Los pintores de las manchas

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MACHACHO
'La sirga, en Le Cascine de Florencia' [Detalle], 1864, de Telemaco Signorini. / fundacionmapfre.org

Muy bonita la exposición que ofrece la Fundación Mapfre, en la sede Recoletos de Madrid, sobre los pintores italianos del siglo XIX que rompieron con los trazos de la academia y la pintura historicista para lanzarse a proponer estéticas nuevas y libres a propósito del tiempo incierto que les tocó vivir. La exposición llega desde París y los fondos proceden de colecciones públicas y privadas italianas, como la Galleria d’ Arte Moderna del Pallazzo Pitti, la de Roma, Milán, entre otras.

El siglo XIX fue una centuria movida, no sólo para España sino también para Italia, años de reunificación, de Risorgimento, en los que los habitantes de la península itálica sufrían presiones de intereses de potencias europeas y de la dinastía austríaca. ¡Qué les voy a contar!

El caso es que, influidos por los acontecimientos y por el deseo de combatir las máximas academicistas, hubo en Italia, a mediados del XIX un grupo de pintores concentrados en la capital entonces, Florencia, a los que unían ideas estéticas y compromisos políticos, los llamados macchiaioli, manchadores o manchistas, con fuerte carga de desprecio por parte del público y la crítica.

Sus nombres dirán poco al público español: Serafino di Tivoli, Saverio Altamura, Ferdinando Bonamici, Silvestro Lega, Giuseppe Bianchi, Cristiano Banti… Sin embargo, fueron precursores de los impresionistas franceses, a los que también en su momento llamaron de todo menos bonitos, cuando mostraban sus trabajos en público. Es lo que pasa chez les humains, que lo que innova, lo que cuestiona bases hasta ese momento inamovibles, escuece, también en el siglo XXI.

En la Fundación Mapfre exponen casi cien cuadros de formatos diversos, casi todos pequeños, que dan una idea muy buena de sus impulsos artísticos y de su preocupación política.

Los artistas coincidían en el Caffé Michelangiolo, de Florencia, donde discutían de lo divino y lo humano, sus ideas estéticas y sus opiniones sobre la manera de lograr la unidad de Italia. Habría sido bonito asistir a esas reuniones aunque fuera por unos minutos.

En la exposición, también se informa sobre la manera en que los macchiaioli inspiraron a pintores españoles al final del siglo XIX, como Mariano Fortuny (1838-1874), al que está dedicada la última parte de la exposición.

Salir al aire libre, abandonar las salas iluminadas artificialmente, fue un aglutinante poderoso para el grupo de pintores. Era una época en que ocurrían movimientos similares también en España, en otros terrenos: recordemos la puesta en marcha por Francisco Giner de los Ríos, Gumersindo Azcárate y otros, de la Institución Libre de Enseñanza, en 1876, que proclamaba la importancia de salir a la naturaleza en busca del conocimiento.  A lo que vamos.

El azar o la necesidad quiso que los amigos –pues de eso se trataba- pudieran reunirse a trabajar en Castiglioncello, la finca agrícola del crítico Diego Martelli, que compartía sus inquietudes, donde pintaron la belleza del campo toscano, escenas rurales, paisajes…

La exposición da buena cuenta de las etapas por las que pasó el grupo de macchiaioli, de la épica y belicista, con temas de soldados muertos y guardias a caballo, a la más intimista de los retratos burgueses, siempre con la idea de la unidad nacional italiana presente.

En la muestra pueden verse, además, proyecciones de fragmentos de películas de cineastas como Luchino Visconti que encontró ideas estéticas muy inspiradas en los cuadros de estos pintores.

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