Los Goya del efecto Wert o el debate del estado de la nación

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David Trueba, en una de las numerosas ocasiones en las que subió al escenario, con el premio a la 'Mejor Película' por 'Vivir es fácil con los ojos cerrados'. / Víctor Lerena (Efe)

A fuerza de despropósitos en la gestión, desplantes y mucho tesón, nuestros gestores de lo público están consiguiendo que en las galas de los Goya se preste más atención a las reivindicaciones sociales y políticas de presentadores y premiados que al propio cine y sus premios. Y dada la situación de colapso económico en que se encuentra nuestro cine, quizá sea mejor. En cierta manera, la Gala de los Goya es como un Debate del Estado de la Nación, pero sin debate. Y en la de ayer, que era la vigésimo octava edición, ni siquiera estuvo el ministro titular del ramo.  Tenía que desayunar té esta mañana en Londres.

La espantada de Wert ha enfadado mucho a una profesión indignada y vapuleada por la crisis y por el retraso en el desarrollo de unas medidas estructurales de reforma del cine y su industria, demandadas desde hace tiempo, que vieron como en su lugar se sacaba Montoro de la chistera la subida del IVA al 21%, aunque ahora esté reculando desde el mundo del arte y estudiando una rebaja del IVA cultural, que el cine espera como agua de mayo.

Nosotros entendemos que el cine esté enfadado con Wert, brillante cabeza visible de las medidas que lo acosan y de las que no se toman. Y nos parece inaceptable que no tenga la responsabilidad ni el valor de acudir a una de las citas culturales más importantes del año. “Imaginan un Ministro de Defensa que no acude al Desfile de las Fuerzas Armadas”, dijo Mariano Barroso al recoger el Premio al Mejor Guión Adaptado por Todas las mujeres. Javier Bardem, en su breve intervención al entregar el premio a Mejor Interpretación Femenina de Reparto para Terele Pávez por Las Brujas de Zugarramurdi, se preguntó en qué país admitirían la ausencia del titular del ramo, le echó en cara que también era ministro de Cultura, bueno, de “anticultura”, y aprovechó para recordar la lucha victoriosa de la Marea Blanca por la Sanidad Publica.

En contra de la reforma de la ley del aborto de Gallardón, se posicionaron dos actrices con premio, “no dejes que decidan por ti”...  Natalia Molina, al recoger el de Mejor Actriz Revelación por Vivir es fácil con los ojos cerrados, recordando las dificultades de su personaje, una joven embarazada en la España de los sesenta. Y Marián Álvarez, al recoger el de Mejor Interpretación Femenina Protagonista por La Herida. Mientras que Terele Pávez, quien protagonizó uno de los momentos más emotivos de la gala -junto al de Javier Cámara cuando recogió el premio a Mejor Interpretación Masculina Protagonista por Vivir es fácil con los ojos cerrados-, se acordó entre lágrimas de su hijo, y de una profesión a la que ha dedicado 60 años, “trabajando cuando he podido”.

Hubo más perlas para Wert y su ministerio a lo largo de la Gala, tanto de premiados, como de quienes entregaban los premios y hasta del presentador, Manel Fuentes, “estamos en una gala histórica, la primera sin un ministro de cultura”, quien sobre todo se acordó de Montoro en sus intervenciones, divertidas, ágiles, aunque con algo de amaneramiento. Y también mucha indignación; a diferencia de la Gala del año pasado, en la que percibimos un punto mayor de pesadumbre.

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Terele Pávez, emocionada, tras recibir el premio a la mejor actriz de reparto por 'Las brujas de Zugarramurdi'. / V. L. (Efe)

Sin embargo, el presidente de la Academia, en un discurso con sabor a despedida, prefirió elegantemente no referirse a él, a pesar de que, entre otras cosas y como reflejo de la situación general, su distribuidora, Alta Films, tuvo que cerrar el año pasado por problemas económicos. González-Macho volvió a arremeter con emoción y firmeza contra la pasividad de los responsables de la cosa pública por acometer las reformas que el cine necesita, recriminándoles que “sólo hagan declaraciones de buenas intenciones”; insistió en la ineficiencia de la subida del IVA y la sangría social que está provocando, mencionando de paso que “incluso en el PP hay gente que está en contra de esta medida”, refiriéndose al presidente de la Comunidad de Madrid, al lado del cual estaba sentado en la Gala; recordó el daño que sigue haciendo la piratería, la reducción de la recaudación y el cierre de 400 salas el año pasado; y concluyó que “hacer cine en España es un acto heroico”, pero que “el futuro es de de quien cree en él”.

