Un cuento de Navidad

2

La_vida_secreta_de_Walter_MittyEl histriónico Ben Stiller es sobre todo un actor cómico con una extensa carrera, pero también ha hecho sus incursiones en la dirección: Zoolander, Tropic Thunder… y otras películas de título un tanto exótico y disparatadas, exceptuando aquel retrato social de la conocida como “generación X” de sus inicios, Reallity bites. Ahora se ha puesto sensible con una versión modernizada de la película de los 40 protagonizada por Danny Key, La vida secreta de Walter Mitty, contándonos la vida gris, imaginativa y evasiva de un tímido editor de fotografía en la revista Life: en la original el protagonista trabajaba en una editorial de libros.

Stiller, que no es santo de nuestra devoción, quizá condicionados por las historias de su faceta de actor, ha compuesto una película de evidente espíritu navideño y redención espiritual, con estereotipos muy marcados, como dice el canon, y con cierto interés formal, basado principalmente en una buena fotografía, una realización correcta y algunas secuencias de exteriores de gran belleza,  acompañada de una música muy agradable.

La historia, sin embargo, que a ratos puede resultar entretenida, es ciertamente previsible y el guión no encierra ninguna sorpresa. De hecho, los espectadores más hábiles podrán adivinar el acertijo final si se lo proponen. Como apuntábamos hace un momento, nos cuenta los avatares de un tímido editor de fotografía de la revista Life durante los preparativos del último número impreso, que está enamorado “en silencio” de una compañera de trabajo y recurre a la ensoñación para escapar de su vida mediocre. Una serie de acontecimientos provocarán un cambio radical en su vida.

Sin perder el talante de bondad y buen rollo de la original, la cinta platea también, eso sí, un tanto edulcoradamente, que estamos en Hollywood, una trama social relacionada con la crisis económica y sus efectos sociales de ajustes de plantilla y despidos colectivos. Y, por supuesto, la posibilidad de superación personal, crecimiento y cambio. Y también como en ella, los secundarios de lujo (antes Boris Karloff, ahora Sean Penn) se llevan el protagonismo durante sus breves apariciones en pantalla, independientemente de con quién compartan plano. Las cuatro frases de Penn y algún plano exterior de algún lugar exótico sean quizá lo que más se recuerde de la cinta.

A pesar del buen trabajo de Stiller en la dirección y algunos toques de humor ingeniosos, a nosotros la película simplemente nos ha hecho pasar un rato entretenido en agradable compañía, viendo paisajes de Islandia y escuchando buena música; lo demás no nos ha interesado demasiado.

2 Comments
  1. Icoman says

    Yo opino lo mismo. Me encanto la fotografía y me hizo pasar un rato agradable en Navidad pero la cinta no pasa de ahí. Se hace raro ver a Stiller en algo que no sea cómico.

  2. paceltaslosdeteruel says

    A mi lo que mas me alucina, desde hace años, como se parece Stiller a mi tatuador…. Es que son clavaos…

Leave A Reply