La respuesta está en el libro

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Cartel de la Feria del Libro de Madrid 2013, obra de Juan Gatti. / ferialibromadrid.com

Hoy viernes, 31 de mayo, con la presencia de la Reina Sofía, se ha inaugurado la Feria del Libro de Madrid, que cumple 80 años, bajo el lema “El libro es la respuesta”, un lema cuya apariencia de eslogan publicitario esconde cierta aprensión; este invierno la venta de libros ha caído un 15% respecto a las cifras del año anterior, lo que ha llevado al cierre de alguna que otra editorial y a librerías emblemáticas de Madrid y Barcelona, por poner un caso. Por primera vez habrá un pabellón dedicado  a la tecnología, lo que es significativo aunque insuficiente ante el reto planteado por los lectores de libros electrónicos y, como se prometió el año pasado, habrá actividades culturales que se desarrollarán fuera del recinto donde se ubican los expositores de  la Feria.

Así, en la Biblioteca EugenioTrías, que se encuentra en lo que fue la antigua Casa de Fieras; así, enla Casa de Vacas, la antigua lechería, sita también en el Retiro, y que suele acoger exposiciones de arte, amén de alguna que otra obra de teatro, y la sede cultural de Círculo de Lectores, en la cercana calle O´Donnell, porque esta casa editora cumple 50 años de presencia en España y habrá querido así honrarse y dar a conocer su legado.

Teodoro Sacristán, director de la Feria del Libro, lo dejó bien claro en la presentación oficial del evento el pasado miércoles, cuando dio a conocer el número de expositores este año, 457, que rebasa el de otras convocatorias: “La Feria es una oportunidad y todo el mundo quiere estar en momentos de crisis”, famosa palabra que planea desde hace años por la Feria, ya digo, ese famoso 15% de descenso en las ventas, cifra oficial ya que si uno comienza a escuchar quejas de diversos sectores vinculados al libro, las expectativas son más alarmantes, rondando más del 20%. La explicación, cuando se les pregunta sobre la razón de que las cifras oficiales sean menos pesimistas, resalta cierta obviedad, no se quiere alarmar a un sector que casi siempre ha sufrido con cierto espíritu estoico, y, todo hay que decirlo, opaco, las diversas crisis por las que han pasado en los últimos treinta años.

La presidenta de la Feria, Pilar Gallego, reconoció que “estamos ante un momento de incertidumbre y desánimo” lo que, conociendo el lenguaje de las instituciones, significa que esta edición de la Feria en cierta manera se juega este año su deriva  como modelo en un futuro. De ahí que hayan apostado, dejando aparte el pabellón de nuevas tecnologías, por dar publicidad al libro en papel y al elemento esencial de la venta del mismo, el librero. Es lógico. En cierta forma la Feria del Libro de Madrid es un inmenso mercado de libros con expositores cuyo número mayor está compuesto por editoriales y librerías: 20 organismos oficiales, 61 libreros especializados, 59 libreros generales, 195 editores de Madrid y 113 del resto de España. El cartel de la Feria, obra del diseñador argentino, Juan Gatti, no deja lugar a dudas: el libro es de papel.

Todo ello organizado por el Gremio de Libreros, la Asociaciónde Editores de Madrid y la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones, patrocinado por el Ayuntamiento de Madrid, que pone  a disposición de los feriantes sus locales de cultura, y el Banco Sabadell, el único patrocinador privado este año, lo que da idea de la precariedad del asunto.

Pedro Corral, que además de novelista de cierto fuste es concejal de las Artes, Turismo y Deportes del Ayuntamiento de Madrid, ha indicado que este año la Feria se volcará con el lector joven, como reclamo del futuro apasionado del libro, y para ello se han programado diversos actos en bibliotecas donde habrá mesas redondas sobre educación, el mundo mismo del libro. También, como otros años, habrá homenajes a figuras relevantes de la cultura: este año a José Luís Sampedro, recientemente fallecido, a quien se le hizo uno previo en la Biblioteca Nacional, el pasado miércoles, como preámbulo al que tendrá lugar el 2 de junio con presencia de Olga Lucas, viuda del escritor, Ángel Gabilondo, Lorenzo Silva y Jordi Évole, y, desde luego, a Mingote y Eugenio Trías, que nos dejó también hace escasos meses.

La presencia de Círculo de Lectores se hará notar en el homenaje que harán a Nicanor Vélez, que fue un magnífico editor de la excelente colección de poesía de Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, y que murió asimismo, hace meses. El acto estará presidido por José Manuel Blecua, presidente de la Real Academia de la Lengua, e intervendrán Olvido García Valdés, Clara Janés y Antonio Gamoneda. Finalmente, Javier Gomá dará una conferencia inaugural bajo el título, significativo, de Por qué dedicamos lo mejor de la vida a algo que nadie nos ha pedido: la vocación literaria, que, supongo, despertará la curiosidad sobre todo de las decenas de escritores que firmarán en las casetas este año y que son parte ineludible del paisaje de la feria. A lo mejor encuentran respuesta sin que siquiera se lo hubieran preguntado ni quizá les importe.

En fin, un comienzo de Feria, con sus escritores agrupados los fines de semana para animar la cosa, que se enfrenta a retos que tenía que haber asumido hace mucho tiempo, y en primer lugar, el haber conjugado el modelo actual de ventas por  otras actividades más acordes con el sector y con los profesionales ligados al mismo. No se hizo en su momento y ahora, con la crisis, no hay quien se aventure con otras opciones. Como todos los años, paseando entre las casetas, y tirando de la lengua a los comerciales, nos enteraremos de ciertas cifras apocalípticas que, luego, resultan no ser tanto. Un sector, ya digo, necesitado de una renovación, que sigue apostando por el conservadurismo un tanto a lo don Tancredo, por aquello de verlas venir, una actitud que en el pasado les sirvió para sortear dificultades. Solo que esta vez el asunto parece ser más grave.

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