La novela negra nuestra de cada día

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La escritora Alicia Giménez Bartlett, autora de la saga de novela negra de Petra Delicado, paseando por una calle de Roma, la capital del país en el que ya ha vendido 100.000 ejemplares de su última obra, 'Nadie quiere saber'. / Efe-Destino

Andrea Camillieri definió la amistad siciliana como una amistad más de silencio que de palabras: “Está hecha de pausas –escribió- de destellos en el fondo de los ojos”. Sutil.

En Sicilia, si le preguntas a un taxista por qué consiente que el coche que acaba de rebasarle le ponga cuernos, sin rechistar, te lo razona lacónicamente: “nunca sabes quién va dentro”. Algunos chóferes llevan oro grueso alrededor de sus dedos y un coqueto sombrero borsalino del que parecen no separarse ni para dormir. He visto cómo el chófer de nuestro coche, mientras tomábamos nota de las Islas Sanguinarias, esta vez en Córcega,  se acodaba en un coche vecino, donde un colega esperaba dando cuenta de un buen habano, para saludarse en silencio, apenas una sonrisa medio esbozada. Calada tras calada, miradas cómplices. Es exportable la amistad a la siciliana.

Camilleri no vendrá a BCNegra –el encuentro de escritores que se está celebrando desde el pasado sábado- porque está malo, pero su espíritu sí estará, ¿cómo no, si de este tinglado nació prácticamente su amistad con Vázquez Montalbán,  desaparecido en 2003? Del escritor barcelonés tomó el apellido para su comisario Montalbano. Los visitantes a BCNegra lo encontrarán expuesto en sus libros, en la biblioteca Jaume Fuster.

El panorama español de hoy está sembrado de sonrisas silentes y desafíos a las cámaras: ¿se han fijado en el aplomo de Bárcenas cuando lo asalta la prensa canallesca? Así que no me extraña que, fresca aún su última novela, de la que ha vendido 100.000 ejemplares en apenas un mes entre sus fans italianos, Alicia Giménez Bartlett ya esté figurándose la próxima historia. Petra Delicado no muere, a pesar de los síntomas que dio hace dos años, cuando Bartlett ganó el Premio Nadal, con Donde nadie te encuentre.  Tiene varios asuntos pendientes y dicen que podría ocuparse de alguno que ennegrece la actualidad española y que no es nuevo, como hay quien  pretende.

Parecía agotada la fórmula de la llamada novela negra y ya ven, las noticias diarias no hacen más que darle vida.

A veces, de manera muy dramática. Como le ocurre a la vida de un periodista griego, desde que tuvo la idea –hay que ver- de publicar la lista de evasores del fisco griego –la célebre lista Lagarde  - entre los que figuraban influyentes hacedores de dinero. Eso le ha costado la tranquilidad, varias comparecencias ante la Justicia y la implantación de sus propias medidas de seguridad, ya que el estado griego pasa.

Kostas Vaxevanis, que es como se llama el valiente en cuestión, sí está en el encuentro barcelonés, diciendo cosas muy interesantes que nos incumben a todos. Una, elemental, que se olvida fácilmente: “La democracia es como una bicicleta: si no pedaleas, se cae, y Grecia ya hace tiempo que se ha caído de la bicicleta de la democracia”. Lo que no sabemos es cuánto tiempo le queda a España, si no logramos que salga la gusanera del cuerpo de nuestra democracia.

Lo que pasa es que, como dice Vaxevanis, en Europa hay dos ejércitos enfrentados: los que defienden el sistema financiero por encima de todo y los que creen que Europa es algo en el mundo gracias a su respeto por el bienestar social y los derechos humanos. La batalla es encarnizada, pero la gente anda enfrascada en sus preocupaciones diarias y no toma las armas.

En el campo de batalla español, los dos partidos políticos que se van alternando en el poder están enfangados de corrupción pero no hay valor dentro de sus filas para desenmascarar a los corruptos. La hipótesis que gana terreno es muy desalentadora: la mayoría está pringada. ¿Quién será el guapo que se atreva a ladrar? En 1986, Leonardo Sciascia me habló de lo bien acomodada que estaba la mafia en España. El sabía mucho de eso. Tan acomodada está que su influjo se ha extendido como una mancha de aceite y el miedo alcanza a los dirigentes políticos. El miedo o el provecho. O ambos juntos. La comparecencia del presidente del gobierno vía monitor de TV no es presentable. La pregunta que sigue: ¿a qué responde eso, al miedo o al desprecio por la prensa? Creo que un plantón general de la prensa a ese tipo de ruedas -de molino más que de prensa- se hace urgente.

La novela negra (por cierto, que en BCNegra participa  Aníbal Malvar, bloguero de cuartopoder.es) y la prensa son los únicos resquicios que quedan por donde poder informarnos los ciudadanos. Por ahora, en España no se ha detenido al mensajero, pero la degradación democrática en toda Europa –y, desde luego, en nuestro país- crece perceptiblemente. Quizás algún día logremos despertar del mal sueño y nos organicemos de verdad, siguiendo la chispa que encendió lo mejor del movimiento 15M.

1 Comment
  1. Marqués says

    Librería Hydria
    31 de enero
    La novela negra nuestra de cada día dánosla hoy. Amén.

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