Hijo, quiero ser artista
Paco León continúa en Carmina y amén con la inspiración cinematográfica que encontró en la figura de su madre hace dos años con Carmina o revienta y, en lo que parece un cierre del periplo argumental familiar, nos ofrece una historia más elaborada en cuanto al argumento de ficción, abandonado, en cierto sentido, el matiz casi documental y experimental de la película primera pero manteniendo la osadía, la transgresión y el desafío estético de aquella.
En este caso, la figura casi biográfica de Carmina Barrios -la madre del director, para quien a estas alturas todavía no lo sepa- se desdibuja sin perder singularidad tras un rotundo personaje de ficción, encarnando a una madre de un barrio obrero que, con la complicidad de su hija, oculta en su casa durante dos días el cadáver de su marido antes de darlo oficialmente por fallecido para poder cobrar la paga extraordinaria en el banco el lunes a primera hora, ya que ha muerto repentinamente durante el fin de semana.
A pesar de que Carmina y amén se ha llevado en el reciente Festival de Málaga de Cine Español el premio al mejor guión, además del de mejor actriz de reparto para Yolanda Ramos, intuimos que, más que un trabajo de texto, detrás de esta historia hay mucha improvisación y mucho dejar hacer a los actores. Y quizá sea ésta una de las claves de las dos películas de Paco León, un actor con las ideas claras, que tiene fe en el trabajo de los actores y que sabe captar la magia que a veces se crea en los rodajes cuando las cosas discurren en libertad y confianza.
Reconocemos a León su talento para la dirección, pues sabe mantener un trato muy adecuado con la cámara en relación a la historia, con planos medidos unas veces, otras improvisados, y tiene un sentido del ritmo de la narración más que notable. Además, con un argumento aparentemente sencillo ha logrado dibujar un retablo de la sociedad española bastante interesante y sobre todo muy divertido. En realidad, su aparente vanguardismo es la máscara del más puro clasicismo de la comedia española.
Y por si esto fuera poco, el actor sevillano ha vuelto a demostrar que tiene unas dotes mercantiles más que notables, liándola de nuevo con la manera de estrenar y distribuir la película. Si Carmina o revienta se estrenó simultáneamente en salas, internet y venta de DVD, logrando ser pionera en estos derroteros comerciales, Carmina y amén ha podido ser vista por miles de personas en el preestreno en un centenar de salas y, además, Paco León se ha inventado algo así como “Paco On Tour” para presentar personalmente la película, acompañado por su madre y protagonista, en aquellas cinco ciudades elegidas por los internautas a través de un concurso.
Al margen de toda esta campaña de promoción, en la que tiene mucho mérito la distribuidora española A contracorriente films, basada en la confianza del boca a boca, que le ha llevado a estar entre las cinco primeras el día de su estreno, en competencia con la inalcanzable Ocho apellidos vascos, la película tiene muchas virtudes cinematográficas que a nosotros nos gustan. No sólo las mencionadas anteriormente en relación a su director, sino también el esfuerzo notable de la madre del protagonista y su hermana, María León, en la actuación, además de una brillante selección musical de grupos españoles como Pony Bravo, Espaldamaceta o Pájaro.
Paco León ha sabido sacar partido a la popularidad que le ha dado su personaje de Luisma en Aída, logrando acercarse a un público mayoritario con un producto muy personal. Además ha sabido aprovechar la oportunidad de dirigir y ha encontrando un hueco en el cine español. Que dure. Aunque de momento tengamos que decir amén a Carmina, la madre del artista y artista de peso ella misma, un icono del cine español transgresor, con la “rotundidad” de Rafaela Aparicio. Hijo, quiero ser artista.
