Amor de madre

Pascual García

– ¿Y a ti quién te gusta?

– A mí me gusta Carver. Un tipo enjuto, frío. Un tipo que va con gabardina porque allí a donde se acerca empieza a llover. Siempre se queda sin tabaco de madrugada y maldice por eso. Hace tiempo que no se corta las uñas de los pies y tiene heridas en los dedos, y pegotes de sangre seca, de las rozaduras. Un día me contó que cuatro o cinco años atrás paseaba su carrito de la compra por un supermercado de Nebraska –esa tarde de agosto no llovía, ese tarde estaba nevando en Nebraska- y que en uno de los pasillos de la superficie comercial, el de los congelados, se dio de narices con su madre, a la que hacía quince años que ni veía ni llamaba. Ella tampoco le había llamado en ese tiempo, me confesó como si el apunte fuera relevante en el desenlace de la historia.

– Hola Raymond, le dijo su madre.

– Hola mamá, le contestó él.

La caja en la que pagó su madre iba más deprisa que la suya. Así que ella salió de allí con una bolsa de papel de estraza en la mano mientras Raymond aguardaba turno para pagar lo suyo… Cuando alcanzó la salida, su madre ya no estaba… No ha vuelto a saber de ella.