Los otros centenarios: Bohumil Hrabal y Marguerite Duras

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Portada de la
Cartel de la exposición sobre Bohumil Hrabal que se puede ver en La Casa del Lector.

En cuestión de centenarios no todo es Octavio Paz y Julio Cortázar, incluso convendría fijarse en el nombre de William Borroughs, del que el pasado mes de febrero se cumplieron cien años de su nacimiento y aquí ha pasado sin pena ni gloria eclipsado por nuestros escritores en español. Mejor suerte han corrido Bohumil Hrabal y Marguerite Duras, dos nombres emblemáticos de la literatura europea de la segunda mitad del siglo. El viernes pasado se inauguró en la Casa del Lector una hermosa exposición, Bohumil Hrabal. 1914- 1997. Los frutos amargos del jardín de las delicias que, comisariada por Monica Zgustova, traductora al español de algunas obras de Hrabal como Una soledad demasiado ruidosa, Bodas en casa, Personajes en un paisaje de infancia, que quiere rendir homenaje al centenario de quien ha sido uno de los grandes escritores centroeuropeos, referente de generaciones más jóvenes, como Milan Kundera, y para muchos el digno sucesor en Praga del legado de Franz Kafka y de Louis Ferdinand Céline, a quienes se propuso superar en sus planteamientos. Resulta sorprendente en principio que en lo tocante a centenarios en España hayamos optado, por mucho que se hayan empeñado las instituciones culturales checas, en preferir homenajear a Hrabal que a Borroughs, el genialoide miembro de la Beat Generation, pongamos por caso, pero lo cierto es que en la presentación de la muestra, César Antonio Molina, director de la Casa del Lector, pareció dar con la clave cuando afirmó que para una generación de jóvenes españoles, los que ahora rondan la sesentena, Trenes rigurosamente vigilados, que está basada en una novela de Hrabal, se convirtió en una película referencial, mítica. Hay que añadir que para los que frecuentaban los cineclubs, claro.

Pero Bohumil Hrabal siempre fue persona muy apreciada en España. Aún recuerdo la visita que realizó a Madrid y el encuentro que algunos tuvimos con él y el arrobo con que nos conquistó y nos dejamos conquistar. Fue en esa ocasión cuando dijo que era tarea de todo joven poner en duda su propia existencia, frase que alcanzó años después su justo desvelamiento cuando, eso dice su biógrafa Monica Zgustova, se quitó la vida en el hospital donde estaba ingresado a consecuencia de una artritis. No fue la versión oficial, mucho más edulcorada que se refería a que el escritor perdió el pie cuando quiso dar comida a unas palomas.

Todo esto se cuenta en la biografía de Hrabal, Los frutos amargos del jardín de las delicias, que se publicará esta semana en Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores, una edición corregida y ampliada de la que publicó Destino hace muchos años en una edición de bolsillo inencontrable. La muestra consta de ocho secciones temáticas, estructuradas en paneles, donde el visitante podrá contemplar primeras ediciones de las obras de Hrabal, fotos, muchas fotos de este escritor que quiso ser obrero metalúrgico, que habitó casi toda su vida junto a ellos y que era asiduo cliente de una cervecería, “El tigre de oro”, que se convirtió en legendaria: hay una foto del local donde, junto a Hrabal, se encuentran Vaclav Havel, lo que no choca mucho... y Bill Clinton. Consecuencia de una fama con la que se mostró siempre un tanto indiferente. Hrabal fue el poeta del arrabal y nadie como él logró en los últimos tiempos saber habitar ese espacio en la literatura.

La muestra cuelga también los carteles de cine de las películas, bastantes, basadas en novelas suyas, sobre todo las famosas que dirigió Jiri Menzel. Un bello homenaje.

Y ahora el otro centenario, que viene con nombre de mujer que lo fue todo en el panorama cultural francés de posguerra, que logró éxito y fama en los tiempos del Nouveau Roman, que en los años ochenta, sobre todo a raíz del estreno de la película El amante, de Jean Jacques Annaud, consiguió renombre internacional y que poco a poco, coincidiendo con cierta banalización cultural, su estrella se ha ido atenuando bastante. El 4 de abril de 1914, nació en Saigón, actual Ciudad Ho Chi Minh, en la Indochina, actual Vietnam, Marguerite Donnadieu, conocida literariamente por Marguerite Duras, una autora por la que Francia se desvive en este centenario con todo tipo de debates, reposición de películas suyas o basadas en obras escritas por ella, con estrenos de obras de teatro en las principales salas de Francia y, por si fuera poco, la edición, en mayo, de sus Obras en La Pléiade, lo que equivale a ser denominado ya un clásico. Nada menos.

El país, acostumbrado a ser una referencia mundial de sus intelectuales, ve como las grandes figuras del pasado se desvanecen y la idea misma de cultura, tal y como se entendía, también. De ahí que la muerte del historiador Jacques Le Goff, la semana pasada, adquiriese visos alarmantes. Marguerite Duras, escritora curiosa donde las hubiere, fue mito de una época que aspira a convertirse en mito: la que se se extiende de la posguerra europea a los años setenta. Toda época mantiene su leyenda: Duras colaboró en la Resistencia y cayó en una emboscada de la que logró salvarse gracias a un joven Jacques Morland, bajo cuyo nombre se ocultaba François Mitterrand. Cosas así, sus amantes, sus novelas donde el amor, el abandono, la precariedad, la sensualidad femenina y la muerte se enseñorean de un mundo propio, frenético, hicieron de Marguerite Duras un símbolo de la literatura de aquellos años. Acordémonos: Hiroshima, mon amour, de Alain Resnais; India Song; Moderato cantabile; El amante de la China del Norte; El arrebato de L.V.Stein...

Una obra enorme, extensa, donde se tocaban todos los géneros... Ahora en La Pléiade.

3 Comments
  1. paco otero says

    Ni la llamada alta cultura ni la baja se libran de la manipulación y los intereses de los especuladores y si alguien osara o se le ocurriese poner en duda o criticar tamaña y barbara utilización de la CULTURA, se volcarían estos grandes señores sobre ellos y serian vilipendiados con frases como,canta mañanas, cacaseno etc.

    afortunadamente la cultura a secas, esa parcela el saber y el conocimiento si es caminado correctamente, nos lleva a desarrollar cierta conciencia critica, la cual nos permite no decir amen jesus a todo el escaparate de los tales especuladores señalados(los cuales muchos de ellos dejan a la altura del betún a nuestro esperpéntico Zaratustra Valleinclanesco)…como mínimo nos permite apreciar las ausencias…en este caso los centenarios…

    En el 2002 tuve la suerte de participar en Rabat del centenario de Cernuda, en el recital siguiente del mismo año se añadió Alberti en tetuan y ya al final del año se incluyo Nicolás Guillen en CASA BLANCA..,
    En fin maestro JURISTO,TENER AÑOS,MEMORIA Y EL DEFECTO DE LEER E INFORMARSE de cuando en cuando trae como consecuencia soltar de una tacada esta perorata…un riguroso saludo y afectuoso abrazo

  2. escapada romantica valencia says

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    Saludos

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