Con ¿Quién mató a Bambi? el director sevillano Santi Amodeo vuelve a la comedia de sus principios (El factor Pilgrim) y deja atrás los originales dramas que consolidaron su fama (Astronauta y Cabeza de perro). Y regresa de manera llamativa con una película muy comercial, algo a lo que no nos tenía muy acostumbrados. Parece ser que entre comer o hacer lo que uno quiere, la elección es fácil.
Es evidente que Amodeo posee un lenguaje propio y una narrativa particular. Y hasta en esta comedia disparatada, frenética y gamberra ha dejado su impronta. Lo que en manos de otro director más convencional podría haber sido una gamberrada más se convierte bajo la dirección de Amodeo en una comedia negra interesante y original. No olvidemos que ¿Quién mató a Bambi? es una versión de Matando cabos, una cinta del mejicano Alejandro Lozano del año 2004.
La película se sostiene en dos pilares: una narración inteligente, ágil y precisa, que alterna con pulso secuencias de desparrame y locura con otras más serias, dejando entrever tras el humor aparente un relato de trasfondo dramático; y la interpretación de unos actores entregados a la causa, tanto los protagonistas (Quim Gutiérrez, Ernesto Alterio y Julián Villagrán), como el elenco de secundarios, en el que abundan los actores de la escuela andaluza, que por eso es de allí la producción. Nosotros nos quedamos con Joaquín Núñez, que aunque su papel no sea muy agradecido, sabe mantenerlo a la altura del resto y sentimos debilidad por él desde que lo vimos en la excelente Grupo 7.
No obstante, de todas las transgresiones narrativas que plantea Amodeo, aparte de un cartel surrealista, no entendemos la aparición de Iniesta, el jugador de F.C. Barcelona, en una secuencia. Puede que sea por introducir un elemento estrambótico fuera del relato y remarcar el componente absurdo, puede que porque esperaban que al salir en el tráiler arrastrase más gente al cine o quizá porque el futbolista haya aportado dinero para la producción y tenga ganas de que lo vean en su casa como a Eric Cantoná. Pero el caso es que esta secuencia ni viene a cuento ni aporta nada. Y de fútbol ya estamos un poco cansados.
En resumen, una disparatada comedia negra para todos los públicos que nos hará pasar un rato agradable, una moderna españolada de un director muy solvente, con elementos de humor absurdo mezclados con situaciones delirantes, que bajo la apariencia de un humor simple y sin retorcimientos esconde cierto trasfondo social.
Fui con unos amigos y nos reímos mucho. Un guión estupendo y unos actores fantásticos. Muy recomendable.