Año Nuevo en Islandia

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La directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. / Valda Kalnina (Efe)

La justicia islandesa ha empezado el año pronunciando sentencias  sobre los acusados de tener responsabilidad directa en la quiebra financiera que sacudió el país, en 2008. Los dos primeros condenados son dos ex consejeros y colaboradores del banco Glitnir, uno de los tres bancos protagonistas del siniestro. Sus nombres dan igual, pero si quieren, se los digo: Larus Welding y Gudmundur Hjaltason. Ya les dije que iba a dar igual.

Recordarán el proceso a que sometieron a su ex primer ministro, Geir Haarde, como relatamos en cuartopoder, en su momento, que resultó absuelto de toda culpa. La justicia seguirá su camino y otros especuladores financieros comerán su porción de  potaje en la cárcel antes o después. Hasta aquí la buena noticia justiciera. Aunque hay que reconocer que la pena –nueve meses- es muy inferior a la solicitada por el fiscal, de cinco años de cárcel.

Sin embargo, hay que ser realista y contrastar bien las noticias que se han ido dando sobre Islandia y su ejemplar comportamiento tras la crisis. Desde que Angela Merkel puso al pequeño país como ejemplo de lo que otros deberían hacer para salir de la pesadilla llevo la mosca detrás de la oreja. Si suponemos que la canciller alemana no es miembro de ninguna ONG sino que más bien los acontecimientos diarios nos la acercan al club de los depredadores político-financieros mundiales, lo cual, a lo mejor, es mucho suponer, quizás la historia que se ha contado de Islandia requiera un repaso.

Porque lo cierto es que Islandia no ha mandado a la cárcel a banqueros corruptos para mejorar su balanza, sino que está siguiendo las instrucciones del FMI de Christine Lagarde para ajustar su economía, lo que está requiriendo sacrificios por parte de su población.

Pero también es verdad que el gobierno islandés ha logrado del FMI una adaptación de las formas y tiempos al caso particular de Islandia. No se trata del trágala a que obliga a otras naciones.

Y sí, es verdad que el contribuyente islandés está financiando la capitalización de su banca, pero también es cierto que expertos jurídicos del gobierno han trabajado junto al FMI para evitar que las pérdidas de los bancos fueran absorbidas por el sector público. Así que la cantidad de dinero que el gobierno ha tenido que aportar es muy inferior a lo que a los españoles nos están costando los desmanes de Bankia. También las fechas de cumplimiento se han ido relajando, lo que ha permitido a los islandeses preservar cierto estado de bienestar y no incrementar cifras de parados; muy distinto a las prisas a que se somete a España para cumplir con el déficit.

La ventaja que ha tenido siempre Islandia es contar con su propia moneda que, con ayuda otra vez del FMI, ha podido adaptar para estabilizar el tipo de cambio más favorable. Es decir que, como pasa en la vida real, las epopeyas pierden prestancia cuando se las mira de cerca y se constatan los detalles.

Con todo, no podemos dejar de sentir una envidia cochina por ese pequeño país que ahora crece, a pesar de sus sacrificios, y cuyo ánimo parece más festivo que el que se respira en España, a pesar de los ecos del Año Nuevo. Pero, como cuenta en su libro La revolución de los vikingos (Planeta, 2012), Elvira Mendez Pulido, a la que conocemos ya en cuartopoder, salir pacíficamente a argumentar y a protestar no es fácil, cuesta esfuerzo y trabajo. Y así es como ellos consiguieron lo suyo.

2 Comments
  1. andresrguez says

    Parece que por fin, en los medios se deja de repetir que pasaron del FMI… a buenas horas

    La evolución de Islandia tras la aplicación de las medidas del FMI http://cienciasycosas.blogspot.com.es/2013/01/como-le-va-islandia-despues-de-aplicar.html

  2. EHuelbes says

    Gracias andresrguez por ese magnífico enlace.

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