‘Delikatessen’

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Pascual García

La pensión está en el lado oeste de la ciudad. Aquí, las habitaciones son mucho más baratas que en ningún otro lugar. Es un sitio frío, la verdad, y húmedo, porque está junto al río. La niebla cerca con cierta frecuencia este desvencijado bloque de hormigón y los cuellos azules de los abrigos azules de los inquilinos imponen algún carácter al tugurio, que está habitado por gente que lleva el cuello alzado del abrigo pero que, a pesar de sus abrigos y de sus cuellos alzados y azules no son más que un atajo de fracasados que creen que están mal, pero que no saben que nunca estarán mejor. La pensión parece el purgatorio y se surte de tipos que lo han tenido todo pero que, por alguna razón, lo han perdido todo también, aunque la mayoría no acaba de asumir su desalentadora condición. Llegaron, como yo, cuando ya no podían pagarse un hotel de mierda en el centro, lejos del río y de la niebla.

- Por favor; su tarjeta de la Seguridad Social.

-Se la metí por el culo al amante de mi mujer el día que me despidieron del curro y los encontré en mi cama follando como locos… Y allí se quedó la tarjeta de la Seguridad Social, en el culo de aquel cabrón, junto a mi tocadiscos.

-Dígame su nombre y apellidos.

-Ramón Brasas Ruibarbo.

-¿Ruibarbo?

-Así es.

-¿No será usted hijo de doña Rufina Ruibarbo, la fallecida esta noche?

-Ese soy yo.

-Ya sabe que nos la cenaremos hoy, como a todos los que se mueren aquí.

-Fue ella la que me dio la idea de venir a ocupar su plaza. Me telefoneó unos minutos antes de morir y me dijo que la suya era una casa limpia y que aquí no se pasa hambre.

-¡Qué gran mujer doña Rufina! Por cierto, y perdone que se lo pregunte, ¿usted como prefiere el estofado, con arroz o con patatas?

-Con patatas.

-No se lo creerá, pero eso es lo que me dijo su madre el día que, ahí mismo, donde está usted ahora, llegó a esta humilde residencia… ¿Trae usted cubiertos?

-Tenedor y cuchillo de plata… Ella me los regaló por la primera comunión.

-¿Y cuchara? Hemos hecho un consomé riquísimo con la espina dorsal de su madre.

-La cuchara también se quedó en el culo de aquel tipo que se beneficiaba a mi señora, ya sabe, junto a la tarjeta de la Seguridad Social y el tocadiscos…

-Es una auténtica pena, con lo bien que le vendría esta noche.

-El pronto ese que nos pierde…¡Pero he traído pajitas!

-Digno hijo de su madre... Firme aquí.

4 Comments
  1. Loreto says

    Uf,un poco escalofriante el texto. Yo antes que a mi madre me como a los cabrones de los peces gordos, por eso de que tendrán más carne.

  2. Katatoniko says

    Como madre no hay más que una, ¿te cortarás un brazo para comer mañana, cabezalubia?

  3. Ramon says

    En defensa de Pascual García: Oye, Kakatoniko, deja de llamar cabezalubia al narrador. ¿No ves que es un relato magnífico, una metáfora de la pobreza extremosa? No creo que tú pudieras reflejar mejor lo que está pasando en España.

  4. Adebayo says

    ola sou a tina!tenho um notebook cce winowdns 7 home premiun,completa dois anos que compreitenho duvidas pois ele deu defeito no microsoft printer driver , ele pede para fazer um disco de recupree7e3o mais ne3o entendo nada disso o que seria o printer driver que terei que instalar,minha duvida e9 no proprio wuindowns ele ja vem com esse conjunto,quando comprei o pc ne3o vem com nenhum cd de instalae7ao! minha preocupae7ao e9 sf3 em recuperar o wuindows como fazer!

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