La Biblioteca Nacional de España (BNE) ha conseguido recuperar su estatus perdido con el último gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, ya que el ejecutivo ha aprobado concederle un marco legal similar al que ya tienen el Museo del Prado, desde 2003, el Teatro Real y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, éste último, desde hace tan sólo un año. Es una buena noticia.
La que fuera ministra de Cultura, Angeles González Sinde, tuvo el dudoso honor de ser quien descabalgara a la mejor biblioteca de España de su categoría de Dirección General. Había que ahorrar en gastos superfluos y la cultura sigue teniendo para algunos gobernantes –y no gobernantes- españoles ese cariz de lo no estrictamente necesario. Es muy paradójico que sea bajo el mandato del denostado ministro José Ignacio Wert -se intuye la influencia de José María Lasalle-, cuando la BNE recobre su dignidad y aumente su capacidad de gestión y de acción. La vida.
El caso es que el motivo por el que Milagros del Corral, anterior directora, dimitió sin miramientos, ahora se subsana, liberando a la institución de la penosa dependencia que la mantiene atada de manos, teniendo que bregar con pocos medios y poco personal. Con la gestión de su parte, y andado el tiempo, es deseable que la BNE sea capaz de generar recursos propios y verse favorecida por la colaboración con sociedades o fundaciones que tengan en común la defensa del patrimonio cultural.
En el anteproyecto de ley se define a la BNE como “institución científica y cultural de primer orden” y hay la tentación siempre de escuchar estas palabras como si se tratara de un automatismo. ¿Quién va a osar poner en duda lo importante que es para la cultura la BNE?
Sí, pero, a todas éstas, volvemos a la pregunta que se repite como el Día de la Marmota, o como el tipo aquel, Alfonso van Worden, que despertaba siempre a los pies de los colgados, en El manuscrito encontrado en Zaragoza, la novela de Jan Potocki. ¿Qué es cultura? ¿Y tú me lo preguntas?
La directora de la BNE, Ana Santos Aramburo, ha dicho a cuartopoder.es que “El tema de la autonomía es importante pero lo es más el del reconocimiento como institución esencial para la cultura española. El texto actual es un anteproyecto que debe iniciar su camino de aprobación administrativa por diversos organismos, un periodo de información pública, etc., hasta la aprobación del texto de la ley en las Cortes. Tardará un tiempo pero este paso era necesario. En el plazo de un año se deberá aprobar su Estatuto que regulará más concretamente el funcionamiento de la institución”.
Pero Santos Aramburo insiste en que “el valor de la ley no es simplemente su mayor capacidad de autonomía sino el reconocimiento como institución esencial para la cultura española”. El hecho de que, a pesar de las dificultades por las que sigue atravesando el país, el gobierno haya decidido llevar adelante el anteproyecto de ley lo valora como algo esencial: “La categoría que un gobierno otorga a una institución de estas características es proporcional al significado que debe darle a la cultura como valor esencial para la sociedad y medio de mejora de las personas”
Milagros del Corral, que tiene las pestañas quemadas del humo de cien batallas, en la guerra de "Qué-hablamos-cuando-hablamos-de-cultura", cuenta a cuartopoder.es: “Ha sido objeto de innumerables estudios y acalorados debates en la UNESCO. Yo me quedo con el concepto integrador: la cultura es un continuum acumulativo que fluye a lo largo de los tiempos. Las creaciones que hoy difunden las industrias culturales no son ajenas a influencias de obras anteriores y están abocadas a pasar a ser patrimoniales dentro de unos años. ¿Acaso cuanto creó la vanguardia protagonista de la "Movida" de Madrid, en los 80, no es ya parte integrante de nuestro patrimonio?”
Y ¿quién vela por ese patrimonio? Pues, uno de los templos más importantes –para algunos, entre los que me cuento, el que más- es precisamente la Biblioteca Nacional de España, con que albricias. Para Del Corral, ese patrimonio es nuestra memoria cultural colectiva “Por eso es necesario cuidarlo y preservarlo aunque, en el corto plazo, no aporte votos”, dice.
La creación y las industrias culturales no son antagónicas a las instituciones que protegen ese patrimonio, sino complementarias. Y, en efecto, unos gobernantes lo entienden así mientras otros no alcanzan a verlo.
Este reconocimiento a la BNE la acerca a las otras importantes bibliotecas nacionales del mundo: Metropolitan, Congress, Bibliohèque National Française, British Library, mejor consideradas por sus administradores políticos. Para Santos Aramburo: “Las bibliotecas nacionales han pasado de ser centros depositarios de la producción cultural de los países a convertirse en instituciones básicas para el desarrollo de políticas culturales. La elaboración del anteproyecto ha tenido en cuenta la consideración que otras grandes bibliotecas tienen en sus países y ha intentado reflejar el valor de la BNF para la cultura y la lengua francesa o la importancia del apoyo a la investigación y la generación de conocimiento de la British Library, aunque es cierto que son instituciones que cuentan con muchos mas recursos”.
Entre nosotros, los recursos van a parar a otros destinos, fúmbol y tal. No hace falta caer en la demagogia más indecente para reconocerlo. Pero algo se va avanzando y eso es para felicitarse.
Estoy de acuerdo. Es una muy buena noticia. Y la de la remodelación del Museo Arqueológico, también.