Fu Manchú no existe

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Detalle del cartel de película de Iron Man III.

Dos sucesos recientes avalan la importancia enorme que está teniendo China en el mundo occidental y de qué manera esa potencia está condicionando muchos de los gestos, acciones y tópicos que el mundo de la cultura, desde el siglo XIX, ha imaginado a China. Es evidente que cuando China reclamó Hong Kong, no digamos Macao, el país era considerado una amenaza y, curiosamente, un aliado imprescindible para la expansión de los mercados. Gran Bretaña salvó la cara gracias a su estudiada parafernalia imperial pero a nadie engañó la cosa: China era ya una potencia imparable. Recuerdo todo esto porque la semana pasada, en la visita que François Hollande hizo a Pekín rogando poco menos que el país le comprara más productos, Henri Pinault, presidente del Grupo PPR, anunció al presidente Xin Jinping que las dos cabezas de bronce provenientes del Palacio de Verano de Pekín que el ejército francobritánico arrasó en 1860, y que compró en Christie´s en sonada subasta de la colección de Yves Saint Laurent que vendió su amante, Pierre Bergé, en 2009, se iban a restituir al pueblo chino. Con ello el Gobierno de Pekín ha ganado una batalla digna de película de acción donde, bajo falso nombre, quiso comprar las dos cabezas de bronce en aquella subasta y que, al ser descubierta la verdadera identidad que se escondía bajo un testaferro, se metieron en un proceso judicial, hubo más de 90 abogados implicados en la causa contra Christie´s que el Gobierno chino perdió. Ahora se les restituye gracias al empresario Pinault, actual propietario, que con ese gesto de buena voluntad parece abogar por un entendimiento cordial entre Francia, antigua potencia colonial, y China, que sigue sin olvidar el trato que franceses e ingleses les infligieron en la guerra de los boxers y en el tratado comercial de Shanghai.

Pero hay más. Hace meses nos referimos en cuartopoder.es al poder creciente de  Poly Auction, la casa de subastas china, y de qué manera el Gobierno de Pekín dificulta la entrada de Christie´s y Sotheby´s en el sustancioso mercado oriental. Paree ser que Christie´s quiere inaugurar dentro de pocas semanas su nueva sede de Shanghai y, no olvidemos que fue la casa con la que el Gobierno chino perdió la querella por los dos bronces, por lo que el gesto de Pinalut sería una claro gesto de que las casas de subastas occidentales están dispuestas  a todo con tal de hacerse con un trocito, aun sea pequeño, del mercado, aunque tengan que ceder el monopolio de las porcelanas antiguas y de las viejas caligrafías a casas como Beijing Auction o China Guardian. El tratado entre la TETAF, la Feriade Antigüedades más importante del mundo, que se celebra cada año en Maastrich, y el Gobierno chino supone la no injerencia de las empresas occidentales en esos productos, dejándoles el mercado de las joyas, los relojes y las pinturas modernas. Aun en esas condiciones las arrogantes empresas occidentales han bajado la testuz. Hasta las migajas les parecen sustanciales en tiempos de crisis.

El otro suceso tiene que ver con la película recientemente estrenada, Iron Man 3, última entrega cinematográfica del cómic creado por Stan Lee. Éste, sin calentarse mucho la cabeza, se inventó en 1964 la figura de El Mandarín, el malo que da la réplica a Iron Man. Si hojeamos los cómics veremos a un chino que tiene todas las características del malo más terrible que el imaginario occidental moderno se inventase: Fu Manchú, Lon Chaney lo interpretó magistralmente en el cine, un trasunto de mandarín con todas las características de su raza: inteligencia sin límites para el mal, doblez continua, crueldad superflua, sadismo ilimitado… Un chino muy pérfido que con el poder de sus trece anillos sembraba el caos en el mundo.

O así nos lo habían vendido hasta ahora. En este entrega aparece el Mandarín trasmutado, gracias a ese mezcolanza orientaloide  del actor Ben Kingsley, que es mitad británico y mitad hindú, en una especie de tártaro pero sin los adornos de las uñas largas, los bigotes bajos, casi dalinianos, es decir, aparece trasmutado en un guerrero sacado de Juego de tronos con aspecto de mongol. Ya no hay trece anillos, tampoco extraterrestres, se trata sólo de un terrorista que se rodea de cierto simbolismo chino pero cuya característica más sobresaliente es su odio hacia los Estados Unidos. Shane Black, el director de Iron Man 3, ha declarado en el estreno de la película que el Mandarín es ahora más realista, y no un sujeto que parecía una caricatura racista. Los anillos, además, son ahora anillos sin poderes. De adorno, vamos.

La película se va a estrenar en China y Marvel se ha aliado con la productora de Pekín, DMG para poder así saltarse las restricciones de la legislación china sobre películas extranjeras. A cambio tendrá que añadir un metraje especial incluyendo a la actriz  Fang Bingbing. Este metraje es sólo para China y no aparecerá en el resto del mundo. En una palabra, Hollywood ha abandonado a los malos orientales por vender sus productos y poder introducirse en el mercado chino. A quien esto le parezca una bajada de pantalones en toda regla, que lo es, le recordaremos que hace muchos años cambiaron la bandera de la película Queimada, que era española, por una portuguesa debido a que el Régimen de Franco protestó y amenazó con no exhibir en el país películas de la productora. Si Quemada se convirtió en Queimada por obra y gracia del mercado español, ¿qué no logrará el mercado chino?

Ya lo saben. Fu Manchú no existe.

2 Comments
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