Santander, el festival de festivales

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Juan Ángel Juristo

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Cartel de la 62ª edición del Festival con la figura de Ataulfo Argenta. / festivalsantander.com

Desde que en 1946 se creara un programa de oferta cultural a los estudiantes extranjeros que acudían a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, iniciándose en el claustro del seminario de Corbán, en el atrio del Hospital de San Rafael, que hoy alberga al Parlamento de Cantabria, y en la península de La Magdalena una serie de actividades musicales, el Festival Internacional de Música de Santander ha logrado ser conocido, junto al de Peralada, como el Festival de música clásica más importante de España de todos los que se realizan en verano. La importancia de este Festival fue tal que cuando, en 1952, Ataulfo Argenta y José Manuel Riancho, primer director del Festival, fundaron el Festival de la Plaza Porticada, quizá sin saberlo llegaron  a crear el mayor entorno que durante cuarenta años dio este país respecto al repertorio clásico. Desde luego fue durante largo tiempo la única actividad cultural de la ciudad y por ella han pasado lo mejor de los artistas del repertorio clásico y del teatro. El Festival de la Plaza Porticada dejó su actividad en 1990 con un concierto de la Orquesta de Cámara de Noruega y una interpretación de Mistvlav  Rostropovich. Este Festival Internacional es su heredero, incorporando gracias  a su nueva manera de enfocar el evento, espectáculos como la ópera y el ballet, siendo ahora Jaime Martín su director. Esta 62ª edición, que se desarrolla durante todo el mes de agosto, se inauguró con una exposición en la Plaza Porticada a quién fue su promotor y figura emblemática de la ciudad, el malogrado Ataulfo Argenta.

El mes está siendo fecundo en actos importantes, fruto de una cuidada programación. La primera semana hubo actuación de la Royal Philarmonic Orchestra, con su director Edward Gardner, que interpretaron piezas de Glinka y la Sinfonía Fantástica, de Héctor Berlioz, y un recital del tenor José Manuel Zapata, con sus espectáculo Operazza, mezcla de ópera, jazz y la pazzía, donde el repertorio de piezas de Albéniz Puccini se mezclaban con sonidos de las canciones de Cole PorterFrank Sinatra o Louis Prima.

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El cantaor José Mercé corresponde a los aplausos del público tras su actuación en el Festival. / festivalsantander.com

La semana siguiente nos trajo otras sorpresas, porque lo que caracteriza a un Festival de esta categoría es que el repertorio es cuidado, pero sobre todo atiende  a todas las sensibilidades. Así, desde un recital de Antonio Rosell  a la zanfoña con lírica romancera y cantares de gesta a lo Mio Cid, a una interpretación de El romancero gitano, de Federico García Lorca, con Manuel Galiana como recitador acompañado de Jorge “El Pisao” a la guitarra flamenca, pasando por un recital del Ensemble Andalusí de Tetuán, que interpretaron zéjeles y moaxajas, o los recitales que ha ofrecido de continuo la Joven Orquesta de Cantabria y la de Cadaqués. Así, la ofrecida por esta última de música de Tchaikovski, el Concierto número 1,  y la Sinfonía número 1 en Re Mayor, conocida como Titán, de Gustav Mahler.

Luego, el recital de José Mercé, de lo más curioso que deparó el mes, acompañado a la guitarra por Diego el Morao, que interpretó Mi única llave, el último álbum de Mercé, un cantaor que es capaz de mantener la esencia más pura del flamenco junto a estupendas versiones de Manu ChaoLuís Eduardo AuteVíctor Jara, los Pops Tops o Joan Manuel Serrat, y escuchado así por un público más amplio, amante de la música pop, o Cupaima, un espectáculo de danza española y flamenca que nos imbuye en algunos pasajes de la vida de Chavela Vargas, montado por Cecilia Gómez, que estuvo durante semanas hablando con ella en su casa de México sobre el espectáculo y la manera de llevarlo a cabo, por lo que bien se puede decir que este espectáculo fue el homenaje que el festival ha realizado de manera espléndida a la cantante mexicana. El Cuarteto Bretón, por su parte, ofreció un magnífico recital de obras de Beethoven, el Cuarteto número 4, y de Jesús Guridi, el Cuarteto número 2 en La Menor, de 1949, una de las piezas más afamadas del compositor vasco.

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Joaquín Achúcarro, durante su actuación. / festivalsantander.com

La última semana constituye el plato fuerte del festival. El recital de piano de Joaquín Achúcarro, con piezas de Mozart, Schumann, Granados, Ravel, Rachmaninov… da idea de la versatilidad de este intérprete, y luego, La batuta mágica: Feliz centenario, Señor Argenta, espectáculo montado para homenajear a Ataulfo Argenta en el centenario de su nacimiento, donde se combina el teatro, la música en directo y videoproyecciones, mientras se repasa la vida del músico.

Más tarde, el concierto de la soprano María Bayo, dando voz a piezas de Georges Bizet o Ernesto Lecuona, acompañada al piano por Rubén Fernández Aguirre, e incluso romanzas de zarzuela de Ruperto Chapí.

Hoy sábado, la Orquesta Nacional de España, dirigida por Jesús López Cobos, interpreta la integral de las Sinfonías de Johannes Brahms; mañana domingo, la soprano Cecilia Lavilla, con Miguel Ituarte al piano, ofrecen un recital-homenaje a Félix Lavilla; fielmente, el lunes la Orquesta Filarmónica Della Scala de Milán, dirigida por Semyon Bychkov, clausurará el festival con un concierto en el que Richard Wagner se codeará con Rossini, Puccini, Mascagni y Verdi, cerrando con Nabucco y La Forza del Destino. De seguro, una interpretación digna del renombre de esta orquesta.

Una edición de resultados excelentes que sigue manteniendo al Festival de Santander como marcada referencia y pionera en estos múltiples festivales que se celebran en toda España. En el centenario de Ataulfo Argenta bueno es recordarlo.

Información útil.
2 Comments
  1. Y más says

    Cantaor; Mercé es cantaor, no «cantante».

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