Fuerte, herida y noble

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PHILOMENA_CStephen Frears es un reputado cineasta inglés que ha hecho todo tipo de películas, la mayoría de las cuales gozan de una calidad por encima de lo normal (Las amistades peligrosas, Ábrete de orejas, La camioneta, Alta fidelidad, The Quenn…). Ahora nos sorprende con una drama social atenuado con cierto humor sobre las adolescentes de posguerra que eran confinadas por sus propias familias en ciertos conventos irlandeses para evitar la deshonra cuando se quedaban embarazadas, y cuyos hijos generalmente eran dados en adopción a familias pudientes.

La historia de Frears, cuyo guión ha escrito el también protagonista y productor del filme Steve Coogan desde la novela original de Martin Sixmith, basada en un hecho real vivido por él mismo, enfoca el tema desde la búsqueda del hijo perdido por parte de una de estas niñas cinco décadas después. Para ello recurre a un periodista político caído en desgracia, cínico, escéptico y desencantado, quien le acompañará desde Inglaterra a Irlanda y luego a EEUU, en un viaje en el que iremos descubriendo el carácter de esta mujer golpeada y fuerte, que ha sabido adaptarse sin resentimiento a lo que la vida le ha dadoEn este punto se separa de Las hermanas de la Magdalena, la terrible película de Peter Mulan sobre el mismo tema, pues el tono realista con momentos de humor que mantiene Frears con el guión de Coogan guarda una distancia prudencial del drama que encierra la historia y, sobre todo, se aleja de la autocompasión o el melodrama sin más. Este es precisamente uno de los valores de Philomena, un enfoque narrativo sin trampas sentimentales que consigue acercarnos a los personajes y su desgracia con respeto y sobriedad, consiguiendo, así, una identificación en el espectador mucho más profunda, que abarca todas las circunstancias vitales y no sólo el drama medular.

Frears ha sabido unir muy bien la trama personal del presente con el contexto social e histórico del pasado, revelándonos ésta parte a través de los recuerdos dolorosos de su protagonista y del reencuentro con algunos de sus antagonistas. El conocimiento progresivo de ambos personajes principales (madre y periodista) va enriqueciendo tanto argumental como emocionalmente la historia, y el entendimiento de los estupendos actores resulta fundamental en este punto. La excelente Judi Dench (Shakespeare in love, Chocolat, Casino Royale…) ha sabido dotar a su personaje de la fuerza, sencillez y emotividad necesarias, y Steeve Coogan, habitual de algunas películas de Winterbotton como 24 hours party people o Tristam Sandi, o de la estupenda y más reciente Qué hacemos con Maisie, de la que hablamos aquí hace un tiempo, le da réplica aportando la parte más racional, escéptica e indignada de la historia, quizá la posición de la que partimos todos los espectadores, del prejuicio.

Philomena es el retrato sin trampas de una mujer fuerte con el corazón dañado en unos tiempos indignos. Es la historia de una mujer que no pudo ser niña. De una niña que quiso amar y no le dejaron. Y de una madre que a pesar de todo aprendió a perdonar. Pero es también el retrato de unas religiosas que obraron mal en nombre de Dios. De un sistema social perverso y una moral mal entendida. Las historias turbias, violentas e injustas de los conventos e internados ya las conocíamos más o  menos. Pero la grandeza de un personaje como Philomena, de esta mujer herida, fuerte, perseverante y noble, que con su amor, aceptación y perdón supo redimirse de su propio dolor, no. En los grandes de corazón no cabe el rencor. Por cierto, tampoco se llevó ningún Oscar.

2 Comments
  1. celine says

    Gracias al griego del bachillerato supe que Filomena es fuerte, amiga de la fuerza, para ser más exactos y peores traductores. Dench me encanta. Nada, que no me la pierdo.

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