Su intevención fue extraordinariamente aplaudida y el realizador, de  manera inexplicable, cortó los aplausos para dar paso a los premios de los cortometrajistas, mientras veíamos la cara de “yo sí que estoy aquí” del secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle.

Fuera del Centro de Congresos Príncipe Felipe, del Hotel Auditorium de Madrid, donde transcurrió la Gala, también había indignación. Los trabajadores de Coca-Cola afectados por el anuncio de cierre de su fábrica de Fuenlabrada repartieron octavillas y gritaron su incertidumbre y su dolor. También estuvieron los de la Plataforma Stop-Desahucios y el colectivo de figurantes, reivindicando de nuevo un trato mejor dentro de la profesión.

La Gala, en general, transcurrió con agilidad, y hubo momentos divertidos, pero no demasiado. Manel Fuentes, algo nervioso y amanerado, como recordábamos antes, se esforzó por insuflar humor en un ambiente que olía a pesadumbre e indignación, pero no lo consiguió. Sólo las canciones de O´Dogherty, para apoyar a los cortometrajistas o alguna intervención de Joaquín Reyes lograron arranca alguna sonrisa en las butacas. Nos pareció ingenioso el número de las conversaciones telefónicas de los anteriores presentadores de la Gala, criticando a Manel.

En cuanto a los premios, nos parece una pena que Las brujas de Zugarramurdi no estuviera ni siquiera nominada a mejor película y mejor director, aunque nos parece estupendo que se haya llevado 8 premios de las 10 nominaciones, todas técnicas, excepto la de actriz de reparto, a las que optaba. Sentimos que Caníbal sólo se llevara, y muy merecidamente, el de Mejor Fotografía. Y no estamos de acuerdo, como ya dijimos aquí, que la mejor película europea sea Amor, de Haneke. Nosotros habríamos preferido La Caza, de Thomas Vintenberg.

Y sobre todo nos parecen excesivos los premios para la gran vencedora, Vivir es fácil con los ojos cerrados, que se llevó seis de los siete a los que optaba: mejor película, director, guión, actor protagonista, además de música original y actriz revelación. Vamos a empezar a pensar que los hermanos Trueba se parecen a los hermanos Weinstein. La gran perdedora fue La gran familia española, que de los once premios a los que optaba sólo se llevó los de mejor canción original e interpretación masculina de reparto para Roberto Alámo.

En definitiva, una Gala de los Goya de cansancio y transición hacia un escenario desconocido, que ha vuelto a poner de manifiesto la división entre el mundo del cine y la política, y a ser la plataforma de queja de nuestro cine y del resto de la sociedad.

Como colofón a las palabras del presidente de la Academia de Cine en la diagnosis de la crisis del cine español, sepan ustedes que la película triunfadora en esta edición de los Goya, Vivir es fácil con los ojos abiertos, se estrenó el 31 de octubre, pasó sin pena ni gloria por nuestras salas y actualmente sólo se puede ver en tres sesiones de un cine de Salamanca, en dos sesiones de los Cines Princesa de Madrid, y en una sesión en un cine de Barcelona y otro de Cádiz. Eso es el cine español. A ver cómo vuelven a las salas los espectadores perdidos. Que se lo pregunten a Wert, cuando se acabe el té.

12 Comments
  1. sor citroen says

    Pero Serrano!!!! Los Goya estan relacionados con la industria del cine y con la politica y con la situacion social del pais…pero tambien con la moda!!!! Y no has comentado lo glamurosas y fashion k iban nuestras actrices en la alfombra roja ( en España tambien es roja o roja y amarilla?, bueno da igual…) k no tiene nada k envidiar a las americanas… y es k yo, cari, desde lo de las hijas de Zapatero con aquellos looks, tengo un miedo…

  2. Lara says

    Está claro que en este País algo o mucho falla… Que una gala pase de fiesta a una procesión de quejas y que para ver una peli buena tengas que vivir una aventrura en busca de una sala que la proyecte…. Es que no nos falta detalle, la verdad!

  3. celine says

    Es penosa la falta de elegancia de ellos y ellas, lo poco pulido de sus gestos, de sus actitudes ante los fotógrafos. Y lo peor es cuando abren la boca para decir cualquier cosa. Al cine español le faltan guionistas inteligentes, directores sensibles y actores que doblen a los actores porque los actores son inaudibles. Por lo demás: directores de fotografía, atrezzo, peluquería, vestuario, música, etc, chupi canela.

