Cultura, ¿qué cultura?

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La semana pasada será recordada como una fecha en la que en diversos ámbitos del mundo de la cultura, aquí no corresponde hablar de otros, que son todos los demás, hubo un antes y un después. Se rumoreaban cosas días antes, lo de la paga de los funcionarios y lo de la subida del IVA se daba por seguro, pero había algunos colectivos que todavía pensaban en los viejos términos del compromiso y de la escalada, es decir, las cosas se hacen pero con aterrizajes suaves, no dejando caer el avión en picado. Estamos aún en un estado próximo al estupor porque en el ámbito de la cultura llevamos años donde el consenso y las componendas era moneda común ya que se había establecido un modo de concebir ésta que pasaba antes que nada por la concepción del consenso, muy propio de la idea del compromiso ente las partes en el que hemos vivido desde la posguerra europea.

Esta idea, además, estaba apoyada por cifras económicas muy elocuentes. La industria cultural en España representa el 4% del PIB, algo nada desdeñable, y de esta cifra el libro, muy tocado en sus ventas estos dos últimos años representa casi la mitad. Es curioso constatar de qué manera la industria editorial, con todo, es la única de este ámbito que está pasando estos años de crisis muy tocada pero sin las expectativas apocalípticas de otros ámbitos como el cine y la música, sin ir más lejos. Se dice,  a lo mejor son ganas de disculpar pero me consta que hay personas en el actual equipo que piensan así, que en el Ministerio de Cultura se quedaron de piedra cuando Mariano Rajoy anunció esas medidas en el Parlamento, hay algunos que creen que ni se lo esperaban. El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle llegó a insinuar a su manera, es decir, como pudo,  que el mundo del cine estaba ya tocado del ala con estas nuevas disposiciones. Nadie mejor que él lo sabe. La subida del IVA del 8% al 21% significa literalmente una escalada tan brutal de los costes que va a mandar a muchos sectores a la categoría de mera subsistencia, algo que por otro lado estará acorde con el resto del país. De esa subida que ni siquiera se la haría justicia calificándola de brutal, y algo tonta pues no va  a solucionar nada, sólo se ha eximido al mundo del libro en papel, que sigue con el 4%; el libro electrónico no se salva porque sus ventas son todavía residuales y no termina de despegar, y todo ello porque este ámbito todavía sigue siendo el único rentable de una industria que se muestra agonizante.

Cuando nuestro inefable Cristóbal Montoro anunciaba uno por uno los ámbitos en los que se aplicaría la subida, cines, teatros, discotecas, circos, toros, entierros… creí asistir, a pesar del dramatismo de lo anunciado, a una versión cool de la España cañí, esa intromisión de los entierros al lado del circo y los toros. No me equivoqué. Salvo que la alusión a la España cañí no resta un ápice a la brutalidad, la estupidez, la impotencia que en el fondo demuestra la medida. Dejo la crónica del mundo del cine a Pascual Serrano y me remito al resto. Del achicamiento y el mosqueo se ha pasado al estupor y de éste a la indignación. La escalada prevista cuando te aprietan poquito a poquito, que es lo que prevés, y, de pronto, por sorpresa, casi te ahogan. Pascual Egea, presidente de la Asociación de Promotores Musicales de España, APM, representante de una industria casi agonizante, lo dijo bien claro al conocer las medidas anunciadas por nuestro inefable Montoso, “desaparecerán promotores y montones de gente se irán a la calle”. Algo parecido afirmó Antón Reixa, presidente dela SGAE y músico, cuando contrastó la actitud de los representantes políticos actuales con los de la década de los ochenta, cuando se ayudó al mundo de la cultura porque se la percibía como un bien civil, antes de anunciar que convocaría una reunión de los diversos estamentos de afectados que controlala SGAE. Y, por supuesto, de esta subida no se libran ni CDs ni DVDs.. Pasan del 18 al 21%

Lo mismo en el mundo del teatro, donde gentes como Mario Gas, director del Teatro Español, ha calificado la medida de “demolición de la cultura”, aludiendo, de paso, al bochornoso espectáculo de un hemiciclo aplaudiendo unas medidas que va a hacer retroceder a España varias décadas en muchos ámbitos y, desde luego, dar la puntilla a algo tan intangible como es el estado de salud de la cultura de un país. La medida, además, no deja respiro alguno al teatro fuera de Madrid y Barcelona, ciudades que por su población aún son capaces de generar un público suficiente que mantenga el sector. Ídem para el ámbito taurino, donde, si ya era una rareza que en pleno siglo XXI aún subsistiera una fiesta tan enraizada con los hábitos y concepciones rurales, ahora, con el IVA  del 18 al 21 %,  hace dos años se pagaba el 16%, sencillamente ahora se la acaba de matar por otras razones, a base de decretazo. Hay que decir que los empresarios taurinos mantenían congelados los precios de las entradas para fomentar al hábito de ir a las plazas, en un afán por mantener un público entusiasta que va envejeciendo sin recambio posible, suplantados sólo por la marea de turistas, cada vez más rala.

Hay un ámbito que se mantiene igual, y no sólo el del libro en papel. Los Museos están exentos de la subida, por lo menos los Nacionales, como el Prado o el Reina Sofía. Los de titularidad mixta, es decir, los que están gobernados por instituciones públicas y privadas y, por tanto, no gozan de esa exención, no contemplan subir el IVA, aunque no se han pronunciado al día de hoy las instituciones exclusivamente privadas, comola Fundación Gala-Dalí o el Museo Guggenheim. Libros en papel, museos nacionales… la exención en estos ámbitos es la prueba irrefutable de que el mundo de la industria cultural está  apunto de naufragar. Por ahora parecería que sólo se quiere salvar a lo que aún es rentable, por poquito que sea. Al resto se le ha desahuciado.

2 Comments
  1. elena says

    Bueno, en alguna parte he leído que el único ministerio que había aumentado presupuesto era el de cultura, dinero que iba íntegro a subvenciones a toros y deporte (fútbol)…y aquí lo dejo que me enciendo

  2. PACO OTERO says

    Que ayude la iglesia a la cultura que no paga impuestos…y si no es asi, que ceda las IGLESIAS PARA EVENTOS CULTURARES DE TODO TIPO
    De todas maneras mientras el mundo se siga dividiendo en dos:los que tienen religión y y no tienen cerebro y los que tienen cerebro y no tienen religión pocas soluciones veo, ni con crisis ni sin crisis.

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