre todo las pequeñas y las medianas, la Feria constituye un acontecimiento importante porque es donde más ejemplares venden. No así las grandes compañías que poseen otros canales y la Feria les resulta un evento obligado pero donde, a veces, pierden dinero. Con estos mimbres, ¿sería lógico cambiar de cesta? El diario ABC, sin implicarse directamente en el asunto, publicó hace unos días unas cifras de la CEGAL, que agrupa a 277 librerías, con las ventas de libros  de la primera semana de mayo. La noticia inquietó, empleemos una palabra suave, a más de uno: Eduardo Mendoza había vendido de El enredo de la bolsa y la vida, la novela que dicen arrasa en España, 825 ejemplares; Almudena Grandes, 325 ejemplares de El lector de Julio Verne; Carlos Ruiz Zafón, nuestro best seller, 228 ejemplares de El prisionero del cielo; Mario Vargas Llosa, 147 ejemplares de La civilización del espectáculo y Maria Dueñas, 267 ejemplares de El tiempo entre costuras. Que existe una crisis galopante del sector eso es algo que nadie niega, que la Feria debería plantearse cambiar su estructura, también, pero lo cierto es que, tal y como están las ventas, se supone que el cambio tendrá que esperar  a tiempos mejores. Lo terrible de este asunto es que, si las cosas se presentan muy mal y las cifras de ventas alcanzan niveles muy inferiores a los del año pasado, en torno al 15% menos, y ténganlo por seguro, el cambio de la Feria vendrá por sí solo, por pura necesidad, no porque hayamos pensado en un plan empresarial de renovación y búsqueda de nuevas soluciones. En fin…

1 Comment
  1. irrepresentable says

    Estoy de acuerdo con la totalidad del artículo. Sin embargo la sola necesidad no cambiará la Feria. La sola necesidad no es ninguna madre. Claro que en nuestro país hay posibilidades de cambio de modelos en distintos sectores. Pero habrán de desaparecer pesadas cargas cavernícolas en el empresariado, en las instituciones, en las costumbres, en las conciencias, para ello.
    Así cabe preguntarse si hay algún puesto de la feria para Amazon.es, sin ir más lejos, si hay algún puesto de la feria para e-books, para seguir; cabe preguntarse cómo es posible que el Ayuntamiento se declare hostil prácticamente a un acontecimiento como este, frente a otros eventos como los deportivos; cabe preguntarse por el precio de los libros, muy parecido en € a los de Alemania o Francia, pero que en la comparativa, no tiene en cuenta nuestro mucho menor nivel adquisitivo. Voluntad falta, acción también y sobran una serie de señores y señoras muy monopolistas que se dicen liberales. Parece que sean imposibles de erradicar. Y han ganado, encima, las lecciones.

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