  4. Y más says

    ¿De verdad es al ministro a quien hay que preguntarle por qué no regresan los espectadores a las salas de proyección del cine español?

  5. KINGSPINCH says

    No estoy de acuerdo con las voces que se quejan de la «politización» de la gala de los Goya. Incluso los hay que disculpan la ausencia del ministro y le compadecen. Pobre, le iban a abuchear. Además de que es exagerado decir que abundaron las referencias políticas en la gala (no hubo tantas, ni fueron tan “crueles”)… ¿Por qué razón habría de callarse uno cuando hay un evento que le permite hacerse escuchar? ¿Porque no es el lugar o foro “apropiado”? ¿Porque es molesto? ¿Molesto para quién? ¿No debería alzar la voz todo colectivo que se siente víctima, en este caso, de una legislación cultural regresiva? El problema es que el sector que abandera la cultura no tiene fuerza alguna para hacerse oír. Los transportistas se ponen en huelga y se paraliza el país. Los basureros se ponen en huelga y nos comen las ratas. Los trabajadores del metro se ponen en huelga y se colapsa una ciudad. Si se ponen en huelga los del cine o los del teatro… ¿Le importa a alguien o la vida sigue? Yo diría que la vida sigue, pero más triste e ignorante, pero eso la gente no lo nota, y el poder lo sabe. Por eso se cuidan más a los turistas que a los espectadores.

    Los tertulianos de radio y tv, periodistas y no periodistas, se echan las manos a la cabeza porque un presidente de la Academia del Cine declare que es injusto considerar a la cultura como bien de lujo y ponerle el tramo más alto de IVA. ¿Por qué hay que callarse como si nada pasara? ¿En los foros intelectualoides de análisis sí se puede hablar pero en una tribuna de una gala de premios no?

    Y esto da para debate aparte, así que no me extiendo sino que lo dejo caer. Los que llaman a la gente del cine unos quejicas que claman por más dosis de teta del Estado, los que dicen que es un sector subvencionado, quizá no saben cómo funcionan el resto de sectores de nuestra economía, que por activa o por pasiva, toooodos están subvencionados. Y algunos sin méritos éticos. Al fin y al cabo, las ayudas al cine y al teatro lo que hacen es repercutir en el último eslabón de la cadena cultural, y poner el consumo de la cultura lo más cerca del alcance del pueblo es invertir en calidad social. Que nadie lo dude. Pero claro, esto es muy difícil de entender. Son más fáciles los esquemas que tienen números. Cuando hay crisis casi todos somos “de ciencias”.

  6. hookanibal says

    Independiente del despróposito de Wert, las pésimas pelis, las mas que previsibles declaraciones de los actores, recordar la opinión de Hitcock respecto a los actores y sus capacidades cognitivas. El espectculo como tal fue un peñazo, un ladrillo, aburrido, aburrido.

  7. hookanibal says

    PS:
    Solo me gusto la peli de las Brujas las demás una full.

  8. KINGSPINCH says

    Ah, y para los «informados» ciudadanos que critican el cine español gratuitamente desde la barra de un bar, un poco de información básica, para opinar con más criterio.

    http://cinemania.es/noticias-de-cine/lo-que-no-se-cuenta-del-cine-espanol

  9. alberto cagardón says

    En cuanto a Cine-basura, nada como lo que nos mandan de EEUU las importadoras-distribuidoras mafiosas. Nueve de cada diez son una mierda, y la que se salva suele ser mediocre, pero como nos las imponen las distribuidoras a tragar. El cine español precisamente hace taquilla cuando produce mierda como las sagas de Torrente, pura mierda para que descerebrados hartos de palomitas llenen el cine, es decir posibles votantes del PPSOE. La derecha española se quedó en el cine de Raza y Lina Morgan. Cuando no se qué director hizo el numerito y se pintó las manitas de blanco, los del PPSOE no se quejaron, pero cuando les critican su caradura, choriceo, y lamentable gobierno, entonces ladran. Peor que el cine español es la rancia derecha fascista español, su partido el PP y sus descerebrados votantes.

  10. de coña says

    Si el cine español es «malo» comparado con el USa, qué decir de nuestros ladrones y palurdos polítcos, nuestra basura de periodístas mamporreros del poder (marhuenda forever), los tontulianos que saben de todo y de nada, y el aborregado pueblo que vota año tras años a los mismos ladrones que les roban todo, los gurtelerenianos. El cine comparado con el resto de lo que se hace en España, es de lo poco que se salva.

  11. de pena says

    A España le falta inteligencia en general.